RICCIARDO POR NAVIDAD
lega diciembre y la Navidad. No es que me gusten demasiado, pero pensando en una velada diferente, divertida e inolvidable me viene a la cabeza ‘Santa’ Ricciardo. No es casualidad, es que le hemos visto con un dudoso atuendo de Papá Noel en la fábrica de Red Bull felicitando a los empleados las fiestas con un patinete y acompañado del ‘Elfo’ Verstappen. Imagino a mi madre, mi padre y mi hermano llorando de la risa con él haciendo de las suyas en la cena del día 24. Seguro que están de acuerdo.
Daniel Ricciardo me ha dado algunos de los momentos más divertidos de la temporada.
En Abu Dhabi se presentó a la entrevista con un bigotito estilo Freddie Mercury que quiso justificar con el movimiento ‘Movember’ para concienciar a los hombre de problemas como el cáncer de próstata, pero llegaba tarde y confesó que había sido un experimento mientras se rasuraba. Y después se ‘sinceró’ con la mejor fiesta del año el lunes tras el GP de Mónaco, el Mad Monday.
En Malasia cuando le pregunté sobre su futuro me dijo que a finales de 2018 dejaría la F1 para formarse como tenista y poder competir contra Rafa Nadal y Roger Federer. ¿Cómo? No hay quien se lo crea pero tiene un trasfondo de cambio y punto de inflexión.
Daniel Ricciardo, desde 2009 vinculado al programa de jóvenes pilotos de Red Bull, no promete amor eterno. Todo depende de lo que suceda la próxima temporada porque obviamente aspira, como cada piloto de la parrilla, a ser campeón del mundo.
Ha sufrido 6 abandonos en 20 grandes premios, ha tenido que remontar en unas cuantas más desde el fondo de la parrilla por penalizaciones. En Abu Dhabi como deseo pidió: «Que el motor Renault me lleve hasta la meta». Acabó viendo cómo se esfumaba el cuarto puesto en el mundial de pilotos en el box, luciendo calcetines de colores, pantalones cortos y al lado de sus mecánicos.
La única victoria de la temporada fue en Bakú, esa en la que demostró paciencia y no se precipitó incluso rodando fuera de los puntos