Cara a cara: BMW X5 y Range Rover Velar.
Hasta hace poco, un coche de lujo era una gran berlina de tres volúmenes. Eso ha cambiado con la llegada de los SUV; incluso este segmento se esta redefiniendo como demuestran X5 y Velar
Mucho que decir dentro y fuera del asfalto.
Parece que la evolución de los SUV no va a dejar de sorprendernos, no sólo en cuanto a tamaño, también con siluetas de todo tipo. El Range Rover Velar ha llegado para redefinir las proporciones de las variantes de más alto nivel, hasta ahora los más grandes y aparatosos. Con su elegante diseño y una altura muy por debajo de lo habitual, ha cambiado la imagen de estos mastodontes.
Habitáculos de primera
Lo primero que sorprende en estos dos modelos es su nivel de calidad, tanto en los materiales como en las terminaciones. Aquí el Velar vuelve a resultar espectacular por su diseño y por la utilización de tres enormes pantallas, una en el cuadro de instrumentos y dos táctiles en la consola central, sin apenas interruptores.
El espacio es muy similar en los dos, a pesar de que el Range Rover es 10 centímetros más bajo que el BMW, pero en altura y cota longitudinal del interior, las cosas están muy igualadas, con una ligera ventaja en anchura para el Range. La diferencia principal está en la postura de conducción, más elevada y ‘típica’ de un SUV en el BMW, al que hay que ‘subirse’. El Range queda mucho más cerca del suelo, algo que sorprende porque mantiene la excelente sensación de visibilidad que tienen en común todos los Range, aunque con un punto de visión menos elevado.
Mandan los Diesel
En esta categoría, el paso hacia la gasolina todavía no es tan evidente como en otros segmentos más asequibles. Los dos recurren a motores de gasóleo de seis cilindros,
El X5 explota la rotundidad deportiva de su diseño con unas proporciones poderosas
longitudinales en el BMW y en ‘V’ en el Range. La cilindrada es la misma en los dos pero el inglés consigue 42 caballos más de potencia y 13,1 kilográmetros de par extra, pero es de justicia decir que hay un X5 40d con la misma cilindrada y 313 caballos del que no pudimos disponer. Los dos van acoplados a excelentes cajas automáticas de ocho relaciones.
El rendimiento de ambos es espectacular y al volante es casi imposible notar la ligera ventaja del Range con el cronómetro, a pesar de ser más potente y ligero, con unas aceleraciones y recuperaciones instantáneas y contundentes.
El propulsor del BMW se muestra más parco en consumo y, durante el tiempo que hemos podido conducir estos rivales, el alemán ha hecho 1,5 litros menos de media que el Range, que casi siempre ha estado muy cerca de los 10 litros de consumo combinado. El depósito del Range también es casi 20 litros más pequeño que el del BMW, lo que obliga a parar más veces para repostar.
La suspensión neumática con cinco niveles de altura –tres seleccionables por el conductor– y los amortiguadores adaptativos son de serie en el Range, mientras que el BMW puede disponer únicamente de muelles de aire en el eje trasero y dentro de una opción que también incluye los amortiguadores de dureza regulable.
Los dos ofrecen varios programas de conducción para asfalto que van asociados a los reglajes de dirección motor, cambio, suspensