Lartigue 1910

Al comienzo del siglo XX Calixte y Anastasie Lartigue fundaron en el pequeño municipio vasco francés de Oloronste-marie uno de los primeros talleres de tejeduría de la región. Desde entonces, cuatro generaciones de hilanderos se han encargado de mantener viva esta tradición que, adaptándose a los cambios, a día de hoy forma parte de la cultura de la comarca.

Durante las primeras décadas, la pareja se dedicó a fabricar alpargatas y boinas para los habitantes de los pueblos colindantes, prendas que ya eran tendencia en el París de la época. Años más tarde, su bisnieto Philippe fundó la marca Lartigue 1910, con un nuevo modelo de negocio, que consistía en abrir las puertas del taller a las personas que querían descubrir el arte de tejer. Esta tradición se ha mantenido y se ha trasladado hasta la actual ubicación de su sede central, en Ascain, donde tienda y atelier se entrelazan de forma natural.

Con el transcurso del tiempo, y gracias al buen coser, la marca ha construido un universo conformado por todo tipo de productos: manteles de cocina, toallas de baño, fundas para dispositivos electrónicos, bolsas, maletas, accesorios para cubrir exteriores, telas a medida y, por supuesto, los gorros y alpargatas de toda la vida.algunas de las creaciones recogen en su diseño los colores propios de la cultura (el rojo, el verde y el blanco), mientras que otras proyectan combinaciones de una paleta más rica y creativa.

Sus trabajos se exponen y se venden en sus boutiques de Biarritz y de San Juan de Luz, pero quien esté interesado en ahondar en la historia de la marca y en su método de fabricación, deberá visitar el atelier de Ascain. Tirando del hilo de sus guías, podrá conocer su proceso creativo, desde la idea original hasta la última puntada, y la complejidad que supone preparar más de 13.000 hilos, uno a uno, para la fabricación de una sola tela, una labor que aúna técnica, cultura y excelencia.