QUE LLEGA EL 'BICHO'
Mejorar lo inmejorable. Eso es lo que ha conseguido Bugatti con el Chiron. No, no es una evolución del Veyron, es un deportivo que le supera en todos los aspectos… Y nosotros ya lo hemos probado #
Si recuerdas, a principios de año nos desplazamos hasta el lugar más cálido del planeta, el Valle de la Muerte, al sureste de California, para presenciar los test extremos que los ingenieros de Bugatti realizaban sobre unidades preserie del Chiron. En aquella ocasión, me quedé a las puertas de descubrir todo el potencial que escondía el que ya ha sido catalogado por muchos como el coche más bestia de la historia del automóvil. Un calificativo que seguro que se me queda corto...
Sí, soy consciente de que los nervios sean quizá quienes hablan por mí, pero es que no todos los días se tiene la suerte de repetir experiencia –aunque la primera fuera como copiloto– en uno de los vehículos más extravagantes y vanidosos que ha dado el automovilismo moderno… con el permiso del McLaren P1, del Lamborghini Veneno, del Porsche 918 Spyder o del Ferrari LaFerrari.
Sin palabras
Modelos que entrarán por méritos propios en los anales de la historia, pero que quizá no tengan toda la repercusión que ya ha conseguido el Chiron. El 'Superbug', como le han bautizado algunos de mis colegas ingleses durante la presentación realizada por las carreteras de Portugal –en un claro juego de palabras con la palabra bicho–, representa el antiguo deseo de riqueza y vanidad del ser humano.
Metafóricamente hablando, los 1.500 caballos del Chiron vendrían a ser igual de ostentosos que las 700 habitaciones del Palacio de Versalles y los más de 2,5 millones de euros que cuesta adquirirlo –de una tirada limitada a 500 unidades de la que ya se han 'colocado' 200, entre los cuales está el de CR7–, son tan descabellados como el haber contratado a un artista para que se pasara cuatro años pintando sobre una bóveda la imagen de Dios y Adán rodeados del resto de sus ángeles… ¿No?
Más allá del colorismo o la vistosidad que desprende su figura externa, y del cuidado o el mimo para haber colocado cada detalle de su habitáculo, lo que capta ➥
De las 500 unidades previstas, Bugatti ya ha colocado 200, entre ellas la de Cristiano Ronaldo
la atención de nuestros ojos es una palabra: 'ENGINE'. Situada sobre uno de los múltiples comandos azules que monta el volante, este término –que significa motor en inglés– adquiere una nueva dimensión en el Chiron. Porque mejorar el excelente rendimiento de su predecesor, el Veyron Super Sport, no era una tarea sencilla.
De hecho, como bien explica el jefe de desarrollo del modelo Jachin Schwalbe, el pensamiento inicial para dar vida al Chiron fue realizar un restyling mecánico de lo visto en el Veyron. No obstante, desde el primer instante en el que se pusieron manos a la obra, todo el mundo se percató que, pasar de los 1.200 a los mencionados 1.500 caballos de potencia, iba a requerir más esfuerzo que una simple actualización.
Así, no es de extrañar que un tercio del entramado mecánico del Chiron sea completamente nuevo: desde la centralita hasta los turbocompresores, con cuatro nada menos que han aumentado su tamaño, sin olvidar el sistema de escape de titanio. Elementos a los que también acompañan neumáticos desarrollados ex profeso, llantas, transmisión, frenos, suspensión... E incluso una inédita insignia metálica de Bugatti, pintada a mano y colocada sobre la parte trasera, denota que no estamos ante una actualización.
Lo único que se mantiene intacto es el exquisito W16 de ocho litros sin el que Chiron no sería un Bugatti moderno. Pulse el botón de arranque y descubrirá que no solo está ante una cara bonita. Sí, puede que no suene con la finura de un bloque alemán, ni que sea tan hilarante como el aullido de los propulsores italianos, pero el 'flojo' borboteo de sus escapes mientras la aguja se queda inmóvil en las 650 revoluciones le extrapolará a otra dimensión.
Visto y no visto
Al volante, sea consciente de que usted podrá llegar la lugar que escoja con pasmosa facilidad a poco que encuentre una recta asfaltada. La última vez que me subí a un Veyron, marqué un récord personal de 331 kilómetros/hora, justo 90 me- ➥
Un tercio de sus componentes mecánicos cambia; sólo se mantiene el W16 de ocho litros
nos de lo que promete el actual Chiron. Una velocidad punta que todavía puede evolucionar, pues la intención de los chicos franceses es romper el récord mundial, para lo cual están convencidos de que su 'bestia' puede llegar a los 450 kilómetros/hora con relativa facilidad.
Ahora bien, para lograr el estadio de velocidad más alto, primero, es necesario activar la segunda llave de contacto –sí, como si de un lanzacohetes se tratara–; y, segundo, conectar el modo Top Speed del selector de modos situado a la izquierda del volante.
El sonido bronco de los 16 cilindros y 32 inyectores retumbará en el habitáculo, mientras que el alerón trasero adaptable se colocará en su posición más baja. Como detalle, cabe destacar que este spoiler es el único del mundo que es capaz de variar el coeficiente aerodinámico del vehículo, pudiendo pasar de un Cx de 0,59 a uno de 0,35, con el que logra sus prestaciones más salvajes: 2,3 segundos para llegar a los 100 desde parado, 6,5 para los 200 y 13,5 para el 0-300. Pero el Chiron no es sólo velocidad. La dirección ahora es más ágil y precisa mientras que el chasis 'olfatea' el pavimento ofreciendo unas reacciones mucho más nobles y contundentes que el anterior Veyron. Y cuando uno quiera detenerse, basta con hundir el pie en el freno, que las enormes 'paelleras' carbocerámicas se encargarán de hacer el resto.
Una segunda llave activa el modo Top Speed, alcanzando así los 420 por hora