El peligro de la degeneración macular
La mácula es una capa de tejido sensible a la luz ubicada dentro de la retina, situada en la parte posterior del ojo. Dotada de un gran número de células fotorreceptoras, es la responsable de la agudeza visual. Cuando se degenera, la visión central -los afectados mantienen la visión periférica- se ve afectada por la aparición de imágenes borrosas y deformadas -por ej., las líneas de la carreterao la manifestación en el centro de nuestra visión de manchas oscuras -llamadas escotomas-. Según el doctor Antonio Piñero, vicepresidente de la Sociedad Española de Oftalmología, la degeneración macular “acentúa en la conducción los problemas derivados de una mala sensibilidad al contraste”, de forma que los afectados sufren más problemas a la hora de discernir objetos en condiciones de mala iluminación o en conducción nocturna.
Como explica el doctor, el factor desencadenante de esta enfermedad es “principalmente, la edad. La degeneración macular es frecuente en pacientes a partir de 65 ó 70 años -se estima que un 10 o un 15% de ellos puede sufrirla en algún grado-”. Sin embargo, especialistas como la investigadora de la Universidad Complutense de Madrid Celia Sánchez- Ramos, que han realizado experimentos en animales***, advierten de otros posibles factores agravantes, como la luz azul proveniente de las pantallas led de smartphones u ordenadores… y destaca la especial importancia de “no exponer a estas pantallas a niños de menos de 48 meses, ya que su retina no está formada por completo hasta entonces”. No obstante, el Dr. Piñero señala que este posible factor “todavía no se han visto reflejado con evidencias científicas en humanos”.
Piñero indica, como métodos de prevención, “seguir una alimentación rica en antioxidantes y aceites Omega3 y utilizar gafas de sol con un grado de protección respecto a los rayos ultravioleta superior al 70% -el grado lo otorga el fabricante, puedes preguntarlo en la óptica-”. *** Su estudio con ratas de laboratorio ha determinado un índice del 20% al 23% de muerte de células fotorreceptoras en aquellos animales expuestos, durante 16 horas al día y a lo largo de tres meses, a la luz de pantallas.