LANCIA DELTA INTEGRALE 16V (GRUPO A)
Con el HF 4WD en 1987 y, sobre todo, con el Integrale en 1988 y 1989, el dominio del Delta fue casi absoluto y la competencia, casi inexistente. Pero Lancia sabía que era algo eventual y tuvo el acierto de ir evolucionando el Delta para anticiparse a lo que pudiera venir. El principal inconveniente del Delta era que faltaba sitio por todos lados. El vano motor era el de un coche diseñado en los años 70 para alojar un pequeño motor atmosférico. Ahí tuvieron que encajar un dos litros, el turbocompresor, el intercooler, una caja de cambios y unos radiadores más grandes. Inicialmente tenía vías más estrechas, recorridos de suspensión más cortos y ruedas más pequeñas de lo deseable para un coche de rallys.
La culata de 16 válvulas era la opción clara de Abarth para mejorar el motor y sólo fue preciso adaptar la que ya tenía el Lancia Thema. Con un motor que respiraba mejor, se pudo instalar un compresor más pequeño, lo que mejoraba su respuesta. Un cambio determinante fue que el diferencial central pasó a enviar más fuerza a las ruedas traseras que a las delanteras. Abarth ganó anchura para las vías, los neumáticos y las llantas y Lancia presentó el Integrale 16v en marzo de 1989 pero hasta octubre no pudo homologarlo en Grupo A. Su primer rally fue el San Remo y lo ganó, en manos de Miki Biasion.
En 1990 Lancia volvió a ganar todos los rallys que corrió menos uno y el campeonato de marcas. Pero en esa temporada el Celica GT Four, que debutó en 1988, ya había alcanzado el grado de desarrollo suficiente: Carlos Sainz y Luis Moya consiguieron el título de piloto y copiloto. Desde entonces, la lucha Lancia - Toyota fue una de las épocas más bonitas en la historia de los rallys. En 1991, el Delta le dio el título de marcas a Lancia y con él Kankkunen ganó el de pilotos. En 1992 llegó el Integrale Evoluzione, que fue al que se le dio el apodo “Deltona” por los aún mayores abultamientos en la carrocería. Con él, el equipo oficial Lancia ganó ocho de los once rallys que disputó y el campeonato de marcas, aunque Sainz y Moya volvieron a ser campeones con el Celica.
El equipo oficial Lancia ya no participó en el mundial de 1993, después de ganarlo seis años consecutivos con un coche que era básicamente el mismo. Por esa razón, se puede afirmar que el Delta ha sido el mejor coche de rallys de todos los tiempos.