SÓLO FALTÓ BERNIE
‘Velocidad, igualdad y valentía’ podría ser el lema de la nueva Fórmula 1 , que ha supuesto un paso adelante respecto a la anterior generación y el último acierto propiciado por ‘Mr. E’
Cuando Sebastian Vettel descorchó su botella de Chandon tras ganar el GP de Australia –en realidad las botellas ya están descorchadas cuando los pilotos empiezan a agitarlas en el podio, pero mantengamos el término por romanticismo– alguien tuvo que esbozar una agridulce sonrisa muy lejos de Albert Park. Hablamos de Bernie Ecclestone. No lo vimos, pero tuvo que hacerlo. A fin de cuentas, lo que allí se vio, y que incluso se mejoró en China, es fruto de un tenso acuerdo para cambiar la normativa técnica para ser la que hoy rige en la Fórmula 1.
Obviamente, Bernie no fue el único artífice del apretón de manos entre FIA, FOM, equipos, pilotos, patrocinadores y otros agentes del deporte, medios de comunicación inclusive. Pero él estuvo allí para ayudar a que todos llegaran al acuerdo. En 2015, aquél a quien tanto hemos castigado lanzó una frase aparentemente obvia: “Los espectadores no deben saber antes de la salida de un Gran Premio quién lo va a ganar. Es nuestro problema y debemos resolverlo”.
Lo que ‘Mr. E.’ quería decir es que, si hubiera que buscar la esencia de la emoción en un deporte, concentrarla toda en una causa o un concepto, éste sería el de lo imprevisible. Hemos hablado sobre el asunto en estas páginas y desde hace tiempo. La Fórmula 1, en su búsqueda de la perfección, había llegado demasiado cerca de ella. Los pilotos hacían lo que podían hacer con sus máquinas, ni más ni menos. En los equipos punteros, la fiabilidad se daba –y se da– por supuesta, mientras que los esfuerzos por complicar las carreras con los neumáticos terminaron por complicar solamente la forma de explicarlas, pero no su resultado.
Por eso, y por primera vez desde 1966, la Fórmula 1 cambió sus normas para volverse más rápida, para poner a los pilotos de nuevo en apuros y los equipos renunciaron a algunos de sus resquicios de ventaja aerodinámica para construirla otra vez casi desde un folio en blanco. Aceptarlo no fue una tarea fácil y varios equipos punteros nos lo confesaron en las pruebas de neumáticos de agua en Paul Ricard, a principios de 2016. Un centímetro más de anchura, un centímetro menos de difusor, neumáticos una pulgada más anchos, menos blandos… y en ese berenjenal estuvo Bernie Ecclestone, pese a conocer al dedillo los planes de
El límite es más difícil de alcanzar, el error más habitual y la sorpresa más probable
venta de sus jefes, el fondo de capital riesgo CVC. No se trata de canonizar al depuesto magnate, ni mucho menos, pero sí de concederle ese último acierto en una sucesión que será difícil de igualar, incluso para otro lince como es Ross Brawn.
¿Y dónde está la magia?
La Fórmula 1 ha conseguido, por un lado, alejar el límite a los pilotos, algunos de los cuales han confesado a quien suscribe que les cuesta atreverse a llegar al confín en la primera vuelta, como antes hacían sin despeinarse. La cantidad de errores y salidas de pista causadas por éstos han aumentado sensiblemente porque ahora ya no pueden “tomarse un café en el coche” como dice Fernando Alonso. Cada error se paga, y esto afecta a la carrera. Es sencillamente imprevisible para el espectador, como el snap oversteer que tan fácilmente provocan los nuevos Pirelli cuando están fríos. Por cierto, éstos son más duros y las carreras mucho más fáciles de leer. A nosotros siempre nos gustaron, también cuando había que usar libreta y calculadora para seguir los acon- tecimientos, pero el público se ‘ensancha’ si basta con ver la evolución de diferencias entre líderes para entenderlo todo.
¿Y los adelantamientos? Pues son más escasos, pero se han demostrado posibles en circuitos como el de Shanghái. Eso sí, hay que emplearse a fondo, echarle valor; Vettel y Verstappen nos dieron unas cuantas muestras el otro día. También es probable que veamos algunas carreras ‘muermo’ por culpa de esto, pero como no es fácil mantener a alguien por detrás y aguantar al mismo tiempo 6G de aceleración lateral, permanecerá la ilusión de que, en algún error imprevisible del ‘resistente’, se produzca el rebase.
Por último, con las nuevas reglas ha vuelto la creatividad de Ferrari, más cerca de la cabeza, y tenemos un pelotón central más compacto que nunca. Todos confían en evolucionar, pero esto también es… imprevisible. Velocidad, igualdad y valentía. Y llegó la emoción. Gracias a todos y a Bernie.