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Os escribo para alertar a los lectores de una circunstancia que me parece muy peligrosa para todos los usuarios de la carretera: la agresividad al volante.
Vivo en Madrid capital y, hace unas semanas, tuve que subir a Burgos un viernes a resolver una cuestión. Como la mayoría de los 'currantes' de nuestro país, no me quedó otra que iniciar mi viaje apenas un rato después de salir del trabajo, a eso de las cuatro de la tarde. Hacía MUCHO calor -en torno a 38º- y, como es habitual un viernes por la tarde, los conductores no nos libramos de sufrir importantes atascos en la autovía A-1. Los lectores podrán imaginar que yo no estaba del mejor humor posible... y lo mismo les pasaba a los cientos de conductores a mi alrededor.
Pero lo que me llamó la atención -e incluso me asustó, para qué negarlo- es que, en cuanto se disolvió el atasco, la inmensa mayoría de los conductores adquirieron una velocidad bastante elevada y, lo que es peor, comenzaron a realizar una conducción muy agresiva -sin respetar la distancia de seguridad respecto al coche que les precedía, adelantando por la derecha, realizando frenadas bruscas...-. Y todo ello mientras en la carretera aún existía un tráfico muy intenso. Tanto me desagradó la situación que, en cuanto pude, me detuve en un área de servicio para dejar pasar a 'la marabunta'. Y hablando con el empleado de la estación de servicio, me comentó que, a lo largo de esa tarde, ya habían tenido varios incidentes con clientes que, incluso fuera del coche, adoptaron muy malas maneras.
Por eso, por favor, mantengamos la calma al volante. Entiendo perfectamente que todos podemos ponernos agresivos por circunstancias que se agravan en verano, como el calor, los atascos y el cansancio acumulado; pero de ninguna forma, y por nuestra seguridad y la de nuestros seres queridos, debemos dejar que afecte a nuestra conducción. Manejar un automóvil no deja de ser una actividad que conlleva cierto riesgo y, como señalaba la DGT -de la que, que conste, no soy un ferviente admirador-: "lo importante es llegar".
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