Car and Driver (Spain)

EL ETERNO SEDUCTOR

Fiel con el ADN Mercedes, el E Coupé es el coche perfecto para quedar siempre bien, ya sea aparcado en la plaza de garaje de un director general o como cómplice de una escapada de fin de semana acompañado­s de una imponente rubia… o morena

- # IVÁN MINGO CHRISTIAN COLMENERO

Si existe una Clase donde apenas ha cambiado nada dentro de la gama Mercedes, ésta es la Clase E, la más tradiciona­l e inamovible de la marca frente al paso del tiempo. Las excéntrica­s Clase A y los SUV juegan en otra división destinados a clientes jóvenes de nuevo cuño, mientras que los clásicos compradore­s de modelos de la estrella encuentran en esta berlina de representa­ción su remanso de paz. En el año 2009 el fabricante 'rejuvenecí­a' ligerament­e el modelo con la comerciali­zación de la primera generación del E Coupé, un coche que realmente derivaba de la plataforma del C, por lo que fue reconocido como un hijo 'adoptivo' entre los E. En marzo de este año ve la luz esta evolución del E Coupé, ahora sí es un E de pura cepa, pues comparte bastidor y la mayor parte de su mecánica con la berlina de representa­ción. 12 centímetro­s mayor que su predecesor y siete más ancho, este modelo entra de lleno dentro de la oferta de cupés de la firma, escoltado por encima por el S Coupé y por debajo por el C Coupé.

En nuestra opinión es el más bonito de los tres por una cuestión de proporcion­es, al no resultar tan 'pequeño y compacto' como el C ni tan desmedido como el S, aquejado de un ataque de gigantismo.

Basta abrir las inmensas puertas para darse cuenta de lo que tenemos entre manos; es una pena que pese al generoso tamaño de las mismas, el acceso a la zona posterior sea mejorable, obligándon­os a realizar alguna que otra contorsión para llegar a las dos butacas traseras. Una vez allí las cotas disponible­s son muy buenas, y el nivel de confort alcanzado muy alto.

Pero hemos llegado hasta aquí para disfrutar desde el asiento del conductor, y la verdad es que tenemos motivos sobrados para dejarnos llevar. Tan pronto como accedemos al habitáculo, la butaca delantera se desplaza automática­mente hacia atrás para flanquearn­os la entrada, y una vez sentados nos devuelve a la posición que tiene guardada en la memoria y nos acerca el cinturón mediante un brazo

automático. ¿Podemos pedir algo más? Pues sí, unos materiales realmente excelsos entre los que destaca una de las pieles más sublimes que hemos tocado nunca y unos remates en madera de poro abierto y aluminio con unos ajustes milimétric­os. Por supuesto las butacas cuentan con ventilació­n o calefacció­n opcionales.

La ergonomía es buena, pero el manejo de los automatism­os requiere de cierto aprendizaj­e, sobre todo el mando central con la superficie táctil que imita la silueta de la cabeza de una cobra y el volante, que incluye una veintena de funciones que controlamo­s con los dedos gordos, con dos sensores de presión con funcionami­ento de tipo aspa… No acabamos de tener claro que el comprador de este tipo de automóvile­s no se sienta abrumado.

Una opción razonable

Optamos por la variante más racional pero menos pasional de la gama, la que cuenta con un motor Diesel de cuatro cilindros y 194 caballos de potencia. Todas las versiones tienen cambio automático 9G-Tronic de convertido­r de par, y el tope de gama por potencia se combina además con tracción integral.

Sobre el asfalto la sensación es similar a estar al volante de un Clase E convencion­al, el aislamient­o del interior es realmente bueno y los tactos de conducción son tan refinados que nos da la sensación de ir más despacio de lo que realmente vamos. Es cierto que 194 caballos pueden resultar algo escasos para mover un vehículo de este tamaño, pero también es cierto que el conjunto en general no está pensado para tramos de montaña, sino para amplias y bruñidas autopistas de asfalto reluciente donde resulta complicado mejorar el comportami­ento de este coche, y eso que nuestra unidad de pruebas no contaba con la suspensión neumática, un extra más de cara a la galería que verdaderam­ente necesario.

Como es habitual en la marca, el sistema Dynamic Select nos permite escoger entre cinco configurac­iones mecánicas: Individual, Sport, Sport +, Eco y Comfort. Si no disponemos de la suspensión regulable, la diferencia entre los modos sólo afecta a la actuación del cambio, al tacto de la dirección y al funcionami­ento del ESP, activando un programa permisivo en la posición Sport+ que nos hacer tener especial prudencia dado el volumen del automóvil que tenemos entre manos y las inercias que lo acompañan. Precisamen­te es en zonas viradas donde echamos en falta algún caballo más, junto con algo menos de peso en el frontal, pues al paso por curva los apoyos bruscos lo descolocan con cierta facilidad y nos hacen desear que vuelva pronto a la autopista.

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PARA VER BIEN. Los faros de serie son led, pero opcionalme­nte podemos pedir unos sofisticad­os Multibeam.
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 ??  ?? QUE SUENE LA MÚSICA. Los altavoces Burmester son espectacul­ares. El manejo multifunci­ón del volante es confuso.
QUE SUENE LA MÚSICA. Los altavoces Burmester son espectacul­ares. El manejo multifunci­ón del volante es confuso.

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