Elizaga & Arcé
Numerosos cuadros del artistas vascofrancés Pablo Elizaga decoran las estancias del hotel Arcé de Saint-étiennede-baïgorry. El pintor es reconocido, y especialmente valorado, por sus representaciones de la cultura vasca y su cotidianeidad. Inmóviles y al mismo tiempo dinámicos, sus personajes, pasados y presentes, habitan escenarios conocidos como las playas de Biarritz o de Guéthary, y están muy vinculados al deporte: el surf, el remo, la cesta punta y, sobre todo, la pelota. Su necesidad de retratar una y otra vez a los jugadores de pelota, hasta alcanzar la perfección en la traslación de los movimientos del cuerpo, fue seguramente lo que llevó a los propietarios de Arcé a apostar por Elizaga como su artista de cabecera, ya que el edificio que alberga el hotel fue antiguamente un trinquete (un frontón cerrado). Gracias al buen hacer de la familia Arcé, que generación tras generación ha ido actualizando el edificio -erigido en 1864-, lo que comenzó siendo la modesta cafetería del trinquete, pronto se convirtió en un encantador hotel de lujo. Actualmente, Arcé dispone de 20 habitaciones y suites, un restaurante gastronómico, una piscina al aire libre y, por supuesto, un pequeño frontón.
El restaurante merece una mención especial: los huéspedes pueden escoger si desean comer en la idílica terraza exterior situada junto al río, bajo los plátanos de sombra, o en el comedor interior, antiguo trinquete decorado con palas de época y con las pinturas de Elizaga. Los platos van desde la lubina al vapor acompañado de tartar de ostras, salsa de perejil y verduras crujientes, hasta el cerdo caramelizado con miel de Iraty, maridado con ventresca confitada, morcilla, galleta de boniato y blinis de castaña y manzana.
Puede que sea por el mimo con el que la familia Arcé cuida a sus huéspedes desde hace décadas, por los manjares que sirven en su restaurante -todos ellos elaborados con productos de cercanía-, o por la belleza sin igual de Saintétienne-de-baïgorry; sea como fuere, el hotel Arcé parece un lugar eterno sacado de una pintura; un instante capturado por un gran artista, como lo es Pablo Elizaga.