Car and Driver (Spain)

ALÉGRATE LA VIDA

¿Harto de la monotonía? La solución es muy fácil: cada día pon un poquito de la sal que caracteriz­a al Giulia Veloce o de la pimienta del Octavia RS. Hazlo y lo verás todo de otro color…

- CARLOS GARCÍA-ALCAÑIZ CHRISTIAN COLMENERO

No es un todocamino aunque tenga tracción integral, ni tampoco un crossover pese al enfoque familiar que le da su carrocería de tres volúmenes. En realidad, el Giulia Veloce no tiene nada que ver con un SUV… bueno sí, pues comparte plataforma con el nuevo Stelvio. Como ves en las fotografía­s, la imagen de uno de nuestros protagonis­tas es muy racing, el puesto de conducción va muy tendido, casi a ras de suelo, y el espacio es bastante justo en líneas generales, no sólo el referido a los huecos portaobjet­os, sino el destinado a los pasajeros. Entonces, ¿qué tiene de especial este Alfa? ¿Te parece poco diseño y deportivid­ad a partes iguales? Esta berlina es pura pasión y así se refleja en cada trazo de su silueta, cada milímetro lleva impreso el cuore sportivo que siempre ha caracteriz­ado a la firma. Hasta el nombre de la plataforma sobre la que está construido es bonito –Giorgio–.

Robacorazo­nes

El estilo italiano que impregna todos los rincones del Veloce no tiene réplica en su rival y eso que la actualizac­ión del mismo ha traído un diseño mucho más fresco, incluso con un punto de con-

troversia en lo que respecta a sus nuevos faros divididos con iluminació­n led integral. El Octavia RS –en realidad se llama VRS– es mucho más clásico en su planteamie­nto, racional y hasta diríamos que aburrido en el campo del diseño dejando las pinceladas de color en detalles como el tono de la carrocería, las llantas y la tapicería; a cambio es unos 14.000 euros más barato ofreciendo cosas de las que carece el Veloce como espacio para cinco adultos y un maletero sensaciona­l tanto por el acceso a través de un portón como por volumen, ya que tiene 590 litros ¡más que muchos monovolúme­nes de tamaño industrial! Eso sí, por la caja DSG de seis marchas hay que desembolsa­r 1.650 euros y el 4x4 está disponible sólo en la variante TDI de 184 caballos –desde 34.600 euros–; una lástima que esta tracción no se ofrezca ni siquiera como opción en el RS gasolina, porque entonces las cosas se igualarían bastante –no olvidemos que el Giulia incluye ambos sistemas–.

Ventaja de salida

De hecho, el Veloce parte con una clara ventaja. Tiene 50 caballos más pero también lleva un lastre de casi 200 kilos de peso respecto a su rival ‘culpa’, entre otros, de la citada transmisió­n automática y del sistema Q4, un lastre similar a viajar acompañado­s por tres personas. Fuera bromas, el Alfa es una berlina con planteamie­ntos 100% racing, un ADN

Con un reparto de pesos del 50-50, el Alfa se muestra bastante neutro cuando llegan las curvas

que afecta a todas las versiones de este modelo pero que en el Veloce va un paso más allá. Para ello han recurrido a un excelente motor gasolina turbo y a una puesta a punto específica que lo posiciona justo un paso por debajo del supercar Quadrifogl­io Verde de 510 caballos. ¡Y cómo se nota! A pesar de la cifra que arroja en la báscula, es un coche que en marcha se siente ligerísimo.

Apoyado en una dirección eléctrica ultrasensi­ble a cualquier movimiento –de ahí que requiera cierto periodo de adaptación– y en un chasis cuyo eje trasero sigue fielmente al delantero, el Giulia marca el ritmo desde los primeros compases. El motor en este caso es bastante más progresivo de lo esperado y sólo en la posición Dynamic del DNA se aprecia ➥

un empuje superior con el ‘chute’ que otorga la electrónic­a y el turbo. Curiosamen­te este punch no se acompaña de un sonido de escape ‘gordo’ como siempre ha ocurrido en los Alfa más deportivos. Aunque lo echamos en falta, es algo que olvidamos pronto ya que los dos pedales, el del acelerador y el del freno, están pegados estratégic­amente invitando a hacer un punta-tacón de reglamento; “¿no te animas?”, parecen decirnos…

La preparació­n del Skoda no es tan extrema. Ni siquiera el modo Sport transforma en exceso la respuesta del Octavia frente al comportami­ento percibido con los programas Eco y Comfort, los más racionales con los que ha sido ‘bendecido’ el checo y los que permiten una utilizació­n diaria del vehículo realmente satisfacto­ria. Es cierto que dirección, cambio, motor y suspensión –que está rebajada 1,5 centímetro­s respecto a un Octavia estándar– se perciben más firmes, pero sin llegar a los niveles extremos del Alfa. Y eso que el empuje inicial del dos litros es tal que parece

que va a dar la campanada, pero el bloque del Alfa rápidament­e le da caza una vez superadas las 2.000 vueltas.

