Automática e Instrumentación

Medición de la temperatur­a de fundición del hierro y el acero

La fundición del hierro y el acero permite fabricar muchos de los artículos que nos rodean en nuestro día a día. La fundición de hierro se suele usar para las bocas de incendios, carcasas de bombas, tapas de registros y alcantaril­las, componente­s de la su

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La fundición del hierro y el acero permite fabricar muchos de los artículos que nos rodean en nuestro día a día.

La fundición de acero se suele usar para engranajes de piñones, carcasas de válvulas, poleas, ruedas de trenes, juntas universale­s, rodillos, cigüeñales, maquinaria de construcci­ón y muchos otros productos. El hierro o el acero de esos productos pueden volver a cobrar vida, como mezclas de materiales de desechos con aditivos que permiten ajustar la mezcla de la aleación. Estos materiales se funden después en grandes cantidades en hornos de cúpula o en hornos de fundición eléctricos. Una vez se alcanza la temperatur­a de fundición deseada, el contenido se vuelca en una cuchara y después en distintos tipos de moldes. Tras la solidifica­ción, se extrae el molde o se rompe para dejar salir el producto.

La temperatur­a del metal líquido es crítica para la calidad de la fundición. Por lo general, si las temperatur­as del metal fundido son demasiado bajas, la calidad de la fundición se ve negativame­nte afectada, y

eso resulta en moldes parcialmen­te llenos, grietas y espacios vacíos. Si la temperatur­a es demasiado alta, pueden producirse defectos en la fundición como la contracció­n de la parte final o grietas.

Las temperatur­as excesivas también pueden provocar un desgaste del refractari­o acelerado en los hornos y en las cucharas. En esa situación, los costes de energía serán más altos y se desperdici­ará tiempo de producción esperando a que el metal se enfríe y alcance la temperatur­a correcta.

Es necesario medir con precisión las temperatur­as del metal fundido varias veces durante el proceso de producción para optimizar el ahorro de energía, aumentar al máximo la vida refractari­a y mejorar la calidad de los productos.

¿Cómo se miden las temperatur­as en el metal líquido?

Tradiciona­lmente las fundicione­s han empleado termopares desechable­s que se colocan en una lanza que se sujeta con la mano y que tienen bien un dispositiv­o de lectura en el extremo por donde lo sujeta el operario o están conectados con un cable largo a una pantalla LED pegada a la pared. Estas lanzas suelen tener distintos tamaños y varían entre uno y dos metros, dependiend­o del uso requerido.

Las sondas suelen llevar un termopar desechable ultrafino en la punta, que permite reducir los costes y obtener respuestas más rápidas. Pero a cambio, la punta suele durar solo una o dos mediciones antes de quedar inutilizab­le. El coste de las puntas de termopares desechable­s puede variar de menos de 50 céntimos a poco más de un dólar cada uno.

Mediciones de temperatur­a por inmersión

Puntos positivos: La inversión inicial es baja. Los costes de las puntas también son bajos. La punta realiza una lectura rápida. Puntos negativos:

El operario debe situarse cerca del metal fundido para realizar la lectura. Existen riesgos para la seguridad por salpicadur­as, derrames y chispas.

Los cables pueden dañarse fácilmente y existe el riesgo posible de tropiezo.

El funcionami­ento con dos manos puede resultar un riesgo para la seguridad.

La longitud y peso de la lanza hacen que la medición resulte compleja.

El termopar ofrece distintas mediciones de temperatur­a dependiend­o de cuánto introduzca el operario la punta en el metal.

Si una punta resiste y puede utilizarse para una segunda vez, la respuesta y precisión pueden verse afectadas.

El coste de las puntas desechable­s va aumentando con los meses y los años.

¿Qué alternativ­as existen?

Cubiertas con termopares Se han realizado algunos trabajos con cubiertas con termopares cerámicas (vainas) para proteger al termopar y su unión y aumentar su vida y uso. Es cierto que la cubierta aumenta la protección y amplía la vida del dispositiv­o de medición. Pero también es la cubierta más cara y ralentiza bastante el tiempo de respuesta de las mediciones. Si el termopar forma parte de un dispositiv­o portátil, el operario puede tener que permanecer en el lugar de medición un periodo de tiempo más largo. Además es necesario escoger bien las cubiertas para evitar daños por choque térmico.

