SKODA 2.0 TDI 190 4X4 DSG KODIAQ
EL SKODA KODIAQ HA IRRUMPIDO CON FUERZA EN UN SEGMENTO EN EL QUE AÚN NO HABÍA MUCHA COMPETENCIA. ¿ES EL SUV MEDIO-GRANDE DE 7 PLAZAS IDEAL?
Desde la llegada del Octavia en 1996, Skoda se ha especializado en hacer modelos amplios, prácticos y con un precio razonable, empleando además las afamadas mecánicas y plataformas del Grupo VW. Quizá, por eso, llamaba la atención que su única apuesta SUV fuese el Yeti, un modelo interesante pero que, con 4,22 m de largo, se situaba a medio camino
entre los SUV urbanos y compactos. Si a eso unimos un diseño peculiar, nos encontramos con que el Yeti no ha alcanzado unas ventas tan espectaculares como las de, por ejemplo, un Nissan Qashqai.
En Skoda también se han dado cuenta de esto, y han desarrollado toda una estrategia SUV que va a marcar, y mucho, su futuro a corto plazo. En este mismo número ya tienes información del Karoq -pág. 42-, el sustituto del Yeti -muy similar al Seat Ateca-, y se sabe que el próximo año tendrán un SUV urbano equivalente al Seat Arona.
Sin embargo, el primer miembro de esta ofensiva de la marca checa ha sido el Kodiaq: un SUV de 4,69 m de largo, disponible con 5 ó 7 plazas, que ha llegado con fuerza a un hueco del mercado en el que aún no hay demasiados rivales.
Y, claro, si vendes algo que sería el equivalente a un monovolumen grandecito con siete plazas y una estética campera, lo normal es que lo vendas como churros. ¿No te lo crees? Pues, como puedes ver, el Kodiaq no es precisamente barato, y en Skoda ya tienen pedidos suficientes como para vender todo lo que esperaban matricular en todo el año de este modelo. Era cuestión de unir piezas Además, en Skoda no lo tenían muy complicado: la clave estaba en coger la nueva plataforma MQB y la eficiente gama de motores del Grupo VW y añadirle esas cosas que
caracterizan al resto de sus modelos. Es decir, un interior muy espacioso, una ergonomía ejemplar, una buena calidad, detalles prácticos como una rasqueta para el hielo en la cara interna de la tapa del depósito de carburante. Para esta prueba, hemos optado por la versión tope de gama. Equipada con el motor diésel 2.0 TDI de 190 CV, cuenta con un cambio automático DSG de siete marchas y un sistema de tracción
total de tipo Haldex, de los que sólo envían par a las ruedas traseras cuando las delanteras patinan. En este caso, existe también un botón Off Road ubicado junto al cambio que, además de conectar la tracción total permanente hasta 30 km/h, acciona un programa de funcionamiento diferente para el ESP, el ABS, etc. para circular mejor por campo.
El Kodiaq se defiende bastante bien en campo. Puede circular por pistas en mal estado sin problemas hasta que los neumáticos de asfalto que lleva de serie empiezan a mostrar sus carencias, por ejemplo, en barro. Sin embargo, su planteamiento real está mucho más orientado a la carretera.
Porque el Kodiaq es, ante todo, un coche familiar, y se muestra especialmente a gusto cuando se trata de devorar kilómetros de autopista. En ese terreno es muy cómodo, al menos con la suspensión
adaptativa DCC de nuestra unidad -895e-. Es una suspensión incluso demasiado suave, tanto
que el modo que mejor va es el Sport. Con él conectado, lejos de ser incómodo, este Skoda gana en precisión y aplomo en vías rápidas.
Es más, en una carretera de curvas, el Kodiaq queda lejos por agilidad de, por ejemplo, un SUV
más pequeño como el Seat Ateca. No es que vaya mal porque es un coche seguro, noble y muy fácil de conducir, pero su tamaño, sus 1.798 kilos y esa suavidad de suspensión no invitan a mantener un ritmo demasiado rápido con él. A ello tampoco le ayuda la dirección, que está demasiado asistida y resta información al conductor.
Eso hace pensar que, en realidad, el motor TDI de 190 CV puede ser innecesario salvo que vayamos a circular muy cargados o con un remolque -por cierto, este Kodiaq puede remolcar hasta 2.000 kilos-. Va muy bien porque tiene una respuesta intensa desde unas 1.800 rpm y la mantiene hasta las 3.600-3.700 rpm, y también porque su consumo es relativamente bajo; puedes circular
por carretera a ritmo tranquilo y sostenido con medias ligeramente superiores a 6,0 l/100 km; mientras que en ciudad o en campo se suele situar entre los 7 y 7,5 l/100 km. Además, no es ruidoso y vibra muy poco, y el cambio DSG de siete marchas resulta tan rápido como suave. Sin embargo, sabiendo cómo va el TDI de 150 CV, creemos que esa es la mecánica idónea para este coche. Esa suavidad le convierte en un vehículo agradable en ciudad, donde el mayor problema
puede ser contar con un volumen que comienza a ser considerable a la hora de aparcar o manejarse por calles estrechas. En estos casos, nos ha sorprendido el Stop&Start, que resultaba demasiado lento a la hora de poner en marcha el motor.
En cuanto al precio, el Kodiaq no es barato, pero lo que hay que pagar por él -39.585e, en este casosí es razonable viendo lo que te llevas a cambio. Eso sí, puedes ahorrarte tranquilamente 3.450e y optar por la versión de TDI 150 equivalente...