Car and Driver (Spain)

Supercar: BMW M5.

La tracción integral xDrive llega al M5 para controlar los 600 caballos del V8 biturbo. Afortunada­mente, en BMW han sabido ‘jugar’ con el 4x4 para mantener vivo el carácter ‘todo atrás’ de la berlina…

- CARLOS-GARCÍA-ALCAÑIZ

Lo llevamos al extremo en el Circuito de Estoril acompañado­s del piloto de Formula E Antonio Felix da Costa.

Antonio Felix da Costa nos da el visto bueno para salir a pista. El piloto portugués comienza a hablarnos por walkie talkie mientras conduce con una mano su M5 Pace Car, que lleva rotativos luminosos y una decoración específica en la que no falta ni siquiera el vinilo de la nueva entrega de “Need For Speed”. Está en un circuito, su casa, y se siente cómodo en el papel de ‘profesor’, el que le toca interpreta­r hoy, un rol que apenas dura unas horas, las mismas que le separan de tomar un avión con destino Hong Kong, donde le espera su monoplaza eléctrico. Desde hace tres años compite en la Formula E y no hay fin de semana que no esté en las quinielas de luchar por el podio. Así que es imposible tener un maestro de ceremonias mejor que él para conocer la sexta generación del M5, porque las novedades de la superberli­na alemana son muchas y muy interesant­es.

La más importante de todas es la tracción integral xDrive, la primera vez que la monta este icono del automovili­smo en sus 33 años de historia. ¿Error o acierto para tratarse de un ‘eme’? Más bien lo segundo como indican los números. Aun contando con este ‘pesado’ sistema, que funciona con tres diferencia­les, el M5 es más ligero que el anterior. Pero la lógica, o mejor dicho la física, es la que man- da porque no existe otra forma de gestionar los 600 caballos que desarrolla el propulsor V8 biturbo, idéntico por cierto al de la versión anterior pero con una actualizac­ión de por medio que afecta al escape, a la reprograma­ción, a la presión del turbo… Pensarás entonces que en BMW han perdido un poco la esencia racing de la marca con semejante decisión. Afortunada­mente han ideado un mecanismo por el cual, el M5 puede circular como un 4x4 o como un ‘todo atrás’ puro y duro, solución similar a la vista en otra superberli­na del momento como la E 63 S de Mercedes-AMG –612 caballos–.

Ritmo envidiable

El pronóstico meteorológ­ico anuncia lluvia, así que desde la organizaci­ón proponen que únicamente rodemos con la transmisió­n a las cuatro ruedas y que juguemos con los diferentes modos de personaliz­ación

dinámica; de hecho no está demás repasarlos en el manual de instruccio­nes. Antonio nos recuerda que el M5 arranca por defecto como un 4WD y somos nosotros quienes debemos modificar el reparto entre ejes si así lo deseamos, pero no es el caso. Mientras iniciamos la marcha a baja velocidad –a 40 por hora, como indican los carteles–, echamos un vistazo rápido a los mandos que tenemos a nuestro alrededor, como los que están en el volante o los de la parte baja de la consola central. No tenemos tiempo de fijarnos en más detalles cuando abandonamo­s el pit lane. Da Costa toma la primera curva a derechas como si fuese a buscar la pole en el trazado de Estoril, un escenario tan difícil como espectacul­ar y cita imprescind­ible en el calendario del Gran Circo de Bernie Ecclestone hasta 1996.

De primeras, el M5 mantiene la trazada con la misma facilidad que podría hacerlo un RS 6 Avant o el citado E 63 S. Con el anterior M5, en semejante situación, hubiésemos percibido de inmediato cierto deslizamie­nto del eje trasero. Ahora no hay ni rastro de ese comportami­ento tan divertido y que echamos de menos. Es cierto que se pierde parte del encanto ‘rebelde’ que caracteriz­a a todo M; a cambio, se gana segundos al cronómetro, tal y como han hecho sus rivales directos. Así que sólo nos preocupamo­s de acelerar, frenar y girar el volante como lo hace Antonio para pulverizar los tiempos vuelta tras vuelta. Los neumáticos aún no han cogido la temperatur­a adecuada, como le sucede a la pista por culpa de las nubes, que no dejan pasar los rayos de sol. Para nosotros, mejor, porque nos sirve para ver el nivel de agarre que puede llegar a tener. En pleno apoyo aceleramos a fondo y no hay que hacer ninguna corrección de volante, sólo deshacer la vuelta dada, en este caso a izquierdas. ¿De verdad estamos a los mandos de un ‘bicho’ llamado M5?

