¿Qué dificultades existen al conducir junto a las bicis?
EDUARDO GÓMEZ-PINTO, profesor del máster de Seguridad Vial y Movilidad de IMF. La bicicleta comparte, cada vez más, las vías con el resto de vehículos. Y la seguridad de los ciclistas depende, muchas veces, de la responsabilidad de los conductores de vehículos a motor. Por lo tanto, y respecto a los ciclistas, nuestra capacidad de atención y reacción debe ser aún mayor de lo habitual.
Las bicicletas circulan habitualmente a una velocidad muy inferior a la nuestra, tienen un peso menor que el nuestro -en caso de impacto, serán los mayores perjudicados-, y ocupan poco espacio en la carretera, por lo que son más difíciles de ver. Como muestra la imagen superior, a medida que aumenta la velocidad de un automóvil, se alarga la distancia necesaria para detener el vehículo.
Por ello, si un vehículo que sigue a una bicicleta -a una distancia de seguridad de 15 m- circula a 30 km/h, el conductor necesitará unos 13,5 m para detenerse… y podrá evitar un posible accidente. Pero si circulara a 50 km/h, la distancia necesaria para su detención sería de 28
m, por lo que habría acabado impactando con el ciclista.
Además, cabe indicar que a una velocidad de 30 km/h sólo el 5% de los ciclistas atropellados fallecerá por las lesiones, mientras que a 50 km/h el porcentaje se aproxima al 50%. ¿Por qué esta diferencia? Las consecuencias de un impacto son mucho más graves en los ciclistas. Así, un impacto a 40 km/h sobre un cicloturista es equivalente a
una caída desde una altura de 6 m, pero un impacto a 70 km/h ya supone el equivalente a la caída desde un edificio de casi 20 metros.
Otro problema que afecta a los conductores respecto a los ciclistas es el llamado ‘efecto
túnel’, que, a medida que aumenta la velocidad de un vehículo, reduce la capacidad de percepción y el campo de visión del conductor. Por ej., a unos 30 km/h el campo de visión efectivo de un automovilista es de 104º, pero a unos 130 km/h, éste queda reducido a 30º. En estos casos, todo lo que queda fuera de ese ángulo -por ej., un ciclista-, no será visto o detectado por el conductor, con el consiguiente riesgo de impacto para los usuarios de bicicletas.