El chasis del Mazda es muy ‘juguetón’ y permite pasarlo bien en curvas
➥ punto muerto para aprovechar la inercia. El CX-3 carece de modos –al menos en esta generación– y como entrega el par casi a 3.000 vueltas, el gasto de carburante es superior. Esto sin duda afecta al confort, ya que el ruido del dos litros se deja sentir de forma notable en el habitáculo.
Pero a nivel dinámico todo cambia y el Audi toma la delantera por potencia y prestaciones, aunque la agilidad en las zonas más ratoneras la aporta el CX-3, bastante más liviano que Q2 –100 kilos más pesado– y C-HR –200 kilos extra–, lo que le permite frenar más tarde y salir con más ritmo de las curvas. El Mazda, además, tiene un importante toque deportivo gracias al tacto preciso de la dirección, que casa tanto con la caja de cambios manual de recorridos cortos y de accionamiento duro como con la amortiguación firme, sobre todo, del eje trasero.
Curiosamente la zaga del Audi, una elaborada suspensión multibrazo, se percibe ‘juguetona’ en curva cerrada, donde ‘flota’ debido al mayor peso que recae en el tren delantero –algo sorprenderte porque utiliza la archifamosa plataforma MQB del grupo
Volkswagen, la misma del Seat León o el Skoda Octavia–. A pesar de no tener nada que ver con el Audi, en el C-HR se repite la sensación del Q2, pagando el canon del sobrepeso que impone el sistema híbrido, pero en líneas generales se comporta tan bien que podría soportar el empuje de una mecánica más enérgica para igualarse así a sus rivales. Al respecto tampoco ayuda la transmisión automática de variador continuo, muy cómoda para callejear pero falta de brío y con la ya característica forma de revolucionarse.
Pasos de gigante
Tras todos los puntos vistos anteriormente, sólo nos queda decir que nos gusta la línea iniciada por Toyota con este modelo al retomar la senda de productos diferentes, con personalidad, arriesgados incluso, con calidad y tecnología capaces de competir con los fabricantes premium de tú a tú. Y eso mismo parecen percibir los conductores, pues el C-HR se ha convertido en poco tiempo en un compañero habitual en las ciudades y ya cuenta con una lista de espera de meses en los concesionarios.