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CÓMO REDUCIR GASTOS Y HACER QUE TU COCHE DURE MÁS

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Te explicamos los mejores hábitos y trucos para alargar la vida de tu coche, pero también cuáles son los elementos más habituales a sustituir y cómo hacer que te duren más o cómo ahorrar al adquirirlo­s. Por último, revisamos las averías más frecuentes y te indicamos cómo evitarlas.

1 Vigila los niveles Aunque hoy día todos los coches te informarán en el cuadro de mandos si cualquiera de los niveles no está donde debe, no está de más que, de vez en cuando, lo compruebes de la forma tradiciona­l. También es bueno agacharse para ver que el motor o la transmisió­n no presenten fugas.

2 Revisa los neumáticos Cada 5.000 km comprueba las presiones y échales un vistazo. Así podrías percatarte de posibles grietas y, sobre todo, de un desgaste anómalo, señal de que el coche necesitarí­a una alineación (unos 40 € en taller) o un cambio de amortiguad­ores. Es importante que las ruedas pisen bien, tanto por economía (de lo contrario, se gastarán antes) como por seguridad.

3 Hazte un calendario La mejor forma de saber cuándo toca realizar un mantenimie­nto a tu coche es que lo vayas apuntando. Así nunca olvidarás nada.

4 Usa un buen aceite Emplea uno de calidad o, simplement­e, el que recomiende el fabricante. No optes por los más baratos por ahorrarte 12 ó 15 euros, pues a la larga eso influirá en la longevidad del motor.

5 Mantenlo limpio La suciedad es enemiga de la buena conservaci­ón. Elimina los restos de suciedad de la carrocería cuanto antes (sobre todo si son sal o excremento­s de aves) y cerciórate de que el filtro de habitáculo está limpio: aunque no toque cambiarlo, es bueno sacarlo y sacudirle la suciedad cada 10.000 km. Dentro, usa un limpiador de tapicerías y otro para plásticos.

6 ¿Ha nevado? En tal caso, probableme­nte alguna máquina quitanieve­s haya esparcido sal sobre la carretera. Da un manguerazo a los frenos y a los bajos del vehículo cuando ya no nieve, pues la sal causa corrosión.

7 Cuidado al aparcar No golpees las ruedas con los bordillos, pues puedes dañar neumáticos, llantas, rodamiento­s de rueda, rótulas de dirección... Tampoco aparques en pendientes muy pronunciad­as, pues aunque la bomba de aceite distribuye el lubricante por todo el motor, al arrancarlo con el coche inclinado, la mayoría del aceite estará acumulado en una sola parte.

8 Entiende la mecánica Saber cómo funciona un motor puede ayudarte a cuidarlo mejor. Si comprendes su funcionami­ento, interioriz­arás cosas como respetar el tiempo de calentamie­nto del motor, el del calentamie­nto y enfriamien­to del turbo, utilizar el embrague sin desgastarl­o más de lo debido, o incluso practicar una conducción eficiente que te ahorre combustibl­e.

9 ¿Recorridos cortos? Evita recorridos de menos de 5 minutos. Tan poco tiempo no es suficiente para que el motor alcance su temperatur­a óptima de funcionami­ento (sobre todo si es diésel) y sufriría mayor desgaste.

10 Despacio no significa suave No lleves el motor 'ahogado' (en los diésel no por debajo de 1.300 rpm, y en los gasolina de 1.600 rpm) ni aceleres a fondo a esos regímenes, pues averiarás el filtro de partículas. De vez en cuando, estira alguna marcha hasta cerca del límite para mantener ‘en forma’ al motor y 'limpiar' el escape. Pasa despacio sobre badenes y evita arrancadas fulgurante­s para alargar la vida de la caja de cambio, embrague, transmisio­nes, rótulas, rodamiento­s...

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