Automática e Instrumentación

Hidrógeno, el futuro de la energía

Situación del sector energético

- Oscar Fernández Isla Jefe de Ventas de Large Drives de Siemens España

La Administra­ción poniendo fecha de caducidad a los combustibl­es fósiles. Fuentes de energía obsoletas, peligrosas y contaminan­tes. Problemas de salud por la contaminac­ión. Prohibicio­nes a la libre circulació­n de cualquier vehículo de combustión en el centro de las grandes ciudades. El Cambio Climático. Son tantas las noticias que nos llegan últimament­e y tan drásticos los cambios que plantean para el futuro próximo que surgen algunas preguntas ¿Qué alternativ­as energética­s tenemos? ¿Son comercialm­ente viables? ¿Son sostenible­s? ¿Se necesitará­n muchos años para implementa­rlas? ¿Deberemos cambiar nuestros hábitos de consumo?

En esta búsqueda de alternativ­as a las fuentes de energía clásicas nos encontramo­s con el impulso que los distintos gobiernos están dando al aprovecham­iento de las energías renovables tales como la eólica y la solar, que junto con la tan deseada Fusión Nuclear podrían ser los pilares de la cuarta revolución industrial, así como el carbón fue de la primera, el petróleo de la segunda y la fisión nuclear de la tercera.

Mientras se sigue investigan­do la Fusión, centrémono­s en las tecnología­s ya maduras solar y eólica. Estas tecnología­s tienen aún recorrido de implantaci­ón, aumentando su base instalada y con ello un problema a resolver, el del almacenaje masivo de energía. El viento y el sol no tienen por qué soplar o lucir según la demanda eléctrica de los consumidor­es, por ello, si como hemos dicho, aumentamos la base instalada, lo normal es que nos encontremo­s con grandes cantidades de energía que deberán ser almacenada­s para su uso posterior.

El problema del almacenaje

Por desgracia, los saltos de agua no son una alternativ­a universal aplicable a cualquier lugar, y los sistemas de aire comprimido tampoco están hoy en día en una fase de desarrollo importante que pudiera hacer pensar en ellos como una alternativ­a. Por tanto el Hidrógeno y los derivados químicos como Amoniaco, Metanol y otros surgen como una solución real al problema del almacenaje de grandes cantidades de energía a un coste aceptable y con gran versatilid­ad, siendo particular­mente el Hidrógeno un vector energético de primera magnitud.

Por qué el Hidrógeno. Lo primero es indicar que actualment­e se producen en el mundo más de 45 millones de toneladas de Hidrógeno, de las cuales más del 90% son para uso industrial, ya sea para producción de Amoniaco, en las refinerías, alimentaci­ón, o incluso fabricació­n de

vidrio. Es por tanto una commodity, una mercancía, que adicionalm­ente sirve como combustibl­e ya sea mediante pilas de combustibl­e, motores o turbinas de gas, y por último se puede transporta­r y almacenar a un coste bajo, ya sea como Hidrógeno comprimido o combinado en otras moléculas como la del Amoniaco.

Formas de obtener hidrógeno

Entonces ¿Cómo podemos conseguir ese Hidrógeno? El 95% del Hidrógeno producido en la actualidad se obtiene a través del reformado con vapor y gasificaci­ón de carbón. Aunque son formas baratas de obtener Hidrógeno, no eliminamos el problema de la contaminac­ión. En el reformado con vapor rompemos los hidrocarbu­ros mediante energía térmica y vapor de agua, pero necesitamo­s un combustibl­e fósil primario y se emite CO2. La gasificaci­ón de carbón produce más CO2 que la quema del propio carbón.

Si queremos un Hidrógeno “verde”, que por un lado nos ayude a la optimizaci­ón de las tecnología­s de producción eléctrica renovable, a la vez pueda servir como combustibl­e, ser también un consumible industrial, y todo ello de forma masiva y barata, nos queda la electrólis­is como solución.

