Comparativa: Nissan X-Trail y Skoda Kodiaq.
El SUV checo llega sin complejos.
Con una 'planta' sencillamente imponente, es fácil entender por qué el Kodiaq ha sido uno de los lanzamiento automovilísticos de la temporada. En parado su estampa nos recuerda a la de majestades como el Audi Q7 o el BMW X5, vehículos que llaman la atención del respetable sin necesidad de arrancar el motor. Pero lo mejor viene después, cuando aquéllos que se han sentido seducidos por el nuevo Skoda tratan de quitárselo de la cabeza pre- guntándonos por su precio prohibitivo e inalcanzable para sus bolsillos…: "Nada de eso", les respondemos, "la versión de acceso ronda los 22.000 euros". Justo entonces una mueca de incredulidad se refleja en sus caras, y es entonces cuando les hablamos de la cartera de pedidos de la que ya da fe el propio fabricante y que ha generado una lista de espera que ronda los seis meses.
Pero además de su apariencia, el nuevo Skoda añade un completo abanico de posibilidades mecánicas que incluyen la siempre eficaz tracción integral –aunque
no en su última evolución– y cambio DSG de doble embrague.
El gigantón checo entra a un segmento en el que el líder natural se llama Qashqai, y cuyo derivado con siete plazas tiene entidad como modelo propio y se vende bajo el nombre de X-Trail. Se trata de un SUV que a principio de año completó su gama con un propulsor Diesel de 177 caballos y que es precisamente el que traemos a esta prueba. Dado el peso de los coches y su comprometida aerodinámica, en este segmento las ventas gasolina son aún testimoniales, pues los consumos se disparan.
Basta subirse al Kodiaq para darse cuenta de que es el mejor modelo que Skoda ha fabricado en su historia. La calidad del interior es muy buena, con unos ajustes milimétricos, y sólo algunos plásticos modestos nos confirman que estamos a bordo de un vehículo generalista. Además, como es tradición en la marca, cuenta con detalles funcionales ocultos como los paraguas insertados en las puertas o unos plásticos que se despliegan al abrir la puertas y que evitan que las rocemos contra otro coche cuando estamos aparcados en batería y entramos o salimos, sistema ya empleado en el Ford Focus. Las soluciones ingeniosas llegan hasta el maletero, con un doble fondo en el que podemos guardar la bandeja retráctil del mismo cuando desplegamos las siete plazas.
Un líder veterano
A bordo del X-Trail se deja notar la veteranía en el mercado, con un diseño correcto pero algo menos elaborado y funcional, lo que detectamos en detalles como la pantalla de navegación de sólo siete pulgadas de tamaño y unos botones un tanto 'toscos' para su manipulación, que pese a ello cumple con su cometido de manera sobresaliente.
En materia de espacio interior nos encontramos ante dos verdaderos virtuosos, permitiendo viajes en grupo de cuatro o cinco personas sin el menor problema, eso sí, si nos decantamos por las siete plazas conviene que tengamos en cuenta que la tercera fila está limitada a un uso meramente ocasional y a ser posible por niños, anulando además casi por completo el maletero. En ambos casos el mecanismo para desplegarlas es muy sencillo y apenas requiere esfuerzo.
Al volante del Skoda la sensación es de comodidad absoluta, tanto por el mullido de los asientos como por el tacto del volante y el pomo del cambio, ambos forrados en piel. La posición de conducción es similar a la de
En el Kodiaq encontramos antes sus límites offroad que en el X-Trail, al contrario de lo que ocurre en asfalto
un turismo convencional pero ligeramente más elevados, nada que ver con el Nissan, en el que nuestra postura es más de 4x4, aunque también confortable.
El botón de arranque pone en funcionamiento el bloque TDI del Kodiaq, con el tradicional 'traqueteo' marca de la casa, pero con un nivel de aislamiento interior muy bueno. Contamos con un selector con cinco modos de conducción –normal, eco, sport, individual o snow– que afecta a dirección, climatización, motor e incluso a la amortiguación si contamos con la opción de suspensión adaptativa DCC. En movimiento, detectamos una diferencia muy importante entre los modos, en la posición comfort el Kodiaq acuna a los ocupantes con verdadero mimo, aunque al paso por badenes y resaltos detectamos demasiados rebotes de la carrocería que llegan a comprometer la precisión de guiado, si optamos por el ➥
modo normal las respuestas se vuelven más comedidas, con una comodidad de rodadura sobresaliente. Tan sólo en la posición sport detectamos sequedad en la respuesta de los amortiguadores, pero de forma sutil y sin comprometer la comodidad, lo que nos permite ganar en precisión de guiado en zonas viradas, que es donde el Kodiaq encuentra limitaciones debido a su peso y a una potencia que sin ser justa no es para 'tirar cohetes'.
El sistema de tracción integral modifica el reparto de la potencia de forma automática en función de las condiciones puntuales de la vía, y sólo activando la opción off road forzamos que el tren trasero reciba par constantemente. En carreteras deslizantes notamos la transición de potencia entre ejes; tan pronto como derrapamos y perdemos la trazada, los neumáticos traseros comienzan a traccionar devolviéndonos a nuestro sitio sin necesidad de que intervenga el control de estabilidad, todo en milésimas de segundo.
Diferentes usos del 4x4
Por concepción, este sistema de tracción integral está concebido para circular sobre firmes deslizantes con seguridad y no para la práctica del 4x4, terreno en el que el X-Trail se revela más preparado, como muestra la ruleta de control del sistema que nos permite elegir entre tracción delantera, reparto automático entre ejes o bloqueo del diferencial central.
Con un planteamiento mecánico más sencillo que no permite alternar entre modos de conducción, el Nissan es cómodo, neutro y equilibrado en sus respuestas, aunque pese al control activo antibalanceo detectamos rebotes e inclinaciones de la carrocería en curva derivados de su peso, altura y tamaño y que en ningún caso ponen en peligro la estabilidad.