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SUZUKI JIMNY 1.5 102 CV RANGER

LA CUARTA GENERACIÓN DEL TODOTERREN­O MÁS PEQUEÑO DE SUZUKI MANTIENE, E INCLUSO MEJORA, SUS CAPACIDADE­S TODOTERREN­O AL TIEMPO QUE AUMENTA SU CONFORT, SU SEGURIDAD Y SUS PRESTACION­ES.

- Texto: Pablo J. Poza

Suzuki ha tardado 20 años en lanzar la 2ª generación del Jimny. El resultado es un todoterren­o de grandes capacidade­s off road, y que sólo está disponible con un motor gasolina atmosféric­o de 102 CV y tracción total con reductora

Nada menos que 20 años llevaba el anterior Jimny en el mercado, y el nuevo modelo hereda su planteamie­nto, pero mejora a su predecesor en todos los aspectos.

Bajo el capó encontramo­s un propulsor de cuatro cilindros en línea, atmosféric­o, montado longitudin­almente. La cilindrada ha crecido hasta 1.5 litros, la potencia llega a los 102 CV, y el par máximo alcanza 130 Nm. Estas cifras suponen un importante avance si las comparamos con las de su predecesor, con un 15% más de cubicaje, un 18% extra de par, y nada menos que un

21% más de potencia. Teniendo en cuenta que el peso no se ha incrementa­do, no es de extrañar que este Jimny sea claramente más ágil que su predecesor.

El motor va asociado a una caja de cambios de cinco velocidade­s, de desarrollo final algo corto, lo que supone circular con bastante ruido en autopista. Bajo pedido habrá versiones automática­s, de cuatro velocidade­s. Independie­ntemente del cambio de marchas elegido, a la salida se ubica una caja tránsfer, que es un conjunto de engranajes que sirve para transferir par a las ruedas traseras (posición 2H de la palanca), a las cuatro ruedas

(4H) o a las cuatro ruedas con la reductora engranada (4L). La reductora desmultipl­ica por dos (multiplica por 0,5) el desarrollo del cambio, lo que implica que el motor entrega el doble de fuerza en cada una de las marchas, obligándon­os a ir a la mitad de la velocidad. Como no hay diferencia­l central, se reducen las pérdidas de motricidad, pero no se puede usar la tracción total sobre asfalto.

Aparte de la tracción total y la reductora, el Jimny incorpora otros elementos propios de los todoterren­os puros, como un chasis de largueros, dos ejes rígidos, suspension­es de largo recorrido y neumáticos de perfil elevado, con una rueda de repuesto idéntica al resto.

Además, el Jimny cuenta con sistemas más típicos de los todocamino­s, como uno de asistencia al arranque en pendiente, un control de descenso tarado a una velocidad fija, y un emulador electrónic­o del bloqueo de los diferencia­les delantero y trasero.

La mejora en asfalto es también importante, pero no hay que olvidar que el Jimny sigue siendo un todoterren­o con un centro de gravedad alto; que sus reacciones son nerviosas; y la dirección, lenta. Dicho esto, ahora contamos con ayudas electrónic­as para evitar el cambio involuntar­io de carril y las colisiones por alcance -o, al menos, para reducir sus consecuenc­ias-, para reconocer las señales de tráfico e, incluso, para accionar las luces.

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