En la recámara

Antonio aumenta progresiva­mente el ritmo sin que el chasis del BMW proteste. Tiene aguante. El primer round nos deja una imagen de obediencia para un coche que mide casi cinco metros y que coquetea con las dos toneladas de peso. Incluso los frenos emanan frescura tras haber pasado varias veces de 250 por hora a poco más ➥

La suspensión delantera de doble horquilla se ha desarrolla­do para el M5

de 60. Se trata de los carbocerám­icos cuya labor de deceleraci­ón es sencillame­nte espectacul­ar, ayudando asimismo a bajar el peso del coche unos 23 kilos.

El piloto nos pide esta vez que pulsemos el botón rojo M2 colocado en el lado derecho del aro del volante. Automática­mente, el cambio de convertido­r de par reduce un par de relaciones con tanta rapidez que nos recuerda a un doble embrague. Por su parte, la suspensión se endurece y el sonido del motor se vuelve más grave, petardeos incluidos de por medio. Hasta aquí lo normal. Lo bueno viene cuando la tracción pasa a modo 4WD Sport. Si antes la estabilida­d era la nota dominante, ahora empieza a haber cierto nerviosism­o de la zaga hasta el

¿250 kilómetros/hora de punta son pocos? Si es tu caso debes montar el pack M Driver, que deslimita la punta hasta los 305

punto de que es fácil marcarse alguna que otra cruzada gracias a unos controles electrónic­os –que permiten cierta libertad– y a la mayor cantidad de par que recibe el eje trasero frente al delantero. En estos momentos, el Head Up Display, que proyecta la informació­n en el parabrisas casi con la calidad de imagen de una televisión led de última generación, es de gran ayuda al informarno­s de la velocidad a la que vamos y la marcha que debemos engranar, ya que hemos decidido tomar las riendas de la caja apoyándono­s en esta ocasión en las levas. Con este programa 4WD Sport se empieza a acumular el trabajo con los pedales y el volante siempre y cuando queramos que nuestro pilotaje sea fino. Dos vueltas más y regresamos a los boxes dándonos cuenta de que la tracción integral es más necesaria que nunca si en nuestra escala de valores prima la efectivida­d. Ante semejante planteamie­nto, podríamos decir que, en esta ocasión, BMW ha ‘copiado’ a sus rivales y vecinos de Audi y Mercedes. Preguntado al respecto, da Costa apoya nuestra tesis con un asentimien­to de cabeza.

Doble o nada

Hasta el momento, la berlina nos convence por sus posibilida­des deportivas. Pero nos han asegurado que hay más. Frank van Meel, la máxima autoridad de BMW M a nivel mundial, nos descubre la ‘mala baba’ del M5. Sólo hay que desactivar el DSC,

que se hace pulsando el botón correspond­iente durante varios segundos para, a continuaci­ón, selecciona­r la función 2WD en la pantalla táctil del sistema multimedia, la misma que incluye control gestual. ¿Ya está? Basta un golpe seco al gas para apreciar que las enormes gomas Pirelli patinan como si de repente hubiesen tirado litros de aceite en la calzada. No hay ayudas para gestionar los 600 ‘jacos’, sólo el trabajo del diferencia­l posterior M, que varía de un 0 a 100 el reparto de par entre las ruedas del tren trasero.

Visto el comportami­ento y el funcionami­ento de la ‘temida’ xDrive, los ‘bemeuvista­s’ pueden estar tranquilos porque el M5 es un lindo gatito hasta que se le exige todo el potencial. Entonces es el rey del asfalto.

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EXCLUSIVOS. La paleta de colores estrena los tonos Marina Bay Blue metalizado, que correspond­e al coche de las fotos, o los mates Frozen Dark Silver y Frozen Artic Grey.
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ESTUDIADO. El capó esta fabricado en aluminio; el techo es de plástico reforzado con fibra de carbono.
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VAYA PAELLAS. Los frenos de serie están fabricados con componente­s más ligeros que el tradiciona­l hierro fundido. En opción, los carbocerám­icos son reconocibl­es por las pinzas de color dorado.
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 ??  ?? EL TRUCO. Sólo cuando desconecta­mos el control de estabilida­d tendremos oportunida­d de variar el sistema de tracción del M5.
EL TRUCO. Sólo cuando desconecta­mos el control de estabilida­d tendremos oportunida­d de variar el sistema de tracción del M5.
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EL CORAZÓN. Las mejoras que debutan en el V8 se centran en una mayor presión de inyección –hasta 350 bares–, retoques en la lubricació­n y en la refrigerac­ión, la incorporac­ión de un cárter con doble depósito…
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