VW Golf R.
Ahora con 310 caballos.
El circuito de Llucmajor –Mallorca– está pensado más para motos que para coches por su trazado ratonero y estrecho, algo que parece no importarle al renovado Golf R, que está listo en el pit lane para salir a rodar y demostrar de lo que están hechos sus nuevos 310 caballos, 10 más que el anterior. En realidad son dos las unidades que esperan, una con cambio manual y otra con DSG. Sólo tenemos una oportunidad, así que elegimos la primera por ser más excitante y casi una rareza en este tipo de automóviles en los que cada vez es más frecuente que vengan de serie con transmisiones automáticas que mejoran las prestaciones oficiales –en el R, por ejemplo, el DSG ayuda a bajar el 0 a 100 en 0,5 segundos, pasando de 5,1 a 4,6 segundos–. Creemos que hemos tomado la decisión correcta al ver que las rectas no permiten alcanzar velocidades elevadas.
Ante todo, milimétrico
En cambio, las constantes curvas nos demuestran que el R no pierde la compostura gracias a la tracción integral 4Motion –de serie en esta versión–, que varía el reparto de par de forma imperceptible entre el eje delantero y el trasero. Únicamente el ESP se deja notar más de la cuenta para neutralizar las derrapadas incluso en el modo permisivo Race, cortando de raíz el problema y haciéndonos perder el ritmo, de forma que decidimos desactivarlo pulsando el botón correspondiente durante tres segundos. ¡Aleluya! Ahora sí el R se vuelve un poco más nervioso, pero sólo un poco, y nos permite cargar el morro en frenadas y jugar con la trasera mediante la
precisa y a veces pesada dirección. Mientras, nos peleamos un poco con el cambio, ya que el salto entre la segunda marcha y la tercera parece más largo de lo que en realidad es, lo que nos obliga a mirar a la palanca para comprobar que circulamos con la relación que deseamos.
La suspensión de dureza regulable DCC nos permite optar entre dos grados de firmeza, aunque sin una diferencia muy acusada entre las distintas posiciones predefinidas. Lo único que apreciamos es un rebote más o menos intenso dependiendo del programa, por lo que te recomendamos que gastes los 1.075 euros de esta amortiguación en 'vestir' al R a tu gusto con tapicerías y colores más llamativos o directamente lo inviertas en alguna de las ayudas a la conducción que dispone.
Aun hay más donde elegir
Está claro que el Golf R, ya sea con la carrocería compacta o con la familiar Variant –desde 46.610 euros–, sigue siendo el purasangre dulcificado de antaño, incluso si monta el paquete opcional R-Performance que incluye, entre otros, escape específico aligerado y ruedas Michelin Pilot Sport Cup 2 a un coste previsiblemente superior a los 3.000 euros, cifra que es tan elevada que da para pensárselo. Pero puestos a tener un Golf extremo y exclusivo, más vale que no falte ningún detalle…
La tracción integral penaliza el peso pero garantiza una excelente motricidad