La doctrina de la velocidad
LA LUZ DEL SOL ME ILUMINA, PORQUE DELANTE tengo al Porsche 911 Carrera T. Una versión aligerada del deportivo alemán, sin plazas traseras, con menos aislamiento acústico, un parabrisas más fino... Esencia pura de lo que fueron los 911, así que me pongo en camino. Justo delante de mí veo un cuentarrevoluciones enorme (firma de Stuttgart), que es muy útil al usar la caja de cambios manual de siete velocidades y transmite mucha emoción. Un vistazo al cuadro, ajuste eléctrico de los asientos y en marcha.
El motor trasero se despierta con un sonido ronco y eso que aún voy con calma rumbo a la pista. Allí se me dibuja una enorme sonrisa. Un estado de ánimo que va a seguir así hasta que devuelva el coche.
El Carrera, despojado de algunas de sus cadenas, me conquistó con sus 385 CV de potencia, que le ayudan a rodar por encima de los 250 km/h con soltura y sin restricciones. Bondades de rodar en circuito ovalada con curvas peraltadas... Vuelvo a la recta y acelero de nuevo a fondo para disfrutar de su potencia sin contemplaciones. ¡Qué gozada!
Es un deportivo equilibrado y afilado que clava las garras y el sonido de su motor en tu espina dorsal una y otra vez con cada explosión y se cuelan por cada hueco del poco aislante acústico restante en el coche. Estas aceleraciones en las rectas resultan adictivas y acortan el tiempo que pasa hasta la siguiente curva, donde el Porsche acaricia los vértices con elegancia, temeridad y despreocupación absoluta. Todo al mismo tiempo. Casi parece arrogante de lo fácil que le resulta todo.
Es cierto, la facilidad con la que se conduce este 911 T es sorprendente y sus capacidades dinámicas parecen haberse incrementado en suelo italiano. Lo único que puede poner freno a una máquina como esta son los límites de velocidad de las carreteras públicas, donde hay que controlar los impulsos. Aunque sólo de pensar en las autovías alemanas sin límites de velocidad, el Porsche 911 Carrera T y yo nos ponemos nerviosos. ¡Qué discreto y qué cochazo!
Un gran coche deportivo que es francamente adictivo"
Pekka Kaidesoja, AUTO BILD, Finlandia