ALTAS SENSACIONES
El todocamino de tamaño medio añade a su catálago la rapidísima –y práctica– versión deportiva SQ5. Los 354 caballos de su V6 TFSI prometen altas dosis de adrenalina y diversión
En plena era de lo eficiente, la reducción de consumos y la búsqueda de energías alternativas nos preguntamos si todavía queda espacio para los deportivos. Hemos encontrado la respuesta en el Audi SQ5, un todocamino salvaje que hará las delicias de los conductores más pasionales. No te dejes engañar por su apariencia de SUV, su puesta a punto y su propulsor son los de un verdadero supercar.
El modelo anterior dejó el listón muy alto, pero la nueva generación es capaz de subirlo aún más. El objetivo es mejorar las magníficas cifras de ventas cosechadas por su predecesor, demostrando así que los coches de altas prestaciones gozan de una excelente salud. Presume de unos cuantos argumentos para convencer a los posibles compradores, pero hemos decidido resumirlos en tres para no c omplicar la s c osas: poli va l e nci a , tecnología y prestaciones destacables.
Empezando por el primero, conviene señalar que no ha perdido ni un ápice de la versatilidad que caracteriza al resto de la gama Q5. Su voluminosa carrocería esconde un amplio interior –cinco adultos pueden viajar cómodamente– con ajustes intachables y una generosa dotación a nivel de equipamiento. Destaca el sistema de infoentretenimiento con pantalla táctil, servicios en línea y conectividad con todo tipo de dispositivos móviles. No nos olvidamos del Virtual Cockpit, muy útil para mantener la atención en el panel de instrumentos y evitar distracciones.
Lo cierto es que en cuestiones prácticas no podemos poner ni un pero a
nuestro protagonista, lo mismo que en materia tecnológica. Además de los múltiples asistentes a la conducción que garantizan la seguridad de los ocupantes, el SQ5 incorpora un bloque V6 TFSI en su última actualización que mejora prestaciones y consumos. También equipa la evolución más reciente del sistema de tracción integral Quattro, con diferencial central autoblocante de serie y uno trasero en opción. La unidad de pruebas montaba este último y su funcionamiento en las curvas más cerradas es exquisito, en buena medida ayudado por la suspensión neumática –también de serie–, que es capaz de variar la altura del vehículo en función de las condiciones del pavimento.
Conformes también con el apartado tecnológico, es hora de hablar del comportamiento, sin duda su mejor argumento. ➥
➥ Es indiferente qué tipo de conducción prefieras practicar. Ni siquiera es necesario 'jugar' con el Drive Select para adaptar el carácter del vehículo a tu estado de ánimo. Basta con seleccionar la posición 'Automatic' para que el SQ5 ofrezca el equilibrio perfecto entre comodidad y dinamismo. En condiciones normales, y a pesar de su puesta a punto deportiva, es extremadamente cómodo, pero cuando le apretamos las tuercas es capaz de mostrar una agilidad inesperada en un vehículo de estas características. La dirección tiene mucho que ver en todo esto, su endurecimiento progresivo permite una gran maniobrabilidad a baja velocidad y transmite seguridad cuando rodamos a ritmos elevados. A lo largo de la toma de contacto mantuvimos cruceros muy altos en autobahn y quedamos satisfechos en este aspecto; no obstante podría ser un punto más comunicativa.
La combinación perfecta
Aprovechando las rutas a gran velocidad también pudimos cerciorarnos de la demoledora capacidad de frenado. Los cuatros discos ventilados de gran tamaño detienen las casi dos toneladas del conjunto con una facilidad pasmosa.
Nada de esto sería posible sin el V6 de 3.0 litros. Gracias al doble turbocomprensor es capaz de pegarnos contra los asientos
El Audi SQ5 puede ser un magnífico familiar o un potente deportivo…
deportivos desde la parte más baja del cuentavueltas. Es progresivo y muy racional en el uso cotidiano, pero si llevamos el pie derecho a tabla se desata para sacarnos una sonrisa mientras nos deleitamos con el sonido emitido por sus colas de escape. La transmisión Tiptronic se encarga de poner la guinda a este pastel con cambios de marcha fugaces e imperceptibles.
Volviendo al inicio de estas líneas, parece que estos propulsores tengan los días contados, pero nada más lejos de la realidad. Los motores de combustión también pueden ser eficientes y la mejor prueba de ello es este TFSI. El equilibrio entre prestaciones y eficiencia es excepcional; puede que un Diesel mejore las cifras de consumo –de hecho el SQ5 contará con una versión TDI el año que viene– pero jamás podrá superar la suavidad y el rendimiento ofrecidos por un bloque de estas características. Tarde o temprano nos rendiremos ante los combustibles alternativos, mientras tanto ¡larga vida a la gasolina!