PRIMERA PRUEBA: E-PACE
Exclusivo, con cierto enfoque deportivo y repleto de lujos, el Jaguar E-Pace desafía al segmento SUV compacto con argumentos propios y mucha personalidad.
Nos sentamos al volante del hermano pequeño del F-Pace que llega dispuesto dar la batalla.
CON 4,4 METROS DE LONGITUD, EL Jaguar E-Pace sigue los pasos del F-Pace (4,73 m), pero situándose dentro del segmento SUV compacto. A diferencia de otros Jaguar que están a medio camino entre dos categorías diferentes —léase F-Type y, ya no tanto, F-Pace—, las dimensiones del E-Pace le posicionan como claro rival de los Audi Q3 (4,39 m), BMW X1 (4,44 m), Mercedes GLA (4,42 m), Infiniti QX30 (4,43 m) y Range Rover Evoque (4,37 m), este último con una base técnica semejante a la del Jaguar.
POR CAMPO Y CARRETERA. Respecto al Evoque, el E-Pace está más enfocado al uso en asfalto y ofrece un tacto de conducción ligeramente más deportivo, aunque mantiene dispositivos como el control de crucero para campo ASPC (All Surface Progress Control), que funciona entre 1,8 y 30 km/h, y un asistente de arranque para superficies resbaladizas, denominado Low Friction Launch. Las suspensiones son más firmes y posibilitan un paso por curva sorprendentemente plano, prácticamente sin balanceo de la carrocería, algo que se complementa con un eje trasero capaz de aportar bastante direccionalidad, sobre todo en el caso de las versiones superiores (Diesel de 240 CV y gasolina de 300 CV), para las que se ofrece un diferencial trasero vectorial que, por medio de un sistema de embragues, reparte de forma activa la potencia entre ambas ruedas traseras con la intención de inducir el giro, estabilizar la marcha y mejorar la tracción. Su tiempo de actuación es de sólo 0,1 segundos. Con ello se gana agilidad y se camufla en gran medida el peso del conjunto, que no es especialmente ligero (entre 1.775 y 1.926 kg, según versiones). Esto no quiere decir que no se hayan tomado medidas para optimizar el peso,
pues se han empleado aceros de muy alta resistencia en elementos estructurales, magnesio en el travesaño que soporta el cuadro de mandos, así como aluminio para el capó (10 kg más ligero que uno de acero), techo (-6 kg), aletas delanteras (-3 kg), portón trasero (-15 kg) y componentes de las suspensiones. A su vez, los paneles laterales de la carrocería están formados por finas láminas de acero, de 0,7 milímetros de grosor, que ahorran 3,5 kg respecto a unas convencionales.
SOFISTICADO. El Jaguar E-Pace se ofrece con llantas de hasta 21 pulgadas, muy espectaculares, pero que no son lo más indicado en caso de tener que circular fuera del asfalto, ya que transmiten con más nitidez al habitáculo los pequeños baches e imperfecciones del suelo. También es posible añadir amortiguadores adaptativos, que se ajustan automáticamente cada 0,01 segundos, además ofrece el dispositivo JaguarDrive Control, que cuenta con modos de conducción Normal, Dynamic, Eco y “Rain, Ice and Snow” para superficies deslizantes. Con ello se influye sobre el tarado de los amortiguadores (en caso de que sean adaptativos), dureza de la dirección, leyes del cambio automático, respuesta del motor y del acelerador, reparto de la tracción total, umbral de actuación del ESP y reparto de par en curva mediante el frenado de las ruedas interiores, un sistema tomado del F-Type y que, sin ser excesivamente intrusivo, se deja notar cuando afrontamos un tramo revirado con cierto espíritu deportivo, pues hace que el morro del coche se ciña a la trazada a la entrada de las curvas, aportando mucha sensación de seguridad y aplomo. Funciona también bajo aceleración y en las
frenadas, aunque de manera menos perceptible para el conductor.