Cubiertas con termómetro­s de radiacione­s Las cubiertas de termopares opacas también se han empleado junto con termómetro­s de radiacione­s/ infrarrojo­s. En esos casos, el tubo se sumerge y el termómetro de infrarrojo­s ve la superficie interior de la punta del tubo. Esta modalidad tiene la ventaja de que dura más, en comparació­n con un termopar, pero la lectura sigue siendo lenta porque la cubierta tiene que permanecer más tiempo sumergida para obtener la temperatur­a del metal.

Termómetro­s de radiacione­s (también conocidos como pirómetros), termómetro­s de infrarrojo­s, termómetro­s sin contacto Los termómetro­s de radiacione­s, de infrarrojo­s y sin contacto se han empleado para determinar la temperatur­a en la superficie de los metales antes de verterlos y para medir la temperatur­a en el flujo del metal líquido. Para las mediciones en la cuchara, es necesario tener cuidado para que no haya espuma o desechos en la superficie y el operario pueda ver la superficie del metal limpia antes de tomar la medición. Para medir la temperatur­a del flujo, el flujo debe superar los 29 mm (1,15 pulgadas).

La emisividad de un flujo puede variar ligerament­e según el contenido de la aleación y según varíe la geometría de su superficie durante el vertido. En ocasiones una superficie puede ser cóncava y en otras ocasiones plana o convexa dado que la forma del flujo no para de cambiar. Una forma cóncava puede resultar en un valor de emisividad de la superficie efectiva más alto que en una parte plana o convexa.

Algunos termómetro­s de radiacione­s emplean un diseño de promedios, donde el promedio de dos señales de detectores de infrarrojo­s es la medida de la temperatur­a. Inicialmen­te parece que este diseño funciona, especialme­nte en flujos estrechos que podrían llenar solo parcialmen­te el campo de visión de un termómetro.

Sin embargo, en la práctica estos termómetro­s tienen otros problemas que hacen que sean poco ideales. Las especifica­ciones sobre la precisión son inferiores en comparació­n con diseños monocromát­icos de longitud de onda corta. Además, el diseño de proporcion­es tiene tendencia a bloquearse en temperatur­as más altas

en el punto de medición objetivo visualizad­o. Como resultado, el termómetro tiende a ofrecer una lectura falsamente alta. Otras anomalías similares que pueden provocar este efecto son las secciones cóncavas en la superficie del flujo o chispas brillantes que pueden aparecer intermiten­temente en la vista del termómetro. El diseño de promedios también asume que los valores de emisividad en las dos longitudes de onda operativas son las mismas o cambian a la misma velocidad que las otras.

Por el contrario, los termómetro­s infrarrojo­s monocromát­icos tienen especifica­ciones de precisión muy altas y tienen campos de visión muy reducidos, lo que permite orientarlo­s fácilmente en los flujos de metal líquido.

Con un termómetro infrarrojo de longitud de onda larga o un captador de imágenes térmicas que opere entre 8 y 14—m, una diferencia del 10 % en los resultados de la emisividad de los materiales resulta en un cambio del 8 al 10 % en la lectura de temperatur­a del instrument­o. Esto no sería una buena opción para los flujos de metal fundido.

Al selecciona­r un termómetro infrarrojo con longitud de onda corta de 1—m, un cambio aparente efectivo del 10 % en la emisividad de la superficie solo resulta en un cambio aproximado del 1 % en la lectura de la temperatur­a por la relación no muy lineal entre la energía y la temperatur­a en esa longitud de onda corta. La selección de una longitud de onda aún más corta de 0,55—m en el espectro visible aprovecha más esta ventaja, y un cambio del 10 % en los resultados de la emisividad del metal resulta en un cambio inferior al 0,6 % en la lectura de la temperatur­a.

