Renault Arkana Tce 140
LOS SUV EN FORMATO COUPÉ SON LA ÚLTIMA MODA, O ESO PARECE. DE HECHO, RENAULT ACABA DE SUMARSE TAMBIÉN A ESTA TENDENCIA CON ESTE NUEVO ARKANA.
De momento, sólo hay dos motores; este 1.3 TCe MHEV y otro híbrido (E-Tech) por 1.349 más €
Arkana es el nombre que ha elegido Renault para el SUV coupé que protagoniza este mes nuestra prueba A fondo. Se trata de un modelo que, con sus 4,56 metros de largo, podría situarse como un Kadjar coupé, o quizá un SUV intermedio entre el citado Kadjar y el Koleos.
Sin embargo, si tenemos en cuenta que el Arkana está creado sobre la plataforma MCF-B del Grupo Renault, la misma que emplean el Captur o el Clio, la cosa nos descoloca un poco. ¿Un Captur coupé y agrandado? Sí, esa sería quizá la definición técnica que mejor podría coincidir con lo que en realidad es el Arkana.
Independientemente del detalle de la plataforma, que en la práctica no es que suponga una diferencia tan grande, el Arkana es un modelo al que cuesta encontrarle un rival directo. Quizá lo más parecido sea un Cupra Formentor, o un Mazda CX-30, o incluso un Toyota C-HR. Y, aun así, entre ellos también habría claras diferencias.
Un diseño muy Renault
Por fuera, el diseño recuerda claramente a los últimos modelos de la marca, con ese frontal en el que destacan sus característicos grupos ópticos, o una parte trasera donde los pilotos alargados nos remiten al Mégane o al Talismán.
En el interior, y aunque el diseño del salpicadero es diferente, encontramos también muchas cosas comunes con sus hermanos de marca, como los mandos del climatizador, la instrumentación o la pantalla táctil central, que crean un agradable ambiente moderno y tecnológico.
Por espacio, y pese a su línea coupé, el Arkana se defiende mejor de lo esperado, destacando un maletero de 513 litros que no está nada mal.
En marcha, el Arkana cuenta con un motor de 140 CV que destaca por suavidad y progresividad. Es un 1.3 Turbo de cuatro cilindros muy poco ruidoso (sólo a partir de 5.000 rpm se deja sentir con claridad) y que apenas transmite vibraciones. Esos son sus puntos fuertes. Por consumo, cumple con buena nota mientras rodemos a ritmos tranquilos y sin abusar de las marchas cortas. En esas circunstancias, lo normal es moverse por debajo de unos 7 litros/100 km, como la mayoría de sus posibles rivales. Es, en resumen, un motor que se siente especialmente a gusto cuando se realiza ese tipo de conducción.
Va bien, pero no es deportivo
En cambio, a ritmos más vivos la nota baja un poco, en parte porque pesa 1.411 kg. Asimismo, da la sensación de que le falta un poco de nervio por encima de 4.000 rpm, algo que también se puede deber a que nuestra unidad, que apenas superaba los 1.000 km, todavía estaba falta de rodaje. Además de dejarnos un poco fríos en esas circunstancias, el consumo nos ha parecido demasiado sensible al aumento de exigencia.
Sí nos ha convencido la caja de cambios automática EDC de siete relaciones y doble embrague, la única con la que se vende este Arkana. Es verdad que nos ha gustado más por suavidad a ritmo normal que por rapidez a la hora de exigirle el máximo, pero el resultado es bueno.
Si nos centramos en el comportamiento, el Arkana transmite al principio un tacto durito, algo que no tiene nada que ver con el acabado R.S. Line, pues según Renault la suspensión es la misma para las tres terminaciones disponibles. No es demasiado seco y resulta cómodo de sobra para un viaje largo, pero sí se aprecian las irregularidades con más claridad que, por ejemplo, en un Captur.
Y, si forzamos el ritmo, ¿va mejor que el mismo Captur? No es su objetivo. De hecho, si vamos rápido en zona de curvas con las típicas irregularidades del asfalto, no tardaremos en notar leves rebotes de suspensión que le restan eficacia y precisión. ¿El motivo? Pues nos da la sensación de que los muelles sí son duros, pero los amortiguadores les han quedado un poco blandos. Además, la dirección es poco informativa para esos menesteres, y los neumáticos Kumho Ecsta HS51 de nuestra unidad van bien en conducción tranquila, pero no son los mejores para rodar con 'alegría'.
¿Preocupante? En absoluto. En una conducción normal, como la que va a realizar el 95 % de posibles compradores de este coche, esos detalles son difíciles de apreciar. Lo que sí notarán es que es un modelo noble y fácil de conducir, dos premisas fundamentales en un coche así y que este Renault cumple sin problema.