Agustín Pontesta
ARTISTA
La obra de Agustín Pontesta impacta desde el momento en el que el espectador se pone frente a sus creaciones. En sus paisajes infinitos, donde los horizontes parecen ausentes, las masas de gentes se confunden con un terreno difícil y extremo. Algunas de sus obras tienen un aire apocalíptico; en otras, las texturas y relieves emulan firmamentos o insinúan rocas que hacen recordar el fondo marino: universos particulares donde el arte y la ciencia se alían. Para entender lo que le ha llevado a plasmar esos áridos paisajes merece indagar en su peculiar estilo de vida, que destaca por una intensa trayectoria, tanto en lo vital como en lo artístico. Siendo joven despertó en su interior la necesidad de expresarse por medio de la pintura, pero fue de la mano del artista Alfredo Bikondoa, cuando vio clara su vocación. Desde entonces no ha dejado de trabajar y evolucionar en paralelo a una forma particular y genuina de entender el mundo que lo rodea. Al mismo tiempo descubrió y se interesó por el budismo Zen y su filosofía. Durante años asistió a seminarios y retiros intensivos. También conoció el budismo tibetano a través de diversos lamas, participando en cursos y retiros, e incluso asistiendo a convenciones impartidas por el propio Dalai Lama en Francia y la India. En ese periodo estudió y practicó el arte oriental, la técnica de dibujo monocromático Sumi-e y la caligrafía japonesa.
Agustín también ha residido durante un tiempo en Londres, motivado por la pintura victoriana, sobre todo por la obra de William Turner. Amante de los espacios abiertos y lugares remotos, lector desde niño de libros de viajeros y exploradores clásicos, ha realizado viajes de varios meses de duración, siempre en solitario y con un billete de ida, haciendo de la improvisación su modus vivendi. Sus periplos lo han llevado a lugares remotos como la selva Amazónica, los Andes, los desiertos de Atacama en Chile y el Thar en la India, a Turquía, Jordania e Israel, las grandes extensiones de la Patagonia, a Tierra del Fuego y al Himalaya, entre otros. Además, ha realizado el Camino de Santiago varias veces en casi todas las variantes conocidas en la península de manera íntegra y sin interrupción.
Agustín Pontesta es una persona con inquietudes que ha adoptado maneras alternativas frente a un sistema social convencional. Este itinerario vital, esta mirada introspectiva y a la vez abierta al mundo, de alguna manera refuerza y se impregna en su obra artística, apreciándose la interiorización de los paisajes bañados con una espiritualidad latente. Sus vivencias trasladadas al lienzo han sido premiadas en importantes certámenes, y expuestas en innumerables salas de España y de Francia.