Autofácil

VOLVO S60 R POLESTAR

63.930e 1.969 cc 367 CV 250 km/h 0-100 km/h: 4,7 seg. 7,8 l/100 km POLESTAR ES EL DEPARTAMEN­TO DE VOLVO QUE DESARROLLA LAS VERSIONES MÁS DEPORTIVAS DE LA MARCA. NACIÓ EN 1996, PERO HASTA AHORA NO HABÍAN LLEGADO A ESPAÑA.ANTONIO ALBACETE, PADRE E HIJO, NO

- Texto: M. Tineo Fotos: Jaime Sainz de la Maza

Tener un departamen­to de competició­n que te desarrolle las versiones más deportivas de tus modelos sólo puede acabar de la forma más satisfacto­ria posible; sobre todo si ese departamen­to no se encuentra con problemas de presupuest­o a la hora de optar por una buena suspensión, unos generosos frenos o un avanzado sistema de tracción.

Polestar nació en 1996, el año en el que yo dejé de competir en Superturis­mos. En aquella época, Volvo quería entrar de lleno en el campeonato británico y sueco de esa modalidad con un 850, y la mejor forma de asegurarse unos buenos resultados fue creando su propia estructura de competició­n. Desde entonces, Polestar ha construido buenos coches de carreras, y en Volvo no tardaron en darse cuenta de las posibilida­des que tendría encargarle­s de vez en cuando el desarrollo de alguna variante deportiva de uno de sus modelos de calle.

Debutando en España

Sin embargo, no ha sido hasta este año cuando Volvo ha optado por incluir al mercado español como uno de los que

ofreciesen la posibilida­d de adquirir uno de sus Polestar. El primero en llegar es este S60 -bueno, y su versión familiar, el V60-, un modelo que destaca principalm­ente por el llamativo color azul de su carrocería de cuatro puertas y 4,63 m de largo. Sin embargo, cuando uno mira un poco más allá, no tarda en descubrir las enormes llantas de 20", la doble salida de escape y hasta el elegante y discreto

alerón trasero, por no hablar de las musculosas formas de los dos paragolpes. El color, a priori, puede parecer un poco macarra, pero cuando averiguas que es el tono de Polestar, todo empieza a cobrar sentido.

En el interior los cambios son más pequeños. Unos asientos deportivos y algunos bordados en azul son las principale­s diferencia­s de un coche que,

comparado con sus rivales de Audi, BMW o Mercedes, ya empieza a acusar un poco el paso del tiempo en lo que a diseño se refiere. Luego, por calidad o ergonomía no plantea mayor problema, y hasta es muy sencillo obtener una perfecta postura de conducción. Donde tiene poco que hacer es en habitabili­dad, un aspecto en el que el S60 no destaca especialme­nte.

Para encontrar la verdadera esencia de este Polestar hay que ponerse en marcha. Pulso el botón de arranque y el motor cobra vida emitiendo un sonido un tanto ronco, pero no demasiado sonoro. Sorprende conocer que bajo el capó sólo hay un motor de cuatro cilindros y 2.0 litros. Aunque es más llamativo saber que de ahí la gente de Polestar ha extraído ni más ni menos que 367 CV gracias a las modificaci­ones realizadas en el turbo -que es más grande-, los sistemas de distribuci­ón -con diferentes árboles de levas- y alimentaci­ón -con una bomba de gasolina de mayor capacidad y variacione­s en los inyectores-, y en la admisión -para mejorar la entrada de aire a los cilindros-. El 2.0 de cuatro cilindros más potente es el del Mercedes A45 AMG, y sólo le saca 14 CV al preparado por Polestar.

Rápido y muy eficaz

Pongo la D en la caja de cambios automática de ocho relaciones y comienzo a circular. El motor parece acusar un poco de retraso en la respuesta del turbo por debajo de 2.500 rpm pero, cuando aceleras a fondo y ves cómo la aguja del cuentarrev­oluciones se acerca a las 6.000 rpm, te das cuenta de que efectivame­nte nadie ha exagerado al afirmar que este S60 tarda sólo 4,7 segundos en pasar de 0 a 100 km/h. A partir de 3.500 rpm tiene una respuesta muy intensa, y el buen trabajo del cambio automático ayuda constantem­ente a extraer lo mejor del sí. Es una caja rápida a la hora de subir marchas, pero también es muy buena al reducir, algo de vital importanci­a cuando intentas ir deprisa con un coche tan rápido. Permite, incluso, reduccione­s a un régimen bastante elevado, y esto en muchas

cajas de cambio no es posible para evitar posibles daños en el motor.

El motor corre y la caja le acompaña, aunque eso no serviría de mucho si no hubiese un buen sistema de tracción. El S60 se sirve de las cuatro ruedas para transmitir todo ese potencial, y la verdad es que no tiene grandes problemas para lograr un excelente resultado. El sistema emplea un embrague multidisco controlado electrónic­amente, pero en Polestar lo han tarado de forma que se favorece un poco más el reparto hacia el eje trasero. El resultado es una respuesta más ágil, pero no por ello más nerviosa. De hecho, puedes acelerar a la salida de las curvas con total confianza, pues en todo momento notas que envía a cada rueda la fuerza que le tiene que llegar.

Conforme voy ganando confianza con este S60, empiezo a saborear las mejoras que Polestar ha realizado sobre el chasis. Quizá una de las cosas que más me están gustando es la suspensión. Firmada por el especialis­ta Öhlins, su resultado es excelente. El S60 va firme, pero no por ello es un coche radical ni demasiado incómodo. Y eso, en realidad, es bueno, pues gracias a ello tiene una excelente capacidad para absorber las imperfecci­ones del asfalto y mantener siempre las ruedas en contacto con el suelo. Al mismo tiempo, los movimiento­s de la carrocería son pequeños y muy controlado­s,

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