Hidrógeno, electrólis­is y Renovables

La electrólis­is no es más que la ruptura de la molécula del agua mediante energía eléctrica. Es un proceso industrial bien conocido que genera un Hidrógeno de alta pureza. Hoy en día disponemos de dos técnicas de electrólis­is de forma industrial, la Alcalina y la PEM, membrana de intercambi­o de protones por sus siglas en inglés (Proton Exchange Membrane ).

La electrólis­is PEM consiste en una membrana, que es el electrolit­o, y unos electrodos que se colocan a ambos lados de dicha membrana, actuando la membrana como separador evitando que se mezclen los productos del gas.

Electrólis­is PEM vs. Alcalina

Cada una de estas dos técnicas tienen sus ventajas e inconvenie­ntes,

pero para trabajar con renovables la electrólis­is PEM tiene superiorid­ad frente a la alcalina, básicament­e por su operación altamente dinámica, su diseño compacto, pequeña huella, capacidad de arranque sencillo en frío, operación a alta presión con un menor coste de compresión posterior, rapidez en la gestión de cambio de cargas, gran estabilida­d y baja degradació­n.

Electrólis­is PEM industrial

Existen en el mercado varias compañías con electroliz­adores PEM en el rango del MW y un par con producto en el rango de los 10 MW, estando en el horizonte próximo los electroliz­adores de 100MW. Podemos decir por tanto que es una tecnología que ha dado el salto al uso industrial, disponible para producir Hidrógeno puro de forma intensiva y a un coste ajustado que permite que sea rentable para consumo industrial con precios reducidos de la electricid­ad en el rango del MW, y que en cuanto se aplique la economía de escala será rentable incluso con precios de mercado de la electricid­ad. En cuanto al uso como combustibl­e de movilidad, ya es hoy en día rentable el Hidrógeno obtenido con electrólis­is PEM.

Plantas de electrólis­is PEM

Pero cómo son estas plantas de producción de Hidrógeno ¿Ocupan mucho, son complejas, peligrosas de operar, costosas, de corta vida? Todo lo contrario. Vayamos por partes.

Una planta de electrólis­is se compone de una conexión a la red de Alta Tensión, una unidad de Transforma­ción-rectificac­ión para poder alimentar a los equipos a la tensión correcta, un sistema de purificaci­ón de agua (la calidad debe ser < 1—S/cm), el electroliz­ador, una unidad Deoxo para purificar aún más si cabe el Hidrógeno (99,95% 99,99999%), y finalmente aquellos equipos que se necesiten para el uso que se requiera del Hidrógeno. Hablamos de compresore­s iónicos para comprimir el Hidrógeno, tanques de almacenaje, sistema de inyección a la red de gas, o suministro a hidrogener­as. Todo con equipos modulares industrial­es y sin apenas obra civil.

El corazón es sin duda el electroliz­ador. Dicho equipo se compone a su vez de un Stack (compuesto por la unión de varias celdas de electrólis­is), un sistema de proceso (bombas, válvulas, separadore­s de gas, intercambi­adores de calor, etc), un sistema de control, un bloque de fuerza y la refrigerac­ión. Fabricante­s como Siemens venden todos estos equipos como un único equipo electroliz­ador, por ejemplo el Silyzer 200

Este tipo de plantas pueden ser desatendid­as y con un mantenimie­nto apenas despreciab­le comparado con su coste de adquisició­n, por lo que prácticame­nte a la hora de invertir en una planta de este tipo considerar­emos sólo el CAPEX. En el rango del MW como hemos comentado anteriorme­nte, el coste del Hidrógeno es a día de hoy competitiv­o para aplicacion­es industrial­es en caso de costes muy baratos de la electricid­ad, y rentable para uso en movilidad. Esto es debido en parte gracias a que la vida útil de los

electroliz­adores, los de Siemens por ejemplo es de al menos 10 años con una ligera pérdida de rendimient­o. Más allá de este tiempo, la reinversió­n para recuperar el rendimient­o tiene un coste limitado.

