PROBAMOS EL NUEVO FORD GT
NOS VAMOS HASTA EE.UU. PARA PROBAR EL NUEVO FORD GT. ES TAN IMPRESIONANTE COMO SUGIEREN SUS FOTOS, Y MÁS AÚN TE LO PARECERÁ SEGÚN VAYAS CONOCIENDO TODOS LOS DETALLES QUE VOY A CONTARTE. ¿TE MONTAS DE 'COPI'?
Con 656 CV, alcanza 347 km/h y acelera de 0 a 100 en ¡2,8 seg.!
Si te pido que me digas los tres primeros deportivos legendarios que se te vengan a la cabeza, lo normal es que menciones el Porsche 911, el Ferrari F40, algún Lamborghini, el Chevrolet Corvette... Pero, a no ser que seas un gran entendido en la materia, es poco probable que nombres el Ford GT40. Pues bien, para ponernos en situación, te contaré que el Ford GT40 fue un deportivo que Henry Ford mandó construir en 1964 para competir en las 24 Horas de Le Mans... después de que Enzo Ferrari se negara a venderle la marca que lleva su apellido. Finalmente, aquel GT40 inscribió su nombre en la historia en Le Mans batiendo a todos los Ferrari.
Y el coche que ves sobre estas líneas es su legado. Bueno, más bien, la segunda parte de su legado, porque entre 2004 y 2006 ya existió un modelo llamado Ford GT que conmemoraba el 50 aniversario del GT40. La historia de la creación de este nuevo GT guarda ciertos parecidos con la del GT40, puesto que su versión de carreras debutó en las 24 Horas de Le Mans en 2016 y obtuvo la victoria en su categoría. Aparte, Ford venderá 1.000 unidades de calle repartidas durante cuatro años, de las cuales no más de 200 llegarán a Europa.
Bajo el caliente sol de Utah -EE.UU.-, que es donde Ford nos ha traído para probar su nueva máquina sobre el asfalto del circuito de Utah, el Ford GT es realmente impresionante. Es largo, anchísimo y muy bajito -ver ficha- y, para mí, su diseño conforma una de las mejores reinterpretaciones estéticas de la historia, pues guarda muchos parecidos con el GT40 original, aunque no tantos como el GT de 2004. La carrocería está íntegramente fabricada en fibra de carbono y el chasis monocasco también es de este material. Esta es una de las razones por las que el peso total del vehículo es bajo: 1.385 kg. Su diseño es hermoso desde cualquier ángulo y refleja el enorme trabajo aerodinámico que ha requerido. Llama la atención lo estrecha que es la cabina. Las puertas son de apertura en élitro y para
acceder al habitáculo debes superar un
pontón lateral mucho más ancho de lo normal. Una vez dentro, te encuentras sentado a ras del suelo en una especie de 'bañera' de fibra de carbono que forma el habitáculo, al igual que en un automóvil de Le Mans. Y, oculta tras la fibra de carbono, hay una jaula de seguridad de acero, como en un coche de carreras.
Los dos asientos están casi pegados entre sí para que el peso de los ocupantes esté lo más centrado posible con el fin de favorecer el comportamiento del coche. El asiento va anclado al chasis y no se regula en busca, de nuevo, de que el conductor vaya sentado en el lugar ideal de cara al reparto de peso. Los que sí son
regulables son los pedales por medio de un tirador situado en uno de los laterales del estrecho túnel central, así que al final la posición de conducción que adquieres es muy buena, si bien la sensación dentro del coche es un poco claustrofóbica.
