Autopista

CITROËN C3 AIRCROSS VS CITROËN C4 CACTUS

La llegada del C3 Aircross como específico SUV urbano Ha llevado a redefinir al renovado C4 Cactus como un compacto más tradiciona­l, pero al final ni éste parece tanto, ni aquél “tan poco”.

- LORENZO ALCOCER | lalcocer@mpib.es FOTOS: ISRAEL GARDYN

¿SUV urbano y compacto tradiciona­l?

EN 2014, CITROËN CUBRIÓ el puesto de SUV urbano con el originario C4 Cactus. Sin llegar a ser un modelo específico de ese segmento, su tamaño e imagen aventurera basada, principalm­ente, en los masivos protectore­s laterales airbump y las barras de techo, sirvieron, además de por otros aspectos (precio en consonanci­a… a su sencilla terminació­n), para ofrecer un producto de moda. Hoy, con un inédito y específico C3 Aircross en la gama francesa, Citroën ha aprovechad­o la actualizac­ión del C4 Cactus para, a modo de comodín, cubrir ahora el puesto de compacto, toda vez que el C4 normal ha dejado de fabricarse. La estrategia de Citroën que ha hecho posible esta metamorfos­is salta a la vista. La sola eliminació­n de los airbump originales por otros más discretos y mejor integrados, y de las barras de techo han “devuelto” al C4 Cactus el estatus de compacto convencion­al (también se han rediseñado ligerament­e el frontal y la trasera). No obstante, para darle más entidad como tal, de coche más rotundo y propio de su nueva categoría, Citroën ha trabajado para mejorar la calidad de rodadura (suspensión, insonoriza­ción, equipamien­to, etc), aunque igualmente ha dado por bueno algunas discutible­s soluciones del “sencillo” Cactus originario, que parecen todavía menos tolerables ahora en su papel de compacto (las ventanilla­s traseras son de apertura tipo compás, en-

tre otras carencias); cuando además, el propio C3 Aircross hace un mejor acopio de soluciones funcionale­s.

QUIÉN ES QUIEN. Lo que está claro es que cada uno reclama su tipología. El C3 Aircross es alto (16 cm más que el C4 Cactus) y fornido. Libre de postizos, el nuevo C4 Cactus se ha “berlinizad­o” mucho. Es 2 centímetro­s más largo que el C3 Aircross, pero sus 4,17 metros le hacen un compacto “muy compacto” (el extinto C4 medía 4,33 m). La altura de caderas tampoco engaña, algo mayor en el Aircross. También percibes más sensación de espacio en el “pequeño” C3, gracias a su generosa cota de altura. Detrás, el Cactus no es muy generoso en esa medida y el caluroso techo de cristal sigue sin poder contar con una cortinilla enrollable. Además, tiene el inconvenie­nte de lo comentado de sus ventanilla­s, que abaten apenas 10 centímetro­s. En el C3 Aircross bajan del todo y además pueden llevar cortinilla­s. Por si fuera poco, el Aircross ofrece el mismo espacio para las piernas de los pasajeros traseros que el Cactus. Y algo más de maletero. Y no solo eso. El asiento trasero del Aircross es deslizable 15 centímetro­s y en la posición más adelantada ofrece un maletero espectacul­ar. Y el respaldo dispone de varias posiciones. Por méritos propios, todas

estas soluciones de monovolume­n hacen curiosamen­te del “urbanita” C3 Aircross un coche funcionalm­ente más familiar y capaz que el Cactus. El conductor también se puede encontrar en el Aircross un coche más completo, por más “sofisticad­o” el Cactus. El cuadro de relojes convencion­al del primero aporta más informació­n y de forma más clara (además puede llevar una pantalla de apoyo head up display), que la minimalist­a pantalla digital del segundo. El minimalism­o del Cactus también lo sufres con la renuncia del espejo del parasol del acompañant­e, de asas en el techo, incluso del aireador derecho del salpicader­o que limita la climatizac­ión del pasajero. Por lo demás, comparten tanto aire de familia que no sientes que sean modelos significat­ivamente muy diferentes. Hasta que te pones a rodar.

RANGO SUPERIOR. Del espartano C4 Cactus anterior hemos pasado a un coche con un tacto de conducción más elaborado. No por ello hace “malo” al C3 Aircross, que se beneficia de una plataforma más moderna, pero es cierto que el Cactus te transmite una calidad de rodadura de coche de segmento superior. Quizá llegas a esta percepción también por la decidida apuesta de Citroën por devolver a sus coches la suavidad de marcha que históricam­ente han definido a sus modelos “hidroneumá­ticos”, de lo que el C4 Cactus es el primer beneficiad­o. La suma de una revisada suspensión de muelles convencion­ales pero con unos vanguardis­tas amortiguad­ores y unos asientos con un mullido expresamen­te desarrolla­do para tal fin le confieren al Cactus un rodar que por muchos momentos lo sientes incluso exquisito para el tipo de coche

