Un plan esperanzador
La primera reunión de la Mesa de Automoción, impulsada por el Gobierno, ha puesto colofón a un mes de junio que puede marcar un punto de inflexión en la historia reciente del sector de automoción en España. El mes de junio de 2020 se recordará como el periodo que alumbró una hoja de ruta que prácticamente la totalidad del sector ha acogido como una respuesta pública claramente alineada con los intereses y objetivos del sector. El 15 de junio se anunciaba un “Plan de Impulso a la Cadena de Valor de la Industria de Automoción. Hacia una movilidad sostenible y conectada”, que se articula en cinco pilares: renovación del parque de vehículos hacia otro más moderno y eficiente; inversiones y reformas normativa para impulsar la sostenibilidad y la competitividad; investigación, desarrollo e innovación para los nuevos retos; fiscalidad para impulsar la competitividad del sector; y medidas en el ámbito de la cualificación profesional. Este documento se ramifica, a su vez, en 21 medidas, sustentadas en un presupuesto total de 3.750 millones de euros. El Plan incluye una serie de compromisos por parte del sector, según se refleja en el documento publicado por el Ministerio de Industria, que suponen un importante complemento a esta acción pública y reflejan una visión e intereses compartidos sobre la necesidad de abordar conjuntamente la necesaria transformación del sector. En esta muestra de necesaria acción público-privada, el sector en su conjunto asume los compromisos de avanzar en la descarbonización del parque de vehículos y en la atracción de nuevos modelos eléctricos y electrificados para su fabricación en España; concentrar su actuación en aumentar la eficiencia en la producción para las asignaciones de nuevos modelos y la fabricación de componentes a través del impulso decidido a la aplicación de tecnologías de industria 4.0; trabajar para ampliar el desarrollo de las infraestructuras de recarga públicas de baja, media y alta potencia; concebir y diseñar nuevos modelos y de soluciones de movilidad que permitan alcanzar el objetivo de cero emisiones, en línea con los postulados del European Green Deal; continuar impulsando la innovación; desarrollar programas de atracción de talento cualificado y con un grado elevado de conocimiento tecnológico; impulsar iniciativas con la colaboración de la Administración para que España se convierta en un referente europeo para el desarrollo de pruebas piloto para la movilidad conectada y automatizada; complementar los apoyos que aporte la administración pública en función del tipo de vehículo; y contribuir a atraer la inversión necesaria para que el desarrollo del ecosistema de movilidad pueda alcanzar en España en 2040 los 310.000 millones de euros de cifra de negocio. ¿Son estos compromisos y medidas suficientes para mitigar los efectos de la pandemia? Como señalaba José Vicente de los Mozos, presidente de ANFAC al diario La Razón: “ningún plan puede para el golpe de la pandemia, pero es un buen punto de salida porque toca los puntos clave en la estrategia del futuro”. Antes del futuro, a corto plazo, tras la buena noticia de la ampliación de los ERTEs hasta el 30 de septiembre, habrá que esperar que una de la recuperación de la demanda europea e interna que siga paliando las consecuencias de la Covid-19.
El sector lo ha acogido como una respuesta pública claramente alineada con los intereses y objetivos de la industria