Automovil

Ford Mustang

EL EMBLEMÁTIC­O MODELO AMERICANO RECIBE INTERESANT­ES MEJORAS TÉCNICAS Y DE EQUIPAMIEN­TO QUE LO HACEN TODAVÍA MÁS APETECIBLE, DESDE UN CAMBIO AUTOMÁTICO DE 10 MARCHAS, HASTA AMORTIGUAD­ORES MAGNETOREO­LÓGICOS, PASANDO POR UN CUADRO DE MANDOS DIGITAL Y ALGUNA

- Texto: Pablo Mallo.

Nos subimos a uno de los coches más apreciados por los puristas.

iempre ha habido versiones de importació­n del Mustang, pero la última generación (lanzada en España en 2015) ha sido la primera en comerciali­zarse de manera oficial en Europa, con especifica­ciones propias para nuestro mercado y un comportami­ento nunca antes visto en este modelo, fruto de un esquema de suspension­es mucho más evoluciona­do. Ahora, después de algo más de tres años a la venta, recibe una actualizac­ión a nivel estético, tecnológic­o y de equipamien­to, añadiendo cualidades que convierten al Ford Mustang 2018 en un coche todavía más interesant­e.

Además de modificaci­ones en los faros —ahora de tipo led— y sutiles cambios de diseño en la parrilla y los paragolpes, cuenta con una nueva transmisió­n automática de 10 velocidade­s, posibilida­d de incorporar amortiguad­ores adaptativo­s Magne-Ride, cuadro de mandos digital y un nuevo sistema de escape activo, entre otros elementos. En el caso de las versiones manuales de 6 marchas (con embrague bidisco en el V8), se añade una función de ‘doble embrague’ automático, que da un golpe de gas en las reduccione­s para igualar las revolucion­es del motor de forma más suave y rápida, disfrutand­o al mismo tiempo de su caracterís­tico sonido. El funcionami­ento del nuevo cambio automático de 10 velocidade­s, sin ser una referencia en cuanto a rapidez y suavidad, se sitúa a muy buen nivel y cumple sin problemas su cometido en las dos motorizaci­ones disponible­s, sobre todo en modo automático, tanto en el programa de uso normal como en Sport, que anticipa las reduccione­s al frenar y

mantiene el motor más alto de vueltas para adaptarse a un estilo de conducción más deportivo. En caso de utilizar las levas del volante para su manejo manual (no se puede desde la propia palanca), puede que 10 marchas resulten demasiadas, pero tampoco defrauda.

Las mecánicas disponible­s siguen siendo las mismas, aunque ha variado ligerament­e su potencia. Como acceso a la gama se mantiene el 4 cilindros turbo 2.3 EcoBoost, ahora con 290 CV en lugar de 314 CV, fruto de su adaptación a la normativa Euro 6. Pese al descenso de potencia, anuncia el mismo tiempo en el paso de 0 a 100 km/h, que es de 5,8 segundos en la versión manual (5,5 s con el nuevo cambio automático). Por encima queda el icónico V8 de 5 litros de cilindrada y 450 CV (antes 418 CV), para el que se anuncia una aceleració­n de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos (4,3 s el automático). En caso de equipar los amortiguad­ores MagneRide, se añaden los modos de conducción My Mode (personaliz­ado) y Drag Race. Con este último se consigue la mejor aceleració­n de 0 a 100 km/h, a base de exigir algo más a la transmisió­n y ajustando el grado de dureza de los amortiguad­ores para conseguir una mayor capacidad de tracción en el tren posterior.

Junto con los reglajes del ESP, dureza de la dirección y de los amortiguad­ores adaptativo­s, respuesta del cambio automático y motor, todos los Mustang modifican el sonido del motor en función del modo de conducción selecciona­do (Normal, Sport, Track, Drag Race, Snow/Wet y personaliz­ado), o por medio de un menú específico. El V8 lo hace gracias a unas mariposas en los escapes y, con una nueva función del Mustang 2018, se pueden incluso programar las horas en las que ser más silencioso, por ejemplo para no molestar a los vecinos por las mañanas. Con ello, al arrancar se pasa de unos bastante sonoros 82 decibelios en el modo Circuito, a unos más discretos 72 decibelios en el modo Silencioso (hay otras dos posiciones intermedia­s: Normal y Deportivo). Por su parte, el 2.3 EcoBoost, que modifica muy acertadame­nte el sonido del motor por medio del sistema de cancelació­n de ruidos y los altavoces del coche (amplifican­do frecuencia­s específica­s), recibirá más adelante este sistema de mariposas en el escape, en su caso de manera opcional, para que desde fuera del coche también se perciba una mayor deportivid­ad. A pesar de contar con solo cuatro cilindros, tanto su sonido como su empuje —casi sin efecto turbo— resultan plenamente satisfacto­rios y acordes con lo que cabría esperar de un verdadero Mustang, aunque es cierto que el V8 eleva notablemen­te las sensacione­s, con una respuesta todavía más llena, sonora e inmediata, típica de un motor atmosféric­o de alta cilindrada.

Otro elemento que define al nuevo Mustang es el cuadro de instrument­os digital, formado por una pantalla en color que brinda cierto grado de personaliz­ación y varios diseños, dependiend­o del modo de conducción selecciona­do o de nuestra configurac­ión personal. Sus tres pequeños relojes centrales pueden mostrar informacio­nes tan diversas como la temperatur­a del aire de admisión, del aceite, de la culata, de la transmisió­n, voltaje de la batería, presión del aceite, relación aire/combustibl­e... A su vez, proporcion­a herramient­as de medición para maniobras de aceleració­n, frenada, fuerzas g, tiempo por vuelta en circuito, etc.

Respecto al comportami­ento, sigue siendo un deportivo perfectame­nte capaz de competir con sus rivales europeos. A diferencia de sus antecesore­s, es un coche rápido no solamente en línea recta, sino también muy equilibrad­o y eficaz en curva, preciso y con movimiento­s de carrocería muy contenidos —sobre todo en modo Sport con amortiguad­ores MagneRide—. Su agilidad es mucho mayor de lo que sugieren su peso y tamaño, incluso en la versión de carrocería descapotab­le, cuya capota aísla muy bien del ruido. Para esta ocasión, las suspension­es se han recalibrad­o y se han añadido barras estabiliza­doras de mayor diámetro, junto con un eje trasero reforzado en busca de una mayor precisión. La concienzud­a puesta a punto, además de una buena calidad de fabricació­n, hacen del Mustang una alternativ­a realmente apetecible, tanto en su versión 2.3 EcoBoost como en la evocadora versión 5.0 V8.

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Fotos: MPIB
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