UNA SOBRE RADARES
El verano favorece el tiempo para la lectura. Novelas hay para todos los gustos: históricas, románticas, biográficas, de ciencia ficción... Precisamente en este último género se encuadra la columna de esta semana, cuyo tema bien daría para unos cuantos libros. Los radares, esos aparatos que se han convertido en el caballo de batalla de muchos automovilistas.
En estos últimos días hemos asistido a dos entregas noveladas protagonizadas por radares. En la primera, la policía ha destapado una red de corrupción -operación Enredadera- que se dedicaba a amañar los datos de siniestralidad para justificar la colocación de radares donde no hacían falta con finalidad recaudatoria. Actuaba en 44 ayuntamientos y han adjudicando irregularmente decenas de contratos para el control y la gestión del tráfico.
El otro capítulo tiene como protagonistas a los Veloláser; parece ser que no están poniendo multas y, además, no funcionan por encima de los 30 grados ni con lluvia. La información la ha proporcionado la app SocialDrive y la gestora de multas Pyramid Consulting. La DGT no ha tardado en desmentirlo argumentando que los Veloláser funcionan correctamente desde la pasada Semana Santa.
Con este panorama, los conductores nos volvemos a preguntar para qué están los radares. Pere Navarro tiene una buena tarea para el mes de septiembre.