Hôtel du Palais
Desde su construcción en el Segundo Imperio, el Hôtel du Palais ha alojado a la flor y nata de la alta sociedad y aristocracia europeas. Opulento y lujoso, este palacio es un símbolo para Francia, y una maravilla arquitectónica. Durante las últimas décadas, siete maestros de la restauración han sido los encargados de mantener intacta la decoración y el estilo del que fuera la casa de Eugenia de Montijo y Napoleón III. Habitación tras habitación estos artesanos han restaurado los muebles de cada estancia siguiendo las instrucciones de André-charles Boulle, el reconocido ebanista de Louis XIV. A pesar del impecable trabajo de estos restauradores, al hotel le ha llegado la hora de vivir una reforma integral, para adaptarse a las necesidades de los huéspedes contemporáneos. Esta rehabilitación se está ejecutando por fases: la primera fue la renovación de la terraza del restaurante Le Jardin de L’océan y del espacio verde que abraza la escalinata que lleva desde el palacio a la playa. En una segunda fase se sustituyó la anterior piscina por una californiana, reformando también las cabinas e incorporando un nuevo bar llamado Le Sunset. La nueva piscina se inauguró a comienzos del verano de 2018, dando inicio a la época estival.
La más compleja de las rehabilitaciones, la interior, se ejecutará en 2019. La obra se retrasó debido a un evento de vital importancia que tendrá lugar este agosto en el Hôtel du Palais: la cumbre del G7.las habitaciones en las que antaño se alojaron la reina Isabel II, Jerónimo Bonaparte, Leopoldo II de Bélgica, Otto von Bismarck, la reina Victoria, el zar Alejandro II de Rusia y Sissi Emperatriz, acogerán, a menos que caiga alguna figura del tablero, a Donald Trump, Justin Trudeau, Angela Merkel, Emmanuel Macron, Giuseppe Conte, Shinzo Abe y Theressa May.
El fabulista francés Jean de la Fontaine escribió en una ocasión que “cualquier poder, si no se basa en la unión, es débil”. Siglos después de su muerte, el Hôtel du Palais parece presentarse como el escenario que une al poder. Quizá haya sido ésa su función desde un comienzo; y la reforma del palacio no hará sino empoderar aún más el escenario de esta fábula que, al menos una vez en la vida, hay que visitar.