MUCHA MONTAÑA
LAS RUGOSIDADES DE CASTELLÓN (VALENCIA) CASTELLÓN ES UNA DE LAS PROVINCIAS CON MAYOR PORCENTAJE DE SUPERFICIE MONTAÑOSA “RUGOSA”, SON ADEMÁS LAS MONTANAS LAS QUE ESCONDEN RINCONES ESPECTACULARES ESTAN POBLADAS DE ÁRBOLES, SURCADAS POR PISTAS Y SENDEROS Y LOS ANIMALES VIVEN SALVAJES Y LIBRES. EN ESTA LA 3ISTA SUBIENDO Y BAJANDO, A DIBUJAR EN LOS ROSTROS GESTOS DE ASOMBRO Y A AMAR LA NATURALEZA.
En el año 2010, la Fundación de una conocida entidad bancaria, presentó un estudio geográfico poco común que habían realizado, el de la rugosidad del terreno y altitud de las diferentes provincias, en él hay muchos datos curiosos, uno de ellos es la provincia de Castellón, con una altitud media que no llega a los 600m sobre el nivel del mar, por debajo de la del conjunto del estado, que tiene una rugosidad bastante superior a la media, muy cerquita a la de provincias como Lleida o Huesca, a pesar que éstas dos últimas cuentan con el impresionante Pirineo para sumar rugosidad. Esas rugosidades conforman el paisaje que tanto nos gusta, valles y crestas, llanuras y barrancos, todas esas rugosidades están llenas de árboles, piedras, raíces, pistas o senderos y por allí van las rutas de Mountain Bike, en las que disfrutamos de las bajadas y sudamos en las rampas. En esta ruta vamos a ver algunas, pocas, de esas rugosidades, aprovechando la señalización de rutas del Centro BTT de la Comunitat Valenciana del Alto Mijares, en concreto la 2, que sirve de ba-
se a su marcha organizada que convoca a cientos de ciclistas de la zona, luego se toma la ruta 3 en sentido contrario, para evitar alguna rugosidad más. Se parte de la puerta de la iglesia, atravesando la plaza y pedaleando por estrechas callecitas que invitan a perderse, algún despistado coche también lo hará y la ocupará de lado a lado con los retrovisores recogidos. La curiosa torre árabe semiembebida en las fachadas se lleva más de una mirada y se busca la salida del pueblo para atravesar el cauce, normalmente seco, del río Montán e inmediatamente comenzar el ascenso, primero una corta rampa de tierra lleva a pistas cementadas entre huertas, con almendros y olivos, luego los pinos van ganando presencia a medida que se asciende y las laderas se inclinan. Los cortos descansos permiten volver la mirada atrás y disfrutar del emplazamiento del pueblo a salvo de las crecidas del río Mijares, encajado entre los roquedos y escondido en el bosque de galería y las huertas, aunque el color de sus aguas se puede ver en más de una ocasión. En las curvas que cruzan los arroyos, la humedad hace que proliferen chopos o nogales que dan abundante sombra en estas zonas. Las antiguas terrazas para cultivar fueron ganadas a la montaña a base de construcción esforzada, de los antiguos pobladores de estas sierras Javalambrinas del final de la Cordillera Ibérica, casi todas ya abandonadas, se van volviendo más estrechas cada vez, hasta que ya es imposible que nadie las pudiera construir. El asfalto deja paso a la pista de tierra, pero el ascenso no cesa, el bosque de pinos se aclara y van apareciendo encinas y quejigos, con la altura ganada, las vistas descubren más kilómetros cuadrados de rugosidades, de sierras, de crestas y de valles, incluso, algún descanso permite recuperarse de las continuas rampas. En mitad de las rugosidades castellonenses, alguna bastante considerable, aparecen zonas menos pendientes que rápidamente se ocuparon por terrazas para cultivar y de rui-
LOS CORTOS DESCANSOS PERMITEN VOLVER LA MIRADA Y DISFRUTAR DEL EMPLAZAMIENTO DEL PUEBLO
nas de masías, la parada en una de ellas, abandonada, pero lo suficientemente bien conservada para permitir curiosear por su interior, marca el inicio de un sendero muy molón, que baja de terraza en terraza por una estrecha traza en medio del bosque, y se termina saliendo a una pista que pierde con rapidez la altura ganada, pero que muestra más rugosidades, otro valle en cuyo fondo viven los gabachos. No, no son los seres que habitan al otro lado de la gran montaña de muy al norte, son los naturales de Montán que tienen ese curioso gentilicio que muchos desconocíamos. En la bajada hay badenes para evitar la circulación del agua de lluvia por la pista, además de tramos de pendiente más acusadas pavimentadas con cemento, no hay que distraerse en ningún momento, es mejor parar a hacer fotos que circular con la vista fuera del camino. No se entra en el pueblo, ya que se gira a la derecha para pedalear paralelamente al cauce del río Montán o Montant que, aunque no tiene agua normalmente, ya que su caudal es muy irregular al depender de la pluviosidad, mantiene mucho frescor en sus riberas. La sombra acompaña la ruta a la vez que la ruta acompaña al río, que también se llama de Maimona. A medida que se avanza la claridad aumenta y en lugar se seguir la señalización de la ruta 2, tomamos la ruta 3 en sentido contrario, la bajada se hace algo más acusada y termina en un cruce por el que se transitó casi al inicio de la ruta, ahora al final, se toma en bajada para cruzar el estrecho puente de San José, una curiosa construcción de 1803 que oculta bajo los neumáticos una conducción de agua por una acequia, con lo que en realidad es un “puentacueducto”. En el centro tiene dos mosaicos de la virgen de los Desamparados y San José. Ya callejeando en el casco urbano de la villa termal de Montanejos, se llega a la plaza, es el momento de acercarse al río a disfrutar de un chapuzón antes de regresar a la gran ciudad de deslumbrantes luces.
LA SOMBRA ACOMPAÑA A LA RUTA A LA VEZ QUE LA RUTA ACOMPAÑA AL RÍO, QUE TAMBIÉN SE LLAMA DE MAIMONA