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El Compass vuelve a la gama Jeep lleno de buenos argumentos pero con uno que lo diferencia de sus competidores: puede ser un verdadero todoterreno, como todos los modelos de la gama Jeep
El Compass fue toda una revolución en la marca en su lanzamiento, ya que se convirtió en el primer Jeep sin reductora y con suspensión independiente en las cuatro ruedas, un 'sacrilegio' para los más puristas. Ahora, en su segunda generación y con la perspectiva del tiempo y los cambios en el mercado, ofrece variantes que se adaptan a casi todas las necesidades de cualquier 'jeepster', incluso de los más aventureros.
Tres tracciones, tres alturas
La plataforma es la misma del Renegade pero con una mayor distancia entre ejes, exactamente siete centímetros, aunque la diferencia total de longitud entre los dos modelos es de 14 centímetros. El diseño del Compass se acerca más al del Grand Cherokee, tanto por fuera como por dentro, con un buen espacio en todas las cotas para los pasajeros.
El Compass está disponible, en función de la motorización, con tres sistemas de tracción: delantera, 4x4 y 4x4 con reductora. La altura libre al suelo con cada uno de estos sistemas es de 18, 20 y 22 centímetros respectivamente. Los 4x4 sin reductora cuentan con cuatro programas de conducción para el Select-Terrain, el sistema que controla la electrónica.
La gama de propulsores es prácticamente la misma que en el Renegade, con bloques conocidos y eficientes y dos ca-
jas de cambio, manual de seis relaciones y automática de nueve, ésta de serie con los motores más potentes. Hemos podido probar los Diesel más poderosos y ofrecen un excelente rendimiento aunque su sonoridad es algo elevada.
El equipamiento de ayudas a la conducción incluye todos los elementos más actuales y no se echa en falta nada, además de ofrecer muchas posibilidades de personalización tanto exterior como interior y cuatro niveles de acabado.