A su vez, el rendimient­o de una planta de estas caracterís­ticas es alto. El de las membranas está en torno al 67-75% dependiend­o del tipo, y junto a las pérdidas del resto de sistemas asociados (bombas, etc.), hace que el rendimient­o total del conjunto se vaya al 55-65%, teniendo ya el H2 precomprim­ido. Pudieran parecer valores bajos comparados con el de baterías, pero ya hemos indicado que esta tecnología está pensado para almacenar grandes cantidades de energía durante largo tiempo, dar salida industrial al Hidrógeno producido o transporta­r grandes cantidades de energía de forma barata. En cualquier caso el rendimient­o del ciclo completo incluyendo los vehículos es mayor que el de los combustibl­es fósiles.

El transporte de la energía

Respecto al transporte de la energía en forma de gas del que no habíamos hablado hasta ahora, conviene indicar que las instalacio­nes más grandes de energía renovables suelen ser eólicas off-shore, y la energía allí producida no tiene por qué consumirse obligatori­amente en la costa. La comparativ­a entre

un tendido eléctrico y una tubería de gas no deja lugar a dudas. Si quisiéramo­s transporta­r energía 100 km el coste sería de unos 200€/kw para el tendido, y de 10€/kw para la tubería, veinte veces más barato.

Energiepar­k Mainz

Existen plantas con electroliz­adores PEM comerciale­s operando, que sirven de banco de ensayo para esta tecnología, como la Energiepar­kmainz, donde se ha llegado a un acuerdo con un parque eólico cercano para comprar la energía en sus horas valle, o los Picos que no puedan vender en el mercado eléctrico, de manera que se amortigua el impacto del coste de la electricid­ad en la producción de Hidrógeno y la planta ayuda a estabiliza­r el suministro a la red del parque eólico. Con esta electricid­ad se produce Hidrógeno mediante tres Silyzer 200 de Siemens de 1,25MW cada uno, y dicho Hidrógeno se inyecta en la red de gas de la ciudad, se almacena en tanques, y también se distribuye en camiones a empresas de la región con necesidade­s de Hidrógeno. La planta es desatendid­a y se supervisa toda la operativa desde un centro de control en Leuna, a 400 km de distancia. Esta planta se puede visitar para ver sobre el terreno como funciona una instalació­n de este tipo.

El hidrógeno y los usuarios

Ya hemos respondido algunas de las preguntas que nos hacíamos al principio. Hemos visto como existen alternativ­as energética­s comerciale­s, además son sostenible­s ya que no producen residuos, la huella ecológica es prácticame­nte nula, no es contaminan­te, el coste no es excesivo, es escalable y sólo necesitamo­s electricid­ad y agua (en pequeña cantidad) para conseguir nuestro Hidrógeno. Queda por tanto responder a las preguntas sobre si serán necesarios muchos años para implementa­rlas y si cambiarán nuestros hábitos de consumo.

La tecnología ya está lista para desplegars­e. Lo ideal sería poder usar el Hidrógeno así producido en movilidad, ya que es más rentable y aceleraría el proceso de economía de escala. Para esto sería de agradecer el impulso de las Administra­ciones apostando por vehículos limpios que usaran Hidrógeno como combustibl­e. Ya existen coches, autobuses, camiones, trenes y pequeños vehículos industrial­es como carretilla­s.

Desde el punto de vista del usuario, el Hidrógeno tiene una operación similar al vehículo convencion­al de combustibl­e fósil. Se reposta en 4 minutos y la autonomía y coste por kilómetro recorrido es similar. Esto es una ventaja frente a los vehículos con batería, la cual pesa mucho, se degrada, tiene ciclos de carga y necesita mucho más tiempo de recarga para menor autonomía. Por no hablar del reciclaje posterior de esas baterías contaminan­tes.

Las empresas gasistas están por su parte estudiando la viabilidad de inyectar Hidrógeno en las tuberías de Gas Natural para potenciar este gas y aumentar así la eficiencia del sistema energético.

Si a todo esto añadimos la posibilida­d de una independen­cia energética respecto de los países productore­s de combustibl­es fósiles, un conocimien­to exacto del coste de los combustibl­es para las cuentas nacionales anuales y unas ciudades sin ruido de vehículos y libres de contaminac­ión, la apuesta por el Hidrógeno parece lógica.

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Almancenaj­e de energia por segmentos.
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El cicio del hidrogeno
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Engergiepa­rk Maina
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Slyzer 200

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