CINCO MOTORES. Las motorizaciones disponibles para el Jaguar E-Pace son todas de la familia Ingenium, con 2 litros de cilindrada. Las versiones Diesel están escalonadas en 150, 180 y 240 CV, mientras que en el caso de los gasolina se ofrece con 249 y 300 CV. Los dos Diesel de potencias inferiores son los únicos que pueden contar con cambio manual de 6 velocidades, sin embargo el resto de propulsores lleva obligatoriamente de serie la caja automática ZF de 9 marchas para motores transversales, que también encontramos en su “primo” Range Rover Evoque. Salvo el Diesel de 150 CV de acceso a la gama, que puede ser tracción delantera o total, el resto de versiones del Jaguar E-Pace cuenta con tracción a las cuatro ruedas, que es de reparto variable entre el eje delantero y trasero. Ésta prioriza el envío de potencia al eje delantero en condiciones normales de conducción, desconectando el tren posterior para reducir rozamientos y mejorar la eficiencia en cuanto a gasto de combustible, aunque esto varía en función del modo de conducción que esté activado en cada
momento. En el caso de seleccionar “Rain, Ice and Snow”, por ejemplo, se activa de manera permanente la tracción 4x4, en cambio, en modo Eco, se ajustan los márgenes de conexión y desconexión del tren trasero. En caso de que las condiciones de circulación lo requieran, la activación de la tracción total se realiza de forma automática en 0,3 segundos.
COMPROMISO TÉCNICO. Algo que resulta hasta cierto punto comprensible en un automóvil de este segmento, pero que no acaba de encajarnos debido al lujoso ambiente que transmite el E-Pace, es que, tratándose de motores de cuatro cilindros, la rumorosidad y el refinamiento no marcan referencias (sobre todo en el caso de los Diesel). Los gasolina más potentes cuentan con un sonido de escape más grave y deportivo en la zona alta, además aportan un mayor agrado de conducción y viveza en su respuesta. En cuanto al funcionamiento del cambio, aun siendo muy correcto y contando con modos normal, Sport y manual (por medio de levas en el volante o mediante la propia palanca, secuencialmente), llama la atención el excesivo salto que hay entre algunas relaciones.
El atractivo diseño del Jaguar E-Pace ha corrido a cargo del departamento liderado por Ian Callum, que ha querido transmitir una estética deportiva y con una fuerte pureza de líneas. Hay elementos inspirados en el Jaguar F-Type, como los faros delanteros y los pilotos posteriores, así como una zona trasera bastante musculosa, pero no tanto como para repercutir negativamente en la habitabilidad y el maletero, que anuncia unos generosos 577 litros. En el interior se mantienen los rasgos deportivos, con una zona para el conductor muy delimitada y envolvente, separada del acompañante mediante un asidero —como ocurre en el Jaguar F-Type—. El salpicadero revestido de cuero, unos mandos muy cuidados y ajustes de calidad terminan de conformar un habitáculo de lo más apetecible. Su aspecto resulta muy atractivo, al igual que los materiales empleados, y en conjunto podría decirse que está mejor rematado que el F-Pace, respecto al que se han mejorado ciertos detalles. El Head-Up Display, por ejemplo, ya no es de tipo láser, sino de tipo TFT, que se ve mejor y ofrece mayor cantidad de información; el cuadro de instrumentos digital, más trabajado, cuenta con dos estilos a elegir por el conductor y cambia de color según el modo de conducción seleccionado; y los menús de la pantalla táctil, de 12,3 pulgadas y con una resolución de 1.280 x 542 píxeles, se han revisado.
Por otro lado, la lista de equipamiento disponible no tiene nada que envidiar a modelos de la más alta alcurnia, ya que permite configurar un coche prácticamente a medida y con todo lujo de detalles, tanto a nivel tecnológico, como de confort, conectividad y seguridad. Por citar algunos, no faltan faros matriciales de tipo led, portón con apertura gestual, Activity Key (una pulsera resistente al agua que permite abrir el coche sin necesidad de llave), o asientos eléctricos con todo tipo de reglajes, calefacción y ventilación. Incluso se puede personalizar con luces ambientales de una completa gama cromática, o diferentes combinaciones de diseño para el techo, que puede ser bien del color de la carrocería o negro, con cristal panorámico o sin él. Sin duda, se trata de un coche importante para Jaguar, que ha puesto mucho esmero en su realización, pues debería aportar un alto número de ventas a la marca, y no le faltan argumentos ni una fuerte personalidad para lograr su objetivo.