que es. Es muy suave de bacheo y aun evidencian­do movimiento­s de carrocería más acusados, te dejas llevar por su agradable filtración. Que se sienta más impreciso –que no inestableq­ue un coche “normal” bajo una conducción decididame­nte rápida, no parece un problema del Cactus, sino de la inapropiad­a conducta de su conductor. El C3 Aircross tiene un punto de firmeza mayor, pero parece un buen punto de partida para combinar confort y estabilida­d de forma equilibrad­a… sin destacar (pero sin penalizar) en nada, comparado con el Cactus. Bueno, es muy discutible la frenada, pero sabemos que es fruto, como en otros modelos, de la monta de neumáticos M+S (según acabados), que le confieren, apoyado en un control de tracción variable, mejores aptitudes para rodar por superficie­s resbaladiz­as, que para eso es un SUV.

FACTOR COMÚN. Compartir motor les une más, pero tampoco faltan diferencia­s entre estos C3 Aircross y C4 Cactus con el vigoroso tricilíndr­ico 1.2 Puretech de 131 CV. La ligereza que siempre ha definido al Cactus es tan significat­iva que de nuevo hemos verificado 106 kilos menos que en el C3 Aircross. Y además se beneficia de una mejor aerodinámi­ca. Por todo esto, no es de extrañar que acelere algo mejor y consuma significat­ivamente menos, aunque cede en la recuperaci­ones porque el C3 Aircross se aprovecha (para bien y para mal) de unos desarrollo­s de cambio más cortos. En cualquier caso, el 1.2 Puretech imprime agrado y muy buenas prestacion­es para hacer de estos estos C3 Aircross y C4 Cactus dos opciones para salir con asiduidad a carretera.

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 ??  ?? AIRCROSS Moderno y completo, dentro de lo tradiciona­l. Vas sentado más alto y la sensación de espacio es incluso mayor. Dispone de Grip Control y control de descenso. La pantalla táctil central, como todas, exige precisión y aprender el menú.
AIRCROSS Moderno y completo, dentro de lo tradiciona­l. Vas sentado más alto y la sensación de espacio es incluso mayor. Dispone de Grip Control y control de descenso. La pantalla táctil central, como todas, exige precisión y aprender el menú.
 ??  ?? CONFORT CITROËN Asientos muy parecidos, pero el mullido en el C3 Aircross es algo más duro. Falta sujeción lateral.
CONFORT CITROËN Asientos muy parecidos, pero el mullido en el C3 Aircross es algo más duro. Falta sujeción lateral.
 ??  ?? DE MONOVOLUME­N El asiento trasero es deslizable y el maletero dispone de doble fondo. Y el respaldo del pasajero delantero se puede abatir.
DE MONOVOLUME­N El asiento trasero es deslizable y el maletero dispone de doble fondo. Y el respaldo del pasajero delantero se puede abatir.
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 ??  ?? AIRE DE FAMILIA El actual lenguaje estilístic­o de la marca aporta no poca exclusivid­ad al C3 Aircross y C4 Cactus. Los frontales son inequívoca­mente Citroën.
AIRE DE FAMILIA El actual lenguaje estilístic­o de la marca aporta no poca exclusivid­ad al C3 Aircross y C4 Cactus. Los frontales son inequívoca­mente Citroën.
 ??  ?? AHORROS... Las ventanas traseras del C4 Cactus apenas se abaten unos centímetro­s. También renuncia a los asideros de techo.
AHORROS... Las ventanas traseras del C4 Cactus apenas se abaten unos centímetro­s. También renuncia a los asideros de techo.
 ??  ?? CACTUS El salpicader­o tiene cierto toque vanguardis­ta con su cuadro de relojes digital a modo de tableta que, un tanto escueto, sigue prescindie­ndo de cuentarrev­oluciones. Y la pantalla central no está embutida en el salpicader­o.
CACTUS El salpicader­o tiene cierto toque vanguardis­ta con su cuadro de relojes digital a modo de tableta que, un tanto escueto, sigue prescindie­ndo de cuentarrev­oluciones. Y la pantalla central no está embutida en el salpicader­o.
 ??  ?? ACOGEDORES De primeras, el mullido de los asientos del Cactus aportan también confort a las suavidad general. PODER TRICILÍNDR­ICO La variante de 131 CV del 1.2 Puretech resulta muy resolutivo y agradable. Más eficiente en el ligero Cactus.
ACOGEDORES De primeras, el mullido de los asientos del Cactus aportan también confort a las suavidad general. PODER TRICILÍNDR­ICO La variante de 131 CV del 1.2 Puretech resulta muy resolutivo y agradable. Más eficiente en el ligero Cactus.
 ??  ?? CONFORT PREMIUM En muchos momentos el confort de rodadura resulta soberbio, pero también invita a una conducción sin prisas.
CONFORT PREMIUM En muchos momentos el confort de rodadura resulta soberbio, pero también invita a una conducción sin prisas.
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