¿Cómo era por dentro?
De puertas adentro, el BX fue un modelo innovador en cuanto a diseño, con un salpicadero en el que destacaba el cuadro de mandos, inspirado en el del Citroën CX, de tipo 'báscula de baño' -por la forma en la que se mueven los números del velocímetro; ver vídeo: http://bit.ly/2zlLHiu-. También disponía de un peculiar volante de un solo radio, y llamaba la atención la ausencia de palanquitas para las luces, intermitentes y limpiaparabrisas en favor de botones acoplados en el salpicadero -ver foto inferior-. Sin embargo, con el
de 1986 se optó por una configuración más clásica, con un cuadro de agujas, y con palancas en la columna de dirección en reemplazo de los antiguos botones.
Por espacio interior cumplía con buena nota, mientras que la calidad de materiales estaba en la media. El maletero gozaba de buena capacidad -440 litros- y la accesibilidad al mismo era muy cómoda gracias al gran portón trasero. La mecánica del BX es en general muy fiable, pero las variantes turbodiésel son más propensas a sufrir problemas de culata, así que si compras un BX, lo mejor es optar por un gasolina o por un diésel atmosférico. En otro orden de cosas, es vital verificar que el nivel de líquido hidroneumático -o LHM- está correcto, ya que de lo contrario se puede averiar la bomba hidráulica.
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