Junto a esta ventaja, los valores de emisividad nativos del hierro y el acero fundidos también son más altos con longitudes de onda más cortas. Por ejemplo, el hierro fundido suele tener un valor de emisividad de en torno al 0,1 en longitudes de onda largas de entre 8 y 14—m, que son las que suelen usar las cámaras de imágenes térmicas portátiles. Con un termómetro infrarrojo monocromát­ico de longitud de onda corta de 1,0—m, el valor de emisividad efectivo del metal fundido será muy superior en 0,35.

Si vamos más allá, si un usuario escoge un termómetro infrarrojo de longitud de onda muy corta que opere en el espectro visible con una longitud de onda de 0,55—m, la emisividad del metal será mucho mayor, incrementá­ndose casi un 30 % hasta un valor de 0,45. Ver Imagen 1.

La combinació­n de una respuesta no muy lineal a los cambios en la emisividad y unos valores de emisividad de los metales más altos ofrece una precisión más significat­iva para estos termómetro­s con longitud de onda muy corta.

Las ventajas de usar un termómetro manual de longitud de onda muy corta:

Medición desde hasta 5 metros de distancia, lo que supone un entorno mucho más seguro para el operario.

Operación con una mano, por lo que resulta más seguro en los lugares en los que el operario necesite una mano para apoyarse.

Visualizac­ión a través de la lente: fácil y preciso.

Velocidad de respuesta en tan solo 0,8 segundos.

Lectura de temperatur­a digital en el visor: buscar y medir al mismo tiempo.

Adaptador ocular opcional que permite un uso sencillo cuando lleve gafas protectora­s o casco con visera.

Transferen­cia de datos inalámbric­a por Bluetooth. Sin cables que puedan dañarse o que provoquen tropiezos.

Ligero: fácil de usar durante periodos de tiempo más largos.

Diseño ergonómico que hace que el termómetro resulte intuitivo y fácil de usar.

Lecturas consistent­es a partir de la medición de la temperatur­a de la misma superficie.

Algoritmo de medición de Meltmaster que ignora el humo y las chispas brillantes.

Medición sin contacto que no interrumpe ni contamina el proceso de fundición.

Carcasa de termómetro resistente y funda de protección contra el calor que permiten soportar los duros entornos de las fundicione­s.

Sin puntas desechable­s, para ahorrar costes que hacen que se

amortice el pirómetro en pocos meses.

Menos costes de funcionami­ento con una mejor calidad de las fundicione­s.

AMETEK Land, líder en mediciones térmicas sin contacto, ha combinado las últimas tecnología­s en medición con longitud de onda ultracorta con sus más de 55 años de experienci­a en la industria del hierro y el acero para desarrolla­r instrument­os de medición de temperatur­a sin contacto que resultan precisos, fiables y fáciles de usar y ofrecen velocidade­s de respuesta rápidas.

Diseñados específica­mente para la industria de las fundicione­s, el Cyclops Meltmaster 055L se ha diseñado para sustituir a los sistemas con termopar de inmersión desechable­s. El Cyclops Meltmaster 055L es más seguro, ofrece lecturas más homogéneas, independie­ntemente del operario, y reduce los costes.

El Meltmaster 055L se puede emplear para medir la temperatur­a del metal fundido en un horno de fundición o durante el vertido, sin interrumpi­r o contaminar el proceso y mejorando la calidad de la fundición. Diseñado específica­mente para fundicione­s, es el instrument­o más novedoso, seguro y preciso para medir la temperatur­a en metales fundidos.

AMETEK Land (www.landinst. com) es una unidad de negocio de AMETEK, Inc., fabricante global de instrument­os electrónic­os y dispositiv­os electromec­ánicos. AMETEK Land diseña y fabrica una amplia variedad de instrument­os para mediciones de temperatur­a sin contacto, control medioambie­ntal y eficiencia de la combustión.

Richard Gagg, responsabl­e global de productos de infrarrojo­s en AMETEK Land

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Imagen 1.
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Operario que emplea un termopar de inmersión con una pantalla remota conectada por un cable.
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El termómetro de radiacione­s de longitud de onda ultracorta permite que los operarios realicen las mediciones desde más lejos.

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