KIA NIRO 1.6 HÍBRIDO
TRES AÑOS Y MEDIO DESPUÉS DE SU LLEGADA AL MERCADO, EL KIA NIRO SE RENUEVA LIGERAMENTE PARA MANTENERSE FRESCO EN UNA LUCHA QUE, CONFORME AUMENTAN LAS RESTRICCIONES AL TRÁFICO, CADA VEZ ES MÁS ENCARNIZADA. Texto: M. Tineo
Tres años y medio después de su lanzamiento, el Niro recibe un restyling centrado en el equipamiento tecnológico. ¿Sigue siendo uno de los híbridos más interesantes?
Si lo pensamos ahora, a toro pasado, sólo podemos decir que estos tipos de Kia fueron muy inteligentes. Y es que, hasta la llegada del Niro en 2016, nadie había puesto a la venta un SUV compacto con mecánica completamente híbrida. Ni siquiera Toyota, la marca que más presume -y con razón- de haber sido la que más ha apostado desde siempre por este tipo de propulsor.
Sea como fuere, el Niro llegó con su curiosa carrocería de 4,35 m de largo y no tardó en hacerse hueco en un punto en el que puede interesar tanto a quien busca un compacto de cierto carácter familiar como un SUV compacto. Esa misma carrocería es la que ahora estrena unos leves cambios en el diseño de los faros -lo más diferenciador son sus luces de día led en forma de punta de flecha-, los paragolpes o las llantas de aleación. Vamos, un restyling sencillito en el que, lo más destacable, se encuentra en el equipamiento. Por ejemplo, el tosco y anticuado freno de mano de pie -sí, porque se conectaba con el pie izquierdo- ahora se ha visto sustituido por uno eléctrico accionado por un simple botón, la instrumentación puede ser completamente digital y las levas que hay en el volante desempeñan una doble función. La primera es la clásica de subir y bajar de marcha si se utiliza en modo manual, mientras que la segunda es la de jugar con tres posibles niveles de retención cuando soltamos el pedal del acelerador, algo que sólo se puede hacer cuando se deja el cambio en automático. Por cierto, en el Niro HEV hay dos modos de conducción: Sport y Eco. El primero es el único disponible si se maneja el cambio de forma manual, mientras que el Eco sólo se activa cuando se deja en automático.
Por lo demás, el Niro no cambia, salvo por detalles con una mayor presencia de plástico negro brillante por el salpicadero que le da un toque de elegancia… las pocas veces que lo veamos sin polvo o sin los dedos marcados. El Niro mantiene un interior de diseño relativamente tradicional, con botones grandes y las ya clásicas pantallas táctiles que tienen todos los modelos en la actualidad, y eso ayuda a que uno no tarde en aclimatarse a su funcionamiento. Y es que una de las mejores cosas de los híbridos es precisamente esa: no hay que saber nada en especial para conducirlos con total normalidad.
El espacio interior tampoco ha variado, manteniéndose en unas cotas que, tanto por
maletero como por espacio en las plazas traseras, le sitúa en la media de los compactos… y un poco por debajo también de la media si lo comparamos con el segmento de los SUV compactos, sobre todo por sus 401 litros de maletero.
En marcha hay pocas modificaciones. El Niro sigue vendiéndose con la versión híbrida de esta prueba -HEV-, pero también hay una variante híbrida enchufable -PHEV- y otra completamente eléctrica -e-Niro; ver página siguiente-. Centrándonos en el Niro HEV de esta prueba, equipa un motor 1.6 atmosférico de gasolina con 105 CV y otro eléctrico de 44 CV con una batería de 1,56 kWh que da para recorrer unos 3-4 km con autonomía eléctrica. Sin em
bargo, el propósito del sistema eléctrico no es impulsar al coche por sí solo como tal, sino servir de ayuda al motor térmico para reducir el consumo de carburante en la mayor medida posible.
El resultado es un conjunto propulsor que rinde 141 CV, con una respuesta suave pero un nivel de prestaciones más que suficiente para realizar cualquier trayecto a velocidad normal y con un consumo de carburante que será menor cuanto más se circule por ciudad. Si quieres datos, lo normal es que por ciudad se mueva en torno a 4,5-5 L/100 km reales, cifra que aumenta hasta unos 6 L/100 km en carretera. Es un consumo un poco más elevado del que consigue un Toyota Corolla, pero el resultado es bueno en cualquier caso.
Quizá una de las claves de los registros del Toyota sea su curiosa caja de cambios, que si bien es muy eficiente, peca de hacer que la mecánica sea más rumorosa de lo debido. En el Kia han optado por utilizar un cambio automático de doble embrague tradicional con seis velocidades, una solución que aporta un mayor refinamiento, mayor dinamismo si se emplea en modo manual y un menor ruido mecánico. Con todo, el Kia es un modelo agradable, y su conducción es prácticamente idéntica a la de cualquier coche con cambio automático del mercado.