Beef!

DE LA DEHESA A LA MESA

- Por Henar Langa

Olvídate de los mitos, leyendas y prejuicios que hay en torno a la carne de cordero. Corderex tiene un proceso muy cuidado de garantía en su elaboració­n para que se convierta en un manjar viable en cualquier época del año. Pero ¡ojo! Comprueba que esté bien certificad­o.

Los consejos reguladore­s son de vital importanci­a a la hora llevar a cabo los procesos de elaboració­n de carne. Gracias a ellos y a sus sellos de calidad nos asegurarem­os de haber elegido la mejor materia del mercado para elaborar nuestras recetas. En el caso de Corderex, que protege al cordero de Extremadur­a, sabemos que se responsabi­liza del producto manteniend­o un riguroso seguimient­o desde que los animales nacen en las dehesas de esta comunidad autónoma hasta que llegan al punto de venta con los sellos pertinente­s para certificar que pertenecen a la IGP. En medio de este ciclo, también queda patente que los animales recién nacidos se crían con leche materna y, a posteriori, pasan a completar su alimentaci­ón con comida autorizada por el Consejo Regulador. Es decir, se consigue una profunda rastreabil­idad de todas las fases para ofrecer un producto impoluto al consumidor.

La distinción de este proceso según lo lleva a cabo Corderex se nota en el sabor de las piezas de carne que se caracteriz­an por ser jugosas, sabrosas y tiernas, con un sabor suave, gracias a la corta edad de los corderos (se sacrifican con menos de 100 días de vida). Además, al ser tan jóvenes los animales y crecer tan sanos tienen poca grasa, lejos de lo que suele pensar el consumidor, así que ¡olvídate de los mitos y leyendas que giran a su alrededor!

EL SELLO DE CALIDAD

Hay que tener cuidado a la hora de pedir en el mostrador de la carnicería: cuando el cordero tiene más de un año adquiere un olor y un sabor más fuertes que distan mucho del género que ofrece la IGP extremeña. Para distinguir­los no tendrás más que fijarte bien: cada una de sus piezas va identifica­da y numerada individual­mente con un precinto de garantía colocado en el garrón de su pata. También se utiliza un sello a lo largo de las dos medias canales o un sello con el logotipo en sus piezas nobles. Es una marca que perdura incluso después del cocinado para que no haya lugar a dudas.

La crianza de los corderos domesticad­os por parte de los humanos comenzó hace más de 9.000 años en oriente medio y, aún así hoy en día, permanece en nuestros recetarios como un verdadero manjar.

 ??  ?? A la izquierda, fotografía de los corderos pastando en la dehesa de Extremadur­a. A la derecha, un despiece de carne con la certificac­ión correspond­iente: los sellos, la numeración individual y el precinto de garantía que marca la distinción.
A la izquierda, fotografía de los corderos pastando en la dehesa de Extremadur­a. A la derecha, un despiece de carne con la certificac­ión correspond­iente: los sellos, la numeración individual y el precinto de garantía que marca la distinción.

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