A pesar de su sofisticada apariencia, no se trata de un superdeportivo híbrido. Justo tras tu
espalda se ubica un motor 3.5 V6 EcoBoost sobrealimentado
mediante dos turbos y acoplado a una transmisión automática de doble embrague y siete velocidades. Sus cifras 'dan miedo': 656 CV a 6.250 rpm y 745 Nm de par
a 5.900 rpm. Para acelerar de 0 a 100 km/h necesita 2,8 segundos y puede alcanzar 347 km/h en su modo de conducción V-Max. En relación a esto último, hay cinco
programas de conducción. Los modos Normal y Sport ya son mucho más agresivos que los de cualquiera de sus
rivales. Sin embargo, selecciona Track -Circuito- y estarás ante un coche de carreras: el alerón se eleva hasta su posición más alta, y la suspensión baja 50 mm de golpe hasta dejar el Ford
a sólo 7 cm del suelo. El mencionado programa V-Max mantiene la altura más baja posible y cierra los alerones para oponer la mínima resistencia al aire, mientras que el modo Wet -Mojadomodifica la respuesta del acelerador y de los controles de tracción y estabilidad para circular sobre firme deslizante.
Estamos en un circuito, así que selecciono Track. Inserto la primera marcha con la leva derecha y salgo por la calle de boxes. Lo primero que percibes es el inmenso ruido que hay a bordo. Las piedrecitas golpean los bajos del monocasco de fibra de carbono y el motor V6 se escucha como si estuviese dentro del habitáculo. Por encima de 3.000 rpm, es casi imposible mantener una conversación con el copiloto. Aunque esto pueda parecer algo negativo, nada más lejos de la realidad, ya que es una clara muestra del tan radical planteamiento de este coche.
Es un automóvil para disfrutar en los circuitos y las sensaciones que transmite son muy 'de carreras'. Rápidamente me doy cuenta de que la suspensión, de tipo
pushrod*, es tan dura que la carrocería no balancea nada en las curvas. La dirección, por su parte, es muy rápida y
muy informativa. En general, percibes un coche que no te oculta nada, que transmite a tus manos y a tu trasero, todo lo que sucede bajo las ruedas, y eso te ayuda a ganar confianza muy rápido.
Un coche de carreras para la calle
En cuanto al motor, su empuje es
conmovedor. En este modo Track hay un sistema que elimina el retraso en la respuesta del acelerador, así que nada más pisarlo el GT comienza a ganar velocidad de una forma vertiginosa. Corre muchísimo y lo hace en un rango de revoluciones bastante aprovechable: si lo mantienes entre 3.200 y 6.500 rpm,
las prestaciones son brutales. Es hasta violenta la forma en la que incrusta tu espalda contra el respaldo del asiento, y eso pueden decirlo muy pocos coches en el mercado.
Curva a curva cada vez me siento más a gusto con el Ford GT. Es un automóvil que te lo pone todo muy fácil. Eso no significa que sea sencillo de conducir, pues no hay que olvidar que tienes 656 CV bajo tu pie derecho, pero sí es un coche cuyo potencial resulta
muy accesible. Si eres cuidadoso con el volante a la entrada de las curvas, puedes ir de una a otra a toda velocidad. Además, una vez llegue el momento
de la frenada, el equipo carbocerámico Brembo con discos delanteros de nada menos que 394 mm detiene el coche con no menos brutalidad que la que exhibe el motor al acelerar, mientras que el alerón trasero adquiere una posición más oblicua para no liberar tanto peso del eje trasero y así ayudar a estabilizar el coche. El pedal de freno es muy fácil de dosificar, el cambio de marchas es
instantáneo y la dirección gana en precisión cuanto más rápido vas. Es un vehículo que se siente 'vivo' y preciso sobre el asfalto, y en eso recuerda mucho a un coche de carreras.
Caro, pero no perderás dinero
¿Y dónde están sus pegas? Bajo mi punto de vista hay una importante: el depósito de gasolina es de sólo 57,5 litros. Eso significa que, en condiciones normales, no recorrerás más de 300 km con un tanque. Por otro lado, es un coche incómodo y ruidoso en carretera, pero creo que a los afortunados seleccionados que desembolsen 600.000e por este vehículo, les importará poco, ya que el Ford GT es, en su fundamento, un coche de carreras matriculable, y esa es una de sus particularidades más brillantes. Es caro si lo comparas con el nuevo McLaren 720S -unos 250.000e- o el Ferrari 488 GTB -238.077e-. Sin embargo, el Ford GT es 100% de fibra de carbono, es más exclusivo y, sin duda, su valor nunca estará por debajo de esos 600.000e; de hecho, se verá incrementado con el paso de los años.