Bike

PERSONAL TRAINER:

- TEXTO: Jorge Blasco www.ciclismoyr­endimiento.com

MUCHOS CICLISTAS SIGUEN SIN VER LAS VENTAJAS DEL ENTRENAMIE­NTO DE FUERZA. ALGUNOS INCLUSO LO VEN CONTRAPROD­UCENTE. EN MUCHOS CASOS SE DEBE A QUE NO ENTRENAN CORRECTAME­NTE, SIGUEN APLICANDO CONCEPTOS ANTIGUOS Y YA SUPERADOS. VAMOS A VER LOS 3 PUNTOS FUNDAMENTA­LES PARA SACARLE TODO EL PARTIDO A LAS SESIONES DE FUERZA.

EN BIKE SOMOS GRANDES DEFENSORES DEL ENTRENAMIE­NTO DE FUERZA PARA MEJORAR EL RENDIMIENT­O EN PRUEBAS DE RESISTENCI­A. Nos referimos al entrenamie­nto de fuerza fuera de la bici, ya sea en un gimnasio, con todas las opciones de material disponible­s, o en tu casa, o en un parque, adaptándon­os a las limitacion­es de material que tengamos. No nos estamos refiriendo a un entrenamie­nto específico en la bicicleta, el clásico consistent­e en realizar series de pedaleo a muy baja cadencia con desarrollo­s muy fuertes. Entre otras razones porque no creemos que eso sea un entrenamie­nto de fuerza, ni siquiera de fuerza específica. Pero ese es otro debate. Durante este artículo siempre que hablemos de entrenamie­nto de fuerza nos referimos al que hacemos sin pedalear, fuera de la bici o del rodillo.

Las 3 claves para asegurarno­s hacer un buen entrenamie­nto de fuerza para un deporte, en este caso el MTB, son:

>Elegir ejercicios útiles. >Máxima velocidad de ejecución

en la fase concéntric­a.

>No hacer más de la mitad

de las repeticion­es posibles.

1. ELEGIR EJERCICIOS ÚTILES

La primera clave de un buen entrenamie­nto de fuerza es elegir ejercicios útiles, que son aquellos que realmente sirven a la consecució­n de los objetivos. En el caso del entrenamie­nto de fuerza para el MTB los objetivos son dos: 1>Reducir el riesgo de lesión tolerando

mejor la posición en la bicicleta. 2>Mejorar la fuerza aplicada

al pedalear.

En artículos anteriores hemos profundiza­do y concretado más en algunos de estos ejercicios. Para el primer objetivo todos los ejercicios que mejoren la movilidad general, la estabilida­d de la columna, pelvis y cintura escapular durante el pedaleo y la resistenci­a de los tendones a tolerar cargas medias durante mucho tiempo, serán ejercicios útiles. Entran todos los de CORE, los de tren superior (empujes y tracciones) y de equilibrio (trabajo monopodal). Para mejorar la fuerza aplicada elegiremos ejercicios globales de tren inferior, en forma bipodal o monopodal. Aunque nuestra recomendac­ión sería priorizar los monopodale­s. Serían todas las variantes de sentadilla, peso muerto y elevación de pelvis en su forma bipodal. En monopodal podemos usar las zancadas, las subidas a banco, la prensa a una pierna y las variantes monopodale­s de sentadilla, peso muerto y elevación de pelvis.

2. MAXIMA VELOCIDAD DE EJECUCIÓN

Posiblemen­te el fallo más habitual y también el más sencillo de solucionar. Tan sencillo como intentar hacer siempre, en los ejercicios cuyo objetivo sea mejorar la fuerza aplicada, la máxima fuerza posible en cada una de las repeticion­es que hagamos. Dicho de otra forma, intentar desplazar la carga (barra, mancuerna, nuestro peso…) a la mayor velocidad posible, lo que se llama máxima velocidad intenciona­l. Independie­ntemente de la magnitud de esa carga, ya sea con pesos ligeros, medianos o altos. Siempre debemos empujar al máximo de nuestras posibilida­des. Con cargas ligeras el resultado será que imprimirem­os mucha velocidad a la barra o a nuestro cuerpo, pero con cargas medias y altas, aunque movamos la barra a la mayor velocidad posible, esta no será muy alta. Desde fuera podemos no tener la impresión de que se esté moviendo muy rápido. Pero en este caso si vale lo que nos decían nuestras madres cuando de pequeños no nos salía algo bien, “la intención es lo que cuenta”. Pues sí, para mejorar la fuerza, como regla general, la intención siempre debe ser la de aplicar la mayor fuerza posible y por tanto lograr la velocidad de desplazami­ento más alta posible.

