UNA FÓRMULA INTERESANTE.
Con esta fórmula, tener el coche soñado será una realidad. Pero, ¿qué se esconde detrás de un préstamo? ¿Te saldrá mucho más caro? Éstas y otras dudas te las resolvemos en las siguientes páginas
Si has decidido comprar un vehículo, en el concesionario te habrán ofrecido un precio especial por financiar. Pero, ¿realmente es tan interesante? ¿Qué ventajas tiene? Descúbrelo…
Cierra los ojos y piensa por un momento en el coche de tus sueños. Lo normal es que, a continuación, tu mente dibuje aquel superdeportivo de cientos de miles de euros, con su lujoso interior, sus llantas pulidas y su excepcional motor ‘lleno’ de caballos. Sin embargo, a no ser que seas Cristiano Ronaldo o Messi, seguramente no puedas hacer frente al desorbitado precio que aparece en su factura, así que vamos a intentar volar un poco más bajo y pensar en un vehículo un poco más ‘terrenal’. Imagínate su silueta –¿es un deportivo, un familiar o una berlina?–, en la habitabilidad y en lo cómodo que te encuentras en él mientras viajas con tus amigos, tu familia o, por qué no, tú sólo. Ahora, seguidamente, dinos, ¿cuál es el precio de ese automóvil? ¿Es tan elevado que se escapa de tu alcance? Si es así, no desesperes porque, aunque algunos sueños son un poco caros, se pueden llegar a
cumplir. ¿Cómo? En nuestro caso concreto, gracias a la financiación, de la que nos encontramos diferentes tipos.
La opción más común
Esta fórmula se ha convertido, con los años, en la preferida por la mayoría de los consumidores. Y es que si hacemos una valoración rápida, la adquisición de un automóvil suele ser, tras la compra de una vivienda, el gasto más grande al que se ha de enfrentar una persona o una familia. El capital destinado es considerable y, al igual que ocurre en el caso del hogar, no todo el mundo dispone de dicha cantidad de dinero en mano para poder pagar en metálico cuando entra en el concesionario. De ahí que la financiación se haya postulado como la opción más común.
De hecho, el 85% de las adquisiciones de coches realizadas por particulares se llevan a cabo mediante crédito, un porcentaje que se eleva al 90% en el caso de las empresas, según los datos que maneja GANVAM –Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios–.
El 85% de las ventas de vehículos se realizan mediante la financiación
Cambio de tercio
Ahora bien, la tendencia sí ha cambiado y el consumidor, cada vez más, elige las financieras de los concesionarios en lugar de ir directamente a un banco. De hecho, según GANVAM, en 2014, más del 60% de los préstamos de coche que se concedieron fueron a través de las financieras de los concesionarios, el doble que en 2007.
Circunstancia que tiene su explicación en que la entidad bancaria no le interesa si ese dinero lo vamos a destinar para comprar un coche más o menos equipado, o incluso más o menos seguro. Los bancos únicamente se preocupan de nuestra solvencia y de recibir los pagos de forma puntual y sin complicaciones. A diferencia de los concesionarios, no nos harán ninguna oferta para que nos sea más sencillo comprar el turismo que realmente queremos.
Por ello, la práctica totalidad de las marcas automovilísticas actuales cuentan con entidades financieras propias –ver recuadro de la siguiente página– que ofrecen préstamos destinados a promover la compra aplazada de vehículos de su marca al tiempo que nos ayudan a elegir la mejor opción. Estas financieras ofrecen mayor flexibilidad, comodidad y rapidez y, gracias a ellas, los fabricantes incrementan su volumen de ventas. Por eso los comerciales ponen todo su empeño en que la compra de un coche se realice mediante financiación, dejando sobre la mesa suculentas ofertas que nos hagan mirarles ‘con buenos ojos’: empezar a pagar dentro de
unos meses, grandes descuentos, disponer de un seguro asociado, inclusión de mantenimiento y revisiones, TAE muy beneficioso y un largo etcétera para intentar que el cliente casi salga montado en el coche.
Arma de doble filo
De hecho, esta situación llevó a la Organización de Consumidores y Usuarios –OCU– a visitar varios concesionarios de diferentes marcas. Tras recorrer media docena de ellas, comprobaron cómo el 96% de los comerciales les ofrecieron la opción de financiar sin que ellos mismos lo planteara y, de éstos, el 30% lo hizo de manera insistente, subrayando algunas de las ventajas antes mencionadas.
Para más inri, tres de cada cuatro comerciales se negó a entregar por adelantado documentación con información escrita y por lo general, la información aportada se limitó al importe de cada cuota a pagar, el número de mensualidades, en términos generales o el tipo de interés, mencionado sólo el TIN y no el TAE, que engloba todos los gastos y comisiones y, normalmente, al contratar este tipo de financiación cedemos la reserva de dominio de la marca –ver los recuadros situados justo abajo–.
Una estrategia enfocada a la venta a toda costa y que en muchos casos puede llegar a ser perjudicial para el usuario, quien, cegado por los descuentos y ofertas que
se le proponen, no llega a conocer cuáles son las características y condiciones de la financiación que está a punto de contratar.
Y por si eso no fuera suficiente, las condiciones ofrecidas por los concesionarios no son mejores que las de los bancos, aunque bien es cierto que en los últimos tiempos se han aproximado bastante. Hay que tener cuidado puesto que las ofertas y descuentos que se proponen para los primeros meses pueden acabar desembocando en unas mensualidades finales muy elevadas. Por eso es indispensable leer bien la letra pequeña, conocer todos los tipos de interés asociados al préstamo y saber en detalle las condiciones del contrato.
Nuevas vías
Si no quedas satisfecho con las condiciones ofrecidas por el concesionario, siempre puedes optar por la vía tradicional, la de los bancos. No obstante, como hemos mencionado con anterioridad, sus requisitos a la hora de aceptar la solicitud de un préstamo son más exigentes. Por suerte,
en los últimos años, ese auge de las financieras de marcas ha originado que las entidades cuenten incluso con créditos exclusivos para la compra de vehículos. Ganan en flexibilidad, sin llegar a ser tan ‘abiertas’ como las de los concesionarios, pero ello no quita para que dejes de leer el contrato de préstamo antes de firmarlo, ya que seguramente lleve consigo algunas cláusulas –domiciliaciones, uso de tarjetas…– que hay que cumplir.
Por último, existe una tercera vía que ha ido surgiendo en los últimos años como son las empresas privadas de créditos rápidos. Son compañías que conceden préstamos entre las 24 y 48 horas siguientes a la solicitud del mismo y entre sus ventajas están la ‘libertad’ a la hora de pedir documentación, ya que con pre- sentar la última nómina será suficiente. Además se pueden compatibilizar con otros préstamos que se tengan vigentes. Ahora bien, ofrecen unos tipos de interés muy altos si los comparamos con los de los concesionarios y bancos.
¿Cuánto cuesta un préstamo?
Antes de decantarte por una u otra, tendrás que analizar el tipo de interés que se aplica cada una de ellas. Como ya habrás y
visto con anterioridad, existen dos variables que debes estudiar: TIN y TAE aunque, también habrá que tener en cuenta el plazo y el importe que nos permitan solicitar. En la práctica, hacer unos sencillos cálculos te permitirá darte cuenta de las grandes diferencias que puede haber entre unas ofertas y otras –ver apoyo de caso práctico–.
Actualmente, los mejores productos se sitúan por debajo del 7,5% TAE. Hay que tener presente que a la hora de buscar financiación no hay que centrarse únicamente en los préstamos específicamente diseñados para la compra de un vehículo, sino que hay que comparar también los préstamos para cualquier finalidad. En este sentido, al cierre de esta edición, el ‘Préstamo Ahora Tú’ de Liberbank –vigente hasta el 31 de diciembre– encabeza la clasificación de mejores financiaciones para comprar un coche, con un interés 4,95% TIN y un 5,95% TAE. En el otro lado de la balanza se halla el ‘Préstamo Auto’ del Banco Popular que cobra un 8% TIN y un 9,05% TAE.
No olvides los gastos extra
Después de los intereses, las comisiones son el segundo gran gasto que tendrás que asumir si quieres contra- tar un préstamo para comprar tu coche. Hay que tener muy claro que se pueden presentar cargos adicionales como la comisión de apertura, la penalización por amortización anticipada, los gastos de notario o productos vinculados –seguros, contrataciones de nóminas...–.
Todo ello sin olvidar, claro está, los gastos que derivan de tener un vehículo en propiedad y que son comunes tanto si has pagado a ‘tocateja’ como si has decidido financiar: impuesto de matriculación, de circulación, los costes de la matriculación, el seguro, el mantenimiento y las revisiones, la gasolina, el seguro, los peajes, el aparcamiento…
Aplica la fórmula
Con todo lo anterior claro, el siguiente paso que debes tomar es el de la humildad. Sé realista y no vayas a por un coche de elevado precio si no tienes una nómina alta o tienes cargas familiares. Así, cuantos menos meses estés pagando, más barato te saldrá el vehículo ya que tendrás que hacer frente a menos intereses. En este sentido, pagar una entrada siempre es conveniente y cuanto más puedas pagar al inicio, mejor pues reducirás la cantidad de dinero a financiar.
Existe una regla conocida como el 20/4/10 que se convierte en un indicador bastante preciso para conocer si podemos asumir la compra de un automóvil. Con ella, se daría el 20% del importe del coche como entrada, pagando un máximo de cuatro años –48 cuotas–, y con unos gastos mensuales del coche que no superen el 10% de tu sueldo. Ahora bien, como decimos, si puedes acortar los plazos o pagar una entrada mayor, el valor del coche se acercará más al de si lo pagásemos de una vez.
Cuantas menos mensualidades financies, más ahorro conseguirás