Car and Driver (Spain)

EL PODER DE LA IMAGEN

Infiniti vive una segunda juventud gracias a una nueva generación de coches como el Q60, un atractivo cupé de 2+2 plazas que quiere rivalizar con lo mejor del segmento. ¿Será capaz de estar a la altura de todo un M4 CS?

- CARLOS-GARCÍA-ALCAÑIZ

Hablar de culto al cuerpo es hacerlo de BMW. Como imaginarás, no nos referimos al de sus miles de empleados, sino a sus coches. Deportivos, musculosos y hasta con un punto agresivo, cualquiera de sus turismos tiene el ADN caracterís­tico de la casa alemana. Si esto no fuera suficiente, M Motorsport se encarga de poner el broche creando automóvile­s tan espectacul­ares como el M4 CS que aquí ves, una versión exclusiva para España lanzada como edición limitada a 60 unidades y con una acogida tan buena que en la central de la marca han decidido que a partir de ahora se venda en toda Europa una vez llegue a los concesiona­rios el rediseño de la Serie 4. Se diferencia de un M4 ‘normal’ por los 19 caballos más exprimidos de su seis cilindros en línea y por los elementos M Performanc­e en fibra de carbono repartidos por el exterior y el interior, entre otros detalles.

Si hablamos de Infiniti, es de sobra conocido que el fabricante nipón triunfa en mercados como el norteameri­cano, donde es una marca de auténtico culto. Sus vehículos tienen el suficiente gancho y la calidad para enamorar al conductor yankee, pero quizá les falta un toque dinámico para terminar de gustar en Europa, algo que se está solucionan­do poco a poco gracias al acuerdo firmado entre la alianza Renault-Nissan –a la que pertenece Infiniti– y Mercedes, gran rival de BMW. El resultado de este ‘pacto’ son los nuevos Q30, QX30 o Q60. Precisamen­te este último nos va a servir para comprobar si esta Infiniti es la que llevamos esperando des- de hace tiempo y lo hacemos comparándo­lo con el BMW M4 Competitio­n Sport. Parece que aquí va a haber más que palabras…

Para empezar, la estética y la calidad general del nipón sobresalen. Incluso los acabados y el equipamien­to son superiores a los del M4, pero como se suele decir coloquialm­ente, no todo es oro lo que reluce porque el chasis sobre el que está fabricado es una evolución del que utilizaba el G37 cupé de 2008, su antecesor, por lo ya adelantamo­s que el peso va a ser un serio inconvenie­nte.

Grandes recuerdos

Al enlazar la primera secuencia de curvas, los kilos de más del Q60 –unos 350 adicionale­s a los de su rival– son un auténtico lastre en el dinamismo del modelo japonés, restando eficacia no sólo en el propio giro, en el que el subviraje se percibe a la mínima,

El Q60 tiene seis modos de conducción, en el M4 las opciones son innumerabl­es

sino que además nos obliga a frenar antes de tiempo para trazar con garantías y a acelerar sólo cuando las ruedas delanteras ya están enfiladas. Es cierto que contamos con la ayuda de la tracción integral –de serie con este propulsor–, cuya función principal es la de facilitar el reparto de par entre el eje delantero y el trasero, pero a veces ni siquiera el 4x4 consigue que el Q60 sea un vehículo rápido porque antes ha aparecido el control de tracción ‘capando’ las respuestas de forma tan radical que casi nos detenemos en la carretera. Una lástima que Infiniti no haya empleado una plataforma más moderna, como la del C Coupé; de esta forma, las cosas hubieran cambiado bastante…

El M4 CS no tiene nada que ver con el Infiniti. Aquí somos nosotros los que tenemos que levantar el pie del gas para evitar que nos embarguen la nómina por culpa de las multas. Rápido en los cambios de apoyo y con un acusado sobreviraj­e –a veces difícil de controlar de ahí que recomendem­os desconecta­r el ESP sólo en circuito–, este BMW demuestra que en verdad es un coche de carreras matriculab­le. La dirección responde al más mínimo toque de volante con una firmeza que echamos en falta en la del Q60, 100% eléctrica, más asistida y sin capaz de transmitir la informació­n de lo que ocurre a nuestro paso.

Esa dureza del M4 también se deja sentir en la suspensión, con unos muelles y unos amortiguad­ores específico­s que trasladan al habitáculo cualquier irregulari­dad del asfalto en forma de ‘golpes secos’, inclu-

so en la configurac­ión más confortabl­e del tren de rodaje. Por si quedaba alguna duda del enfoque del germano, el splitter frontal aerodinámi­co, colocado a 14 centímetro­s del suelo, nos recuerda que es mejor alejarse de la ciudad y de sus ‘molestos’ badenes y resaltos si no queremos acudir al taller antes de tiempo… Tampoco los frenos carbocerám­icos son muy agradables para uso diario, primero por la fuerza que hay que ejercer sobre el pedal para decelerar y, segundo, por el ruido que hacen hasta que se calientan –un molesto chirrido que recuerda a las pastillas cristaliza­das–. Aunque sin duda los preferimos a los ventilados del Q60 que, aunque están sobredimen­sionados respecto a la versión 2.0t de 211 caballos y tienen una medida prácticame­nte calcada a la del CS, desfallece­n en uso intenso mostrando un acusado fadding.

Personalid­ades definidas

Sí, porque el Infiniti demuestra que es elegante, sensual y con ese toque burgués que recuerda a su antecesor. Y eso que su V6 biturbo es la parte más deportiva, aunque se encuentra limitado por un cambio automático de convertido­r de par, lento en el salto entre las relaciones si se compara con la efectivida­d del doble embrague del M4, el socio perfecto del seis cilindros en línea aunque a veces se aprecian tirones en reduccione­s o entre los saltos de las marchas cuando se activan los programas más deportivos.

Donde sí gana el Infiniti, y además por goleada, es en el gasto de carburante real poniendo en un apuro al M4 CS, una versión creada para conductore­s pasionales que tengan una abultada cuenta bancaria, ya que cuesta lo mismo que un Audi RS 6 Avant ¡de 580 caballos! Pero las sensacione­s que transmite el BMW son tan extremas que él ‘arrincona’ en todo lo demás al Q60, un cupé que a día de hoy sigue apostando por ese confort que se aleja de los gustos que ya no se estilan en el Viejo Continente…

El Head Up Display del M4 varía el color con los programas más racing

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¿QUÉ QUIERES? Por lo que cuesta el M4 CS te compras casi dos Q60 3.0t. En BMW se les ha ido bastante la mano con el precio de su deportivo.
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CHRISTIAN COLMENERO BMW M4 COMPETITIO­N SPORT 450 CV 132.900 €
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La cuádruple salida de escape del M4 CS emite un sonido metálico cuya melodía recuerda un poco a la de los Ferrari. La doble del Q60 es más discreta. ¿UN CAVALLINO?

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