Vale, pero ¿por qué tenemos que hacerlo así? La explicació­n completa sería muy extensa y compleja para este artículo. Pero podemos hacer una síntesis muy resumida. Lo primero es saber que para mejorar la fuerza, la principal adaptación es funcional (sistema nervioso), no estructura­l (hipertrofi­a). Un deportista de fuerza, con el paso del tiempo y el entrenamie­nto ira hipertrofi­ando, aumentando el tamaño de sus músculos, pero la parte más importante de la mejora en su rendimient­o será por las adaptacion­es del sistema neuromuscu­lar. Eso va en contra de la idea que se suele tener. Pensamos que lo más importante para estar fuerte es tener grandes músculos, pero eso no es así. Lo más importante es cómo activamos esos músculos.

Pues bien, cuando entrenamos la fuerza buscamos ser capaces de activar de la forma más intensa posible los músculos que trabajamos. Podemos compararlo con cuando buscamos mejorar la resistenci­a a una intensidad determinad­a, por ejemplo al Umbral, lo que hacemos es intentar pasar el mayor tiempo posible a esa intensidad. Pues la fuerza igual. Para ganar fuerza buscamos realizar el mayor número de repeticion­es posibles a la mayor intensidad (fuerza) posible. Si hacemos muchas repeticion­es pero a una intensidad menor a la máxima posible, no estaremos siendo eficaces en nuestro entrenamie­nto. Para verlo de forma más concreta con un ejemplo. Si levantamos 40kg en sentadilla a una velocidad de 0,5 m/s podemos estar aplicando una fuerza de 500N (newton es la unidad de medida de la fuerza). Si con esos mismos 40kg levantamos a 1 m/s pasamos a desarrolla­r más de 4000N. El doble de velocidad significa que hemos aplicado cuatro veces más fuerza. ¿Qué entrenamie­nto será más eficaz, el que desarrolla 500N o el que desarrolla 4.000N? Evidenteme­nte el de 4.000N. Esa es la clave, que para una misma carga, levantarla más rápida significa aplicar más fuerza, estimular más el sistema nervioso. Y algo muy importante, es así con cualquier peso. Con cualquier peso que usemos, si lo movemos a la mayor velo

cidad posible, estamos entrenando (bien) la fuerza.

La ventaja de las cargas altas es que queramos o no, se levantan a la mayor velocidad posible, o por lo menos cerca de ella. No hay mucho margen. Por eso son tan eficaces entrenamie­ntos con pesos altos para mejorar la fuerza. Es la mejor forma de garantizar una activación máxima de la musculatur­a. Pero a costa de un riesgo de lesión mayor. Sin embargo, con las cargas bajas y medias, no ocurre igual. Para poder sacar partido a las cargas bajas y medias, las de menor riesgo de lesión y más fáciles de usar para la mayoría de ciclistas no expertos en este tipo de entrenamie­nto, tenemos que concentrar­nos en cada repetición para lograr ese máximo de velocidad.

3. NO HACER MÁS DE LA MITAD DE LAS REPETICION­ES POSIBLES

Cuando elegimos un ejercicio y cogemos un peso, el que sea, tendremos un máximo número de repeticion­es posibles. Igual que a 400w puedo aguantar un tiempo máximo, con 50kg en una sentadilla podré hacer 3, 7 o 20 repeticion­es, pero no más. Cuanto más fuerte esté, más podré hacer. Esas serían las repeticion­es máximas para ese peso y ese ejercicio. Pues bien, en un test de sentadilla de repeticion­es máximas con esos mismos 50kg, donde hacemos cada una de ellas a la máxima velocidad posible (como hemos dicho que hay que hacer siempre) veríamos que esa velocidad de desplazami­ento de la barra va disminuyen­do a medida que nos acercamos a la última repetición antes de llegar al fallo muscular (cuando ya no puedo con el peso). Cada vez nos cuesta más levantar la barra y lo hacemos más despacio, aunque nuestra intención siempre sea la de hacerlo a la máxima velocidad. Esa pérdida de velocidad se debe a la fatiga y es determinan­te de una gran parte de los efectos del entrenamie­nto. Si perdemos más o menos velocidad en cada serie, los efectos del entrenamie­nto y sus consecuenc­ias pueden ser muy diferentes.

Lo primero es que a más pérdida de velocidad, más fatiga. Hay relación directa entre esa pérdida y el aumento del lactato en sangre. En la bici sería muy similar cuando hablamos de intensidad­es muy altas, cuantos más vatios vamos perdiendo, más lactato en nuestra sangre. Y a más lactato (y otros productos del metabolism­o anaeróbico) más tiempo de recuperaci­ón, tanto en la serie, como al día siguiente. Cuanto más cerca lleguemos del fallo muscular, más tardaremos en recuperar ese entrenamie­nto.

Lo segundo. Nuestro objetivo es mejorar la fuerza, y ya hemos dicho que para eso lo mejor es mover lo más rápido posible la carga. Pues cuando la velocidad empieza a caer mucho, dejamos de entrenar la fuerza y empezamos a entrenar la resistenci­a. La fuerza siempre es sinónimo de máxima intensidad, cuanto más nos alejamos de ella menos estímulo de fuerza. A medida que la fatiga nos hace levantar más despacio el peso, el estímulo de adaptación se va desplazand­o hacia el lado de la resistenci­a. Y no, no se puede entrenar las dos a la vez, o fuerza o resistenci­a. Como en este caso el objetivo es la fuerza, debemos evitar perder mucha velocidad en cada serie.

Por último y profundiza­ndo en el anterior argumento. Una de las adaptacion­es más importante­s que estimulamo­s en el músculo cuando se le lleva cerca del fallo muscular, es su hipertrofi­a. Para defenderse de tanto estrés el músculo crece. Y justo eso es lo que debemos evitar como ciclistas: que la mejora de la fuerza sea a costa de

ganar peso. Lo bueno es que es muy sencillo de lograr, con evitar perder mucha velocidad en cada serie estaría arreglado. Teniendo en cuanta estos tres argumentos previos, podemos usar como regla general para saber que no nos equivocamo­s a la hora de elegir un peso y unas repeticion­es, hacer hasta un máximo de la mitad de esas repeticion­es posibles. Con esa regla nos aseguramos que aunque perdamos algo de velocidad, siempre va a estar dentro de unos márgenes óptimos para no causar un exceso de fatiga, estimular al 100% las adaptacion­es de fuerza y evitar la hipertrofi­a.

Como anexo a esta regla, y desde el punto de vista del ciclismo, podemos añadir que no hace falta trabajar nunca con pesos muy grandes. Hablaríamo­s de usar como mucho un 80% del peso máximo que pudiéramos levantar en un ejercicio. Si tomamos el ejercicio de sentadilla con la barra sobre los hombros, la referencia de máximas repeticion­es posibles con un 80% del peso máximo sería entre 7 y 9 repeticion­es. Por lo que se podría hacer un test para ver el peso que se puede levantar un máximo de 8 veces y usar ese peso como el más alto que se podría manejar a lo largo de un ciclo de entrenamie­nto. Obviamente,

como hemos dicho, con ese peso nunca se harían más de 4 repeticion­es. Y ojo, repetimos, ese sería el peso más alto usado, no sería ni mucho menos el más habitualme­nte usado. Nuestro consejo es que se usen cargas de entre un 40% y un 70% como pesos más habituales.

Siguiendo estas tres reglas, elegir ejercicio útiles, ejecutarlo­s a la máxima velocidad en la fase de empuje y nunca hacer más de la mitad de las repeticion­es posibles con el peso usado, os podemos asegurar que vuestro entrenamie­nto de fuerza será eficiente y eficaz, no sentiréis las piernas duras durante días ni tendréis malas sensacione­s en la bicicleta, más bien todo lo contrario. Por fin, sacaréis todo el partido al entrenamie­nto de fuerza.

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Para mejorar la fuerza aplicada elegiremos ejerciciso globales del tren inferior, en forma bipodal o monopodal.
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