Nisa Goiburu
ARTISTA
Se ha hablado hasta la saciedad de los dramáticos efectos que provocó el Coronavirus en el sistema sanitario y en el económico,pero no tanto de la afección que tuvo en el mundo del arte, y en especial en el trabajo de los creadores. La nueva realidad surgida durante el confinamiento, y la virulencia con la que la pandemia azotó al mundo, dio visibilidad a un ser -a priori invisible- que turbó por completo el statu quo.
Una de las artistas que vio alterado su trabajo como resultado de la COVID-19 es Nisa Goiburu, quien trabajó durante el aislamiento en tres series de pintura diferentes. Como un profano de la cultura egipcia que se ve atraído por los jeroglíficos sin entender su significado, Goiburu percibió el virus como algo incomprensible. Inspirada por esa incertidumbre, creó una colección de pinturas sobre papel compuesta a base de pequeños trazos coloridos organizados dentro de unas estructuras -reflejo de los códigos humanos y de los códigos de la naturaleza-. Cada línea podría interpretarse como uno de los signos gráficos de la escritura de los antiguos egipcios leída por un iletrado, o como un virus en movimiento dentro de las sociedades. El espectador es libre de interpretarlo como quiera, aunque Nisa admite un influjo importante de sus viajes a Egipto, así como del trazo único de la cultura taoísta.
El escritor Joxe Mari Iturralde habla sobre la obra de la artista como “Pintura lírica, firme, decidida pero sin dramatismos extremos. No es pintura épica, no se nos está contando una historia con trazos gruesos; al contrario, es pintura sutil, de aproximación, con uso apropiado y exacto de la insinuación. Aquí no hay chillidos dramáticos, no hay grandes héroes homéricos, por el contrario, hay sugestión firme, con fragilidad y fortaleza de mujer al mismo tiempo. […] Obras de un intenso lirismo, de mucha sensibilidad, pero, a la vez, de gran fuerza expresiva y dramática. Pinturas de enorme plasticidad, que quedan fijas en nuestra mente con potente tensión durante tiempo. La obra de Nisa Goiburu es fuerza y es poesía. Es intensidad y es lirismo”.
‘Las diosas’, de Nisa Goiburu: Sola aquí envuelta en verde me siento feliz
Sola aquí me conecto a un mundo sin fin
Sola aquí escucho en mi vacío y pienso en ti
Sola aquí aspiro el aire tibio de este festín
Sola aquí en la verde yerba dejo mi latente huella hasta que llegues a mí
Lejos del letargo al que se vio sometida la sociedad durante el encierro, Nisa sintió una fuerza interior que le ayudó a ser prolífica en distintas disciplinas. Si por algo se caracteriza la artista, es precisamente por su heterogeneidad a la hora de crear: Goiburu trabaja con la misma diligencia la pintura, la escultura, la poesía, la danza y las performance, y combina con maestría estos campos para firmar obras de importante calado. Sus obras han estado presentes en exhibiciones individuales y colectivas y en ferias de arte contemporáneo de Francia, Suecia, Marruecos, EE. UU., Canadá y Japón, entre otros. Su última exposición internacional, en una galería en el barrio londinense de Chelsea, coincidió precisamente con el brote del Coronavirus. Esta pandemia, igual que cualquier otra dificultad con la que
Nisa se ha topado en la vida, no ha hecho sino fortalecer su mundo interior, haciéndolo brotar con frenesí.
En este contexto parece apropiado recuperar la crítica que el escritor Joaquín Araújo hizo hace unos años de la obra de la artista: “Respirar consiste en introducir lo externo en lo interno. La obra de Nisa Goiburu respira por los cuatro costados. Ella toma de la vida lo que ha metido dentro de nuestra mirada para que finalmente llegue a nuestra más amable intimidad: la emoción. De la misma forma que la atmósfera vivifica el organismo, su arte fertiliza lo más cercano a la verdad con lo que contamos: la sensibilidad”.