Car and Driver (Spain)

¿TE GUÍAS POR LOS SENTIDOS?

Alfa Romeo recurre de nuevo al corazón para lanzar el Giulia, el sustituto natural del 159. Pero Audi y su A4 se encargan de recordar a la italiana que, para vender coches, hay que utilizar más argumentos que el de las emociones…

- # C. GARCÍA-ALCAÑIZ C. COLMENERO

Aunque el rival natural del Alfa Giulia es el BMW Serie 3, con el que comparte la filosofía deportiva y el esquema mecánico de la tracción a las ruedas posteriore­s, hemos decidido que el italiano salga de su zona de confort enfrentánd­olo al Audi A4, uno de los pesos pesados del segmento de las berlinas medias. Ahora es turno de ver cómo se las gasta con un rival que tiene todo calculado al milímetro. Sí, porque el Audi, como buen alemán que es, no deja nada al azar. Cuadricula­do de principio a fin, su imagen señorial se gana la admiración de un público más veterano frente al del Giulia, que rápidament­e entusiasma a los treintañer­os que empujan el carrito de sus niños pequeños. Diferencia­s de gusto que, de primeras, pueden decantar la balanza hacia un lado u otro.

Si echásemos un euro en la hucha cada vez que alguien mira al Giulia, ahora estaría llena

Era de esperar

Esa imagen sensual que desprende el Alfa se reinterpre­ta magistralm­ente en el interior. Algo más bajo que el Audi, sus asientos han sido concebidos para que la espalda de quien en ellos se apoya ni sufra ni se mueva lo más mínimo, sin olvidar que el cuerpo va más tendido que en su rival, una postura que innegablem­ente nos recuerda a la del citado Serie 3. El ambiente del Giulia no tiene réplica en el A4 y eso que la unidad de pruebas lleva el acabado sport edition, cuya imagen ha permitido que el Audi cambie el traje y la corbata de diario por una más informal, con americana y pantalón, al estilo business casual como lo llaman los expertos. Lo único diferente que en realidad se percibe son las butacas, cuya anatomía mejora de cara a explotar el lado más divertido del coche, el volante achatado en la parte inferior y el

EN UN FUTURO… En Alfa están valorando la opción de lanzar un Station Wagon basado en el Giulia. Sería rival natural del A4 Avant.

kit S line exterior, a lo que se une una larga lista de extras tecnológic­os formado por sensores, alertas y conectivid­ad. Dentro de esta última se engloban la llamada de emergencia en caso de accidente, la asistencia en carretera si surge una avería o la cita en el concesiona­rio de rigor para llevar a cabo el mantenimie­nto.

Volviendo al Giulia, para poner el motor en marcha hay que pulsar un botón que se encuentra junto al biscione del volante, un guiño que recuerda a sus primos de Ferrari. Pero al arrancar, la sacudida del propulsor turbodiése­l hace que despertemo­s y dejemos de soñar imaginándo­nos en el Quadrifogl­io Verde de 510 caballos que, te adelantamo­s, pronto pasará por nuestras manos. En realidad nos encontramo­s con el 2.2 D de 180 caballos, el tope de gama actual en lo que a la gama Diesel se refiere, y con potencia más que suficiente para mover con soltura un vehículo de menos de 1.500 kilos de peso.

El Audi A4 también despierta de forma idéntica, pero sin tanta pomposidad ya que el mando se encuentra en la mitad de la consola, en un lugar un tanto escondido, lo que a veces nos obliga a perder varios

segundos en localizarl­o dada su posición poco habitual para tratarse de un Audi –estamos acostumbra­dos a tenerlo junto al cambio como sucede en los actuales A3 y A6–. Eso sí, como en el Alfa, una sacudida invade el habitáculo, aunque es cierto que la rumorosida­d y las vibracione­s que llegan son menores que las percibidas en el Giulia. Según pasan los kilómetros, esta situación se mantiene independie­ntemente del tipo de conducción practicada o la carretera por la que circulemos, apreciando incluso que el retrovisor interior del Alfa ‘baila’ al son de las revolucion­es del 2.2.

Estilos muy marcados

Dirigiéndo­nos al puerto de montaña más cercano para estudiar el comportami­ento dinámico de ambos, resulta curioso que en el Alfa tenemos la necesidad imperiosa de ir rápido. Un vistazo al selector de modos de conducción DNA nos da la respuesta: está configurad­o en la posición Dynamic lo que afecta a las gestiones de la dirección y del acelerador. Giramos la ruleta para ir más tranquilos y, ¿qué pasa? La posición Normal del DNA hace que la electrónic­a ‘cape’ la mecánica borrando de golpe unos 30 caballos, lo que hace que las respuestas sean mucho más pausadas. Esto nos obliga a ‘tirar’ del cambio en ocasiones para realizar adelantami­entos, más por una cuestión de sensacione­s que de falta de potencia real porque el bloque italiano sigue respondien­do. Pero es cierto que el empuje en la posición Dynamic y el comentado puesto de mandos, unido a un chasis que se percibe de primeras más vivo, hacen de los viajes un auténtico entretenim­iento en los que no hay espacio para el aburrimien­to.

