REFLEXIONES SOBRE UNA KONA
Muchos de los que ahora se acercan a este deporte vienen con pretensiones como las que yo mismo tuve en su día. No sabía ni qué ponerme ni adónde ir ni con quién juntarme. Tampoco qué era una bici en condiciones. Había que aprender materiales y marcas. Pronto descubrí que también en este deporte se pasan muchas horas solo. La ilusión y las ganas de terminar siendo lo que veías en revistas y videos era el motor que motivaba horas y horas de práctica, heridas, sudores, dietas, etc, etc. La búsqueda de lo que ya se ha acabado denominando en algún libro el flow termina moldeándote. Es absurdo pensar que una actividad artesana como es esto de la bici no va a influir en tu personalidad a lo largo del tiempo. Es lo que haces y lo demás es secundario. Ya no lo piensas, estás ahí y lo estás haciendo y resolviendo. Mientras tanto y lo mejor de todo es que nunca concluyes, siempre es mejorable. En esto consiste. Y en esto se convierte en tu tipo de vida. Además, tras entender el gran contenido estético que conlleva esta actividad, creo que es importante mantener los primeros principios éticos por los que comenzó sobre todo en el comportamiento en la Naturaleza y con el resto de montañeros y ruteros. No hablo solamente de bikers. Al menos a mí me gusta ser fiel a las maneras de las personas que me las enseñaron y en general de lo que transmitían los libros y revistas de aquellos años sobre esta actividad.
El grupo de bomberos madrileños que me introdujeron en esto era un grupo que transmitía integración y compañerismo a raudales. Me enseñaron lo básico. Aquel grupo me abrió la puerta, me inició. Claro, de esto mucha gente que ahora se rompe las piernas en maratones o competiciones no tiene constancia por no haberlo vivido. Quizás no sepan ni de qué hablo. Y muchos, sin embargo me habrán captado a la primera. Esta actividad ya tiene tradición y memoria, ya tiene historia. También en el pasado había mucho cernícalo que pensaba que el tema consistía en dar pedales y ya está; y cuantos más mejor. Bueno, es respetable. Aún hay quien solamente entiende el ciclismo por los kilómetros que eres capaz de hacer en ruta. Esto sólo muestra tu fuerza y tu estado físico, nada más. Tu mente es otra cosa. Esto es lo difícil de transmitir. Pero no puedes evitar que te juzguen bajo ese baremo. Mi estado actual es de forma suficiente para desarrollar la actividad que me propongo que no suele ser la que más atrae a muchos. No tengo nivel técnico suficiente como para realizar Freeride extremo pero me aburren los recorridos de pistas forestales de kilómetros y kilómetros. Me encuentro más a gusto con lo que hoy día se está dando en llamar ‘Enduro’, que es lo que muchos llevamos haciendo desde hace la torta de tiempo sin saber qué nombre darle. Yo le llamaba Mountain Bike. Así comenzó todo. Mitad Casa de Campo y mitad Sierra madrileña. Ahí empecé a buscar algo que no sabía qué era. Cambió la manera de hacer todo. Subía sabiendo lo que espera por bajar y las bajadas y trialeras que durante muchos años me quitaban el sueño y me proporcionaron muchas de mis mejores hostias ahora son el motivo de mi búsqueda, desgraciadamente siempre en solitario.
Creo que finalmente decidí cabalgar así, en solitario, me gustan los grupos, es divertido y se comparten grandes cosas y personas, pero sigo pensando que la búsqueda es algo solitario que uno debe afrontar por sí mismo. Si me cruzo con otro biker o globero, o niño con su bicicleta me gusta transmitirle buen rollo, gran sonrisa, buenas palabras; me gusta que se sienta que pertenece a algo más grande que todos nosotros, la comunidad biker, la comunidad de buscadores de singletracks, de aventura y experiencias, de caídas y de subidas, de ayuda si se te ha roto algo o de auxilio si estás en el camino. Pido perdón por dedicarme a hacer proselitismo por los caminos pero no entiendo esta actividad de otra manera y sin falsa modestia, como decía Sabina, a mis “cuarentaytantos tacos” ya ves tú, aún me queda tanto que aprender... Alberto Cerezo