AMERICAN CLASSIC CON BOOST NOTICIA ESPERADA
PIONERO Y AVENTURERO
Juan Carlos Nájera, 13 de julio de 1962, actualmente Director de Eventos en Orbea. En 1987 subió al KIlimanjaro con el primer prototipo de MTB de la firma alavesa BH. A partir de ese momento y durante los siguientes once años, permaneció vinculado a la marca vitoriana, participando como corredor del equipo BH por toda la geografía española, Campeonatos de España y Campeonatos del Mundo de Lucca Il Ciocco (Italia) 1991 y Bromont (Canadá) en 1992. En 1995 consiguió el récord Guinness de altura en bicicleta. Viajar es una de sus pasiones. Tres ediciones de la Idita Bike (95, 97 y 99) obteniendo el cuarto puesto en las tres ediciones. Dos participaciones (98 y 99) en la Crocodile Trophy (Australia) consiguiendo un triunfo de etapa como mejor resultado. Además, ha organizado y tomado parte en la organización de Carreras de aventura como El Maratón del Nilo (Egipto), Dakar-Gasteiz (Senegal), Libike (Libia), La marca American Classic ya ofrece lo que tantos usuarios estaban demandando: ruedas con bujes específicos con medidas Boost. El sistema llega a diferentes modelos de su catálogo. Con la tecnología Boost, llegan los ejes delantero de 110x15 mm y trasero de 148x12 mm (ancho x grueso) más anchos, el ángulo de los radios con el buje es menor y el triángulo resultante con la llanta es más fuerte, de manera que la rigidez y la estabilidad de la rueda mejora.
[+INFO] Tel 93 866 38 32, www.topfun.com
Mongolia Bike Challenge (Mongolia) o Titan Tropic (Cuba). Durante catorce años organizó viajes y ejerció labores de guía en países como Marruecos, Egipto, Senegal, Libia, India, Turquía, Chile, Bolivia, México, USA...
Hace dieciocho años, creó la prueba Los Monegros y desde entonces, ejerce en Orbea la dirección de los diferentes eventos que la marca vasca organiza. Ahora ha decidido volver a participar en la IditaBike.
¿Cuándo acudiste por primera vez a la IditaBike y qué te empujó a hacerlo? ¿Cómo fue aquella primera experiencia?
La IditaBike, en 1995 e incluso hoy en día, es la prueba non stop más extrema de cuantas puedes encontrar en bicicleta. Básicamente, es una prueba de supervivencia en un medio hostil, como es Alaska, en pleno invierno polar. La bici, en este caso, es un mero medio de transporte. Entre otras cosas, me atrajo el eslogan de la prueba “los cobardes no se apuntarán y los débiles morirán”. En las tres ediciones que yo participé, la última vez hace 20 años, las fatbikes eran ciencia ficción. En la primera edición, al cruzar la línea de meta a las 4 AM pensé: “si he superado esto, ya puedo superar cualquier cosa”. Sin lugar a dudas, atrapa.
¿Qué es lo que te ha llevado a volver a enfrentarte a un reto como este tantos años después y cuáles son tus objetivos?
La primera vez que tomé parte, el objetivo era terminar. Las dos siguientes, terminar entre los tres primeros, pero siempre quedé en cuarta posición de un total de 50 corredores. Nunca se me ha quitado de la cabeza la idea de volver. Es una prueba que te atrapa. La soledad, el miedo, el gozo ante la inmensidad de los paisajes, el peligro objetivo de atravesar un lago oyendo cómo cruje el hielo a tus pies en la oscuridad de la noche, el reto de la superación. En la presente edición, tras 20 años de seguir recorriendo el mundo encima de una bici, mi objetivo es terminar, tratar de disfrutar al máximo de la experiencia y regresar a casa en perfectas condiciones.
Para aquellos que se pudieran plantear acudir a la IditaBike en próximas ediciones, ¿cuáles serían tus consejos?
Consejos vendo y para mí no tengo… Básicamente creo que todo se resume en ilusión (por el reto al que te vas a enfrentar), sacrificio (en horas de entrenamiento, sobre todo nocturnas), capacidad de sufrimiento (es mucho lo que se sufre día y noche, con temperaturas entre -10 y -40C) y afán de superación (para salvar todos esos obstáculos naturales y momentos de bajón mentales).
N. de la R.: