Autofácil

VW GOLF 1.0 TSI

EL VW GOLF ACABA DE ESTRENAR UN LIGERÍSIMO RESTYLING QUE TE COSTARÁ DISTINGUIR AL VERLO POR LA CALLE. LA PARTE POSITIVA ES QUE SIGUE SIENDO UN BUEN COCHE. ¿LE BASTARÁ PARA RESULTAR MÁS INTERESANT­E QUE SUS RIVALES GENERALIST­AS?

- Texto: M. Tineo Fotos: P. Brugera

Coca-Cola, Apple, Michelin, Bosch... Estas marcas tienen algo en común: todo el mundo las conoce y, cuando alguien quiere adquirir algún producto y ellas tienen una de las opciones, siempre están entre las que más se tienen en cuenta. En el mundo del motor, quizá el caso más claro sea el del VW Golf. Todo el mundo sabe qué es un Ferrari, pero su precio no suele convertirl­e precisamen­te en una opción real de compra... Sin embargo, esto no ocurre con el Golf. Nacido en 1976, siempre ha sido un coche completo, con fama de bien

hecho y un toque elitista que compensa la diferencia de precio frente a sus rivales.

La cuestión es que el Golf acaba de estrenar el primer restyling de su séptima generación, y eso le ha servido tan solo para pulir pequeños detalles de un modelo que, simplement­e, parece tener el éxito asegurado. Visto así, se podría pensar que lo del Golf no tiene demasiado mérito. De hecho, cuando lo ves por fuera, hasta resulta un poco soso, con un diseño clásico que parece decir poca cosa frente a las modernas formas que lucen la mayoría de sus rivales. Su carrocería de cinco puer-

tas -también hay una de tres por 650e menos- y 4,25 m de largo es casi idéntica a la del modelo presentado en 2013, con ligeros cambios en los grupos ópticos, los paragolpes o el diseño de las llantas. Debajo está la misma plataforma MQB, y lo cierto es que su resultado es tan bueno que no ha sido necesario realizarle modificaci­ón alguna.

Han tocado lo justo

Dentro, como mostramos en el apartado de interior, la principal modificaci­ón es la pantalla central táctil. Ahora tiene un mayor tamaño y la posibilida­d de ofrecer control gestual, que no es otra cosa que, por ejemplo, poder cambiar de emisora con sólo hacer un gesto delante de la propia pantalla. Por lo demás, el Golf repite la fórmula que ha llevado al éxito a sus antecesore­s: está bien hecho, ofrece espacio suficiente y es muy fácil encontrars­e a gusto sentado a sus mandos. Cuando inicias la marcha, percibes también otra de las claves de su buena fama: basta con que te pongas a conducirlo unos metros para que te sientas como si llevases haciéndolo toda la vida. En este caso en concreto, el motor 1.0 TSI de 110 CV y tres cilindros resulta particular­mente suave, y sólo hay un par de momentos en los que te das cuenta de que tiene tres cilindros: al iniciar la marcha en primera, cuando sueltas el embrague, conviene acelerar un poco más de la cuenta para evitar que se nos cale el motor. La otra es cuando aceleramos por encima de las 4.000 rpm, momento en el que su bronco sonido -sin llegar a ser exagerado- delata su condición de tricilíndr­ico. Pero, por lo demás, su rendimient­o es espectacul­ar. A sólo 2.000 rpm ya está entregando sus 200 Nm de par máximo, y eso le hace especialme­nte agradable. No tienes la necesidad de recurrir demasiado a las marchas más cortas y, cuando decides acelerar al máximo, te encuentras con que su respuesta es tan correcta como esperas de un motor turbo de 110 CV. Por tanto, es agradable, corre lo que tiene

que correr y, además, gasta muy poco. Sorprende ver la facilidad con la que puedes situarte por debajo de 6,0 l/100 km; y con tráfico denso, recorridos mixtos y sin ser cuidadoso con el acelerador es fácil

quedarse por debajo de 6,5 l/100 km. Sin duda, muy buena cifra para ser un propulsor de gasolina.

En cuanto al chasis, y como decíamos antes, no se aprecia diferencia alguna respecto al anterior. Y eso, teniendo en cuenta lo bien que ya iba, no es nada malo: el Golf se muestra muy estable, ofrece una sensación de control elevada en carreteras de curvas y un gran aplomo en las

vías más rápidas. Además, la dirección es precisa y tiene el grado de asistencia justo, y el hecho de contar con un motor tan pequeño y ligero le ayuda a mostrarse muy eficaz al inscribir el eje delantero en los giros. La plataforma MQB tiene gran parte de la culpa de que esto sea así, pero no podría conseguirl­o si no fuese por el logrado tarado de la suspensión, que tiene la dureza justa para contener sin mayor problema los movimiento­s de la carrocería al tiempo que absorbe muy bien las irregulari­dades del asfalto para proporcion­ar una buena dosis de comodidad.

Caro, pero ¿merece la pena?

Frente a sus rivales de marcas generalist­as, el Golf es más caro si lo comparamos con versiones similares de potencia y equipamien­to. Por ejemplo, un Mazda 3 2.0 Style 120 cuesta 18.525e; un Seat León 1.2 TSI 110 Style tiene un precio de 19.730e; y un Opel Astra 1.0 Turbo 105 Selective sale por 16.707e. En cuanto a los adversario­s premium, un Audi A3 1.0 TFSI 115 vale 25.470e; un BMW 116i, 26.450e; y un Mercedes A180, 26.525e.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain