¿Qué hacer al 'negociar' una subida o una bajada?
La clave se reduce a una palabra: inercias. Dicho de otro modo, de cara a una Eco-conducción es contraproducente desaprovechar las inercias. Lo explicaremos con un ejemplo: Imagina que circulas por una carretera en pendiente descendente y que, al llegar a su parte más baja, ‘empalma’ con una pendiente ascendente, es decir, el trayecto discurre por una especie de valle. Muchos conductores bajan dicha pendiente pisando el freno y, por tanto, desperdiciando velocidad ‘gratuita’. Hacer esto repercute en que se necesite acelerar más de la cuenta para poder subir la pendiente de a continuación y, por tanto, se penalice el consumo. Una Eco-conducción ideal, si las condiciones del tráfico lo permiten, sería bajar la primera cuesta con la marcha más larga insertada y sin tocar el acelerador -consumo nulo-, o acelerando lo mínimo para descender a la velocidad máxima de la vía -y, por supuesto, sin tocar el freno-. De esta forma, se podría acometer la subida con cierta velocidad, por lo que sería necesario recurrir menos al acelerador para coronar la pendiente. Piensa en el funcionamiento de una montaña rusa ‘clásica’, en la que se aprovecha una fuerte bajada para, con esa inercia obtenida, ya recorrer todo el circuito. Se trata del mismo principio. Ahora bien, no siempre es posible conducir así, ya que a veces puedes encontrarte con coches por delante que te obligan a frenar. Por otro lado, está el problema de saltarse los límites de velocidad de la vía, lo cual es fácil si la pendiente descendente es empinada.