LA FRONTERA INADVERTIDA
LA FALLA DE TORRELODONES (MADRID) MUCHAS PERSONAS PASAN A DIARIO O EN #IN DE SEMANA POR LA AUTOPISTA CERCANA, LOS BIKERS FRECUENTAN ALGUNAS DE LAS TRIALERAS DEL FINAL DE LA SIERRA DE HOYO O VISITAN EL CANAL DEL GUADARRAMA Y LA PRESA DE EL GASCO, MUCHOS CRUZAN LA #ALLA DE TORRELODONES SIN CONOCER SU EXISTENCIA, SIN SABER SU INFLUENCIA EN EL PAISAJE QUE ES COMO ES, O LA RAZÓN DE QUE EL BARRO SE PEGUE A LOS NEUMÁTICOS. VAMOS A DAR UNA VUELTA PARA CONOCER LA FALLA Y VER ALGUNAS DE LAS COSAS CHULAS QUE HAY CERCA.
En época de lluvias muchos bikers se desplazan al norte de la falla de Torrelodones, probablemente sin saberlo, están pasando de los terrenos sedimentarios con arcillas del sur, a los rocosos del norte, cambian el pegajoso barro que se forma con la lluvia en los campos y pistas que se encharcan, acumulándose enormes pegotes de arcilla en los cuadros y puentes de las horquillas, al norte en cambio, el barro sólo mancha, hay charcos y arena, el agua se drena más fácilmente por las rocas y permite circular y disfrutar, sólo se corre el riesgo de sufrir una regañina al intentar entrar en casa manchados de arriba a abajo.
La responsable de que estas cosas sean así es la falla de Torrelodones, o mejor dicho sistema de fallas, porque hay muchas. Es que la geología lo explica todo, las rocas del sustrato, su composición, su naturaleza o su disposición condicionan todo lo que hay por arriba y que podemos ver, el relieve como primera consecuencia, el
paisaje que emana de las diferentes posibilidades que ofrece la formación de suelo o su ausencia y que sustenta a diferentes tipos de plantas en cada caso, los usos que los seres humanos hemos aplicado en cada espacio, el cultivo en las zonas sedimentarias de la cuenca, las dehesas de robles o encinas en los terrenos de piedemonte, o el pastoreo en las zonas de monte bajo de las laderas de las montañas; la actividad extractiva de las arenas aluviales del sur o las canteras de granito al norte de la falla, también la arquitectura tradicional que hace que las casas del norte sean de granito, al este de pizarra en Patones o las del sur de adobe y arenisca, también la existencia de cuevas en las margas del Tajuña y hasta la “dureza” del agua que bebemos.
LA FALLA
Hace mucho, mucho mucho tiempo, la Tierra era un sólo continente, ahora ciento y pico placas tectónicas se mueven por el planeta, la orogenia herciniana de hace unos 380 millones de años, allá por Paleozoico superior, fracturó la meseta Varisca durante 100 millones de años, el sustrato que formaba la base de lo que ahora es Europa y elevó la zona por el sistema de fallas. 200 millones de años de erosión arrasaron por completo la cordillera primigenia y crearon un mar sedimentario. La orogenia Alpina en el periodo Cenozoico, hace “sólo” 65 millones de años, reactivó las viejas fracturas y reelevó el Sistema Central quedando algo parecido a lo que conocemos hoy, otros miles de años de erosión despejaron las capas superiores de la montaña, trasladando los materiales a las cuencas endorreicas del Duero y Tajo. Hace sólo 5 millones de años, en el Plioceno, el basculamiento del conjunto del zócalo posibilitó la transformación de las cuencas en exorreicas, los ríos comenzaron a fluir, a excavar sus cauces y vaciaron las aguas en el Atlántico dejando el medio físico como lo pedaleamos ahora, con la falla de Torrelodones bien definida,
LA FALLA DE TORRELODONES NO ES ESPECTACULAR O VISIBLE COMO LA DE SAN ANDRÉS EN CALIFORNIA PERO ES UNA DE LAS MÁS IMPORTANTES DEL SISTEMA CENTRAL.
la frontera separadora de las rocas plutónicas y metamórficas pertenecientes al zócalo herciniano del macizo montañoso al norte, los materiales sedimentarios arenas y arcillas terciarios que rellenan la fosa del Tajo al sur, con una zona de transición de materiales diversos.
La ruta comienza con un senderito sencillo y juguetón que sobrevive entre zonas urbanizadas, se cruza la autovía de incesante tráfico, otro oasis de bosque entre casas da paso a la sencilla ruta por pistas o senderos, sin casi dificultad para permitir apreciar los diferentes tipos de terreno del norte y del sur de la falla, los detalles de las construcciones del norte con el profuso empleo del granito, los bosques más tupidos del sur, pero también descubrir y disfrutar a lo largo del pedaleo de auténticas joyas que salen al encuentro. El magnífico puente de Retamar de perfecta sillería de granito del SXVIII da inmediatamente paso a la subida de la ruta, larga pero con algún descanso y buenas vistas, pedaleando a la calzada romana del S. III en las cercanías de Galapagar, pero pasando por las coquetas ermitas de Nuestra Señora de la Soledad y la del Cerrillo del siglo XV, la Cañada Real Segoviana se recorre durante unos kilómetros y para el final quedan dos joyas musulmanas del período califal, entre los siglos IX y XI: el puente de la Alcanzorla y la atalaya de Torrelodones formaban parte del sistema de comunicaciones que unía las atalayas de señales que vigilaban la Marca Media, la frontera de AlAndalus con los reinos cristianos del norte, se extendía longitudinalmente a los montes Carpetanos entre Talamanca de Jarama y el Valle del Tiétar de las que quedan restos y alguna reconstruida como la de Torrelodones, cuyo aspecto actual es consecuencia de una reconstrucción de 1.928 tras un derrumbe. La bajada al escuálido pero precioso puente de la Alcanzarla es la única dificultad de consideración de la ruta, luego vamos a la atalaya, envuelta en la leyenda del Caballero Don Tirso, señor de Lodón y la muerte de sus dos crueles hijos. El final está cercano, pedaleando con precaución entre coches, también el regreso a la gran ciudad de deslumbrantes luces.
EN LA ACTUALIDAD LA FALLA CONSERVA ALGO DE ACTIVIDAD Y SE PRODUCEN MICROTERREMOTOS, CASI TODOS INAPRECIABLES.