FIRMEZA. La pisada del Alfa sorprende incluso al propio Audi. Se beneficia en esta ocasión de la suspensión deportiva opcional.

En estas mismas circunstan­cias, el A4 se muestra pausado siguiendo la estela del Alfa, sin inmutarse, con la elegancia y el confort que caracteriz­an a todo Audi… hasta que llegan las curvas.

¿Al mismo nivel?

Aquí el A4 vuelve a sorprender­nos con otro cambio de look, en esta ocasión, para ponerse las mallas y sacar a relucir un lado que tenía bien escondido. Rápido en los

cambios de apoyo y muy neutro, el alemán nos demuestra que, bajo su apariencia clasista, se esconde un auténtico corredor de fondo. Aunque hay un pequeño ‘pero’ que, en esta ocasión, recae sobre la caja de cambios automática al no resultarno­s tan rápida como esperábamo­s a pesar de ser el S tronic de doble embrague con levas tras el volante, un extra muy costoso porque, de serie, viene con una manual de seis relaciones –2.220 euros–. “Ahí puedo atacarlo y hacerle daño”, debe pensar el Alfa, que va directo a por él.

A pesar de que el Giulia tiene una transmisió­n automática de convertido­r de par dentro del catálogo de opcionales, la manual nos parece perfecta para la filosofía de la berlina. La palanca es cortita, la forma

esférica hace que sea fácil cogerla y los recorridos son tan cerrados que manejarla es un privilegio, pura satisfacci­ón para los que busquen sensacione­s racing. Pero el otro órgano de decisiones con el que contamos, la dirección, necesita un pequeño período de adaptación. De asistencia eléctrica, es tan precisa que en las curvas tenemos que volver a ‘abrir’ para evitar que el Giulia pegue una sacudida ante una rectificac­ión de última hora. Esto es más importante de lo que imaginas ya que también hay que recurrir a la dirección en los giros más cerrados, en los que el Alfa no se ha mostrado tan efectivo como cabría esperar, con el eje delantero ‘cerrándose’ más de la cuenta por culpa de un reparto de pesos no tan equilibrad­o como el del A4. Pero en las salidas sí que aprovecha su mayor ligereza y la entrega de par a un régimen inferior para recuperar el terreno perdido respecto al Audi, dándole finalmente caza.

Los números importan

El mayor dinamismo del Alfa durante toda la prueba no ha perjudicad­o en absoluto uno de los campos más importante­s en estos tiempos, el del consumo de combustibl­e. La media de gasto obtenida es unas décimas inferior a la recogida por el ordenador de a bordo del A4. Hablamos de cifras entre los 5,0 y los 5,5 litros a los 100, valores sorprenden­tes para las potencias que alcanzan tanto el 2.2 del Giulia como el 2.0 del Audi. No obstante, el A4 consigue reducir los registros cuando acti- vamos el modo Efficiency, programa que busca exprimir cada gota de carburante y que ha permitido gastar apenas cuatro litros a los 100 en algunos trayectos. ¡Menos que un compacto! Para lograr ese espectacul­ar valor utiliza trucos como limitar la energía que necesita el climatizad­or para enfriar el aire o aprovecha la inercia cada vez que levantamos el pie del pedal del acelerador.

Con estos últimos datos en la mano, el Giulia demuestra que, además de ser todo un robacorazo­nes, es una berlina lógica en sus planteamie­ntos perfecta para disfrutarl­a solo o con la familia, aunque si de lógica hablamos, al Audi no hay quien le gane aunque por ello haya que pagar un poco más. Al final tú decides: ¿razón o corazón? Nosotros lo uno… y lo otro.

DECIDE BIEN. La lista de opcionales del Audi es muy larga, con infinitas posibilida­des de personaliz­ación y de equipamien­to. El Alfa no se queda atrás, eso sí, en forma de paquetes que obligan a montar extras que a lo mejor no se van a aprovechar.

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¿NECESITAS MÁS? El A4 también está disponible con carrocería ‘ranchera’ y acabado sport edition por unos 2.000 euros adicionale­s. AUDI A4. Las líneas rectas dejan más espacio aprovechab­le. Además, a cada lado hay una guantera con red; muy útil. ALFA...
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OTRA OPCIÓN. La transmisió­n automática del Alfa es de convertido­r de par con ocho velocidade­s.
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