LA MEDIDA DE UN SEGUNDO...
Es el tiempo que tarda un conductor madrileño en pitarte cuando el semáforo se ha puesto verde. Este dicho no se me ha ocurrido a mí, y más bien se trata de una frase popular que, desgraciadamente, es verdad. El resultado es que Madrid debe ser de las ciudades más ruidosas de España, que es tanto como decir de todo el mundo desarrollado.
Y es que, según mi experiencia -aunque quizá esta idea pueda ser aplicable a todas las grandes ciudades españolas-, en la capital predominan dos tipos de conductores sobre todos los demás: 1.- El 'distraído', que aprovecha cualquier parada para evadirse a su 'universo paralelo' y sólo regresa a esta dimensión cuando el semáforo se pone ámbar... de forma que sólo da tiempo a que pase un coche: el suyo. 2.- El 'impaciente', que piensa que las calles se han hecho expresamente para que circule exclusivamente su vehículo, mientras que los demás automóviles tienen un único objetivo: fastidiarle. Por eso, este conductor recurre al claxon a la menor oportunidad y su pitada es insistente. Es más, a veces se encuentran dos conductores de la tipología 'impacientes' y se enfrascan en una discusión monocorde que se va perdiendo en la lejanía según nos alejamos de ellos.
Dada esta particular clasificación -con la que, creo, muchos lectores estarán de acuerdo-, a los conductores 'distraídos' les rogaría que prestaran atención, ya que conducir exige los cinco sentidos. Que esperen a llegar al trabajo o a su casa para evadirse y que, como dicen los castizos, “espabila, que estamos en Madrid”. Mientras tanto, a los conductores 'impacientes' les pediría que, si tienen que pitar, lo hagan con un toque corto: es suficiente. Y si lo que necesitan es practicar, que vayan a El Cairo -Egipto-: allí, los conductores han creado un lenguaje a base de toques cortos de claxon y nadie se enfada.