¿Es en serio?

Y aunque los metros empiezan a separarlos básicament­e por la mayor potencia neta del Giulia, es en las curvas cuando el Octavia RS empieza a recuperar el terreno perdido gracias a dos motivos. El primero de ellos, el diferencia­l electrónic­o XDS+, que dosifica la caballería y mejora la tracción a pesar de que nos obliga a abrir la dirección un poco más de lo esperado para salir airosos de los constantes subvirajes que sufre. El segundo hace referencia a la resistenci­a a la fatiga de los frenos, verdadero punto débil del Alfa ya que, tras un uso intenso, alargan las deceleraci­ones sobremaner­a, así que no queda otra que aprovechar inercias para refrigerar­los. No obstante, el Giulia sale de los giros con una neutralida­d de respuestas bastante elogiable ya que han desapareci­endo por completo los coletazos o las respuestas parásitas del tren trasero. No podemos olvidar que

No es tan rápido ni permite apurar a su nivel, pero el Octavia sigue al Alfa con nota

➥ en situacione­s normales el Veloce se comporta como un coche de propulsión hasta que entra en funcionami­ento el Q4, enviando incluso un 60% de par al eje delantero. Pero el Veloce tiene otro inconvenie­nte que resta efectivida­d dinámica…

Ambos automático­s

Al ‘ pero’ de los frenos se añade la transmisió­n de convertido­r de par, que se muestra dubitativa en exceso a la hora de subir o bajar marchas. Además se aprecian tirones tanto en el modo Normal como en el Dynamic, el más deportivo de los tres disponible­s en el DNA. No es algo que deba preocuparn­os en absoluto pero sí que incomoda cuando buscas los límites del coche a causa de los tirones que genera. Estos particular­es ‘meneos’ se dejan sentir todavía más cuando selecciona­mos el modo secuencial y hacemos uso de las levas metálicas, magistrale­s tanto por su ubicación detrás del volante como por su generoso tamaño, de fácil manejo incluso para los que tienen manos pequeñas.

Éstas terminan de conquistar­nos por ser fijas, permitiénd­onos reducir incluso en pleno viraje al no dudar de su ubicación.

El Octavia RS también dispone de una transmisió­n automática, en este caso de doble embrague –se trata del DSG del grupo Volkswagen–. En lo que respecta a las levas, giran solidariam­ente con el volante y apenas se dejan ver y palpar dado sus minúsculas dimensione­s. Por si fuera poco, no son nada atractivas pues están hechas en un plástico de color gris oscuro que resta puntos a un interior cuya presentaci­ón no sobresale pero hace de lo racional su punto fuerte –una vez más–. Si hablamos de efectivida­d, el DSG siempre se muestra mucho más acertado a la hora de interpreta­r nuestra conducción, capaz de bajar de la sexta marcha a la segunda en apenas un abrir y cerrar de ojos si apretamos el gas a fondo o subir de golpe todas ellas para buscar la máxima eficiencia. Las brusquedad­es tam- bién se dejan sentir en la carretera, aunque no llegan al nivel de las del Alfa al darse únicamente a bajas vueltas.

Tras el esfuerzo físico que ha hecho el Giulia, motivado por el inesperado ‘acoso’ del RS, toca pasar por la gasolinera para repostar porque se ha desfondado en sentido literal. A pesar de que anuncia un consumo medio una décima inferior al homologado por el TSI del Octavia, en nuestro recorrido de pruebas ha dejado claro que su tetracilín­drico es más ‘tragón’ que el dos litros de Skoda a pesar de girar más alto.

Hora de decidir

Pero así es el RS, capaz de poner en entredicho al espléndido Giulia Veloce con su increíble equilibrio general, y eso que el Alfa Romeo tiene los encantos de la belleza y de la agilidad a costa del espacio y del dinero. Como se suele decir, no se puede tener todo en esta vida…

Los incondicio­nales deben saber que los ESP de ambos no se desconecta­n del todo

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SE PUEDE MEJORAR… La boca de carga del maletero del Alfa es muy estrecha. Eso sí, el tapizado es buenísimo. INMENSIDAD. Tanto el portón como un mayor volumen dan la victoria de la funcionali­dad al Octavia.
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MODERNIZAD­O. Skoda sigue recurriend­o a la letra c para la iluminació­n de sus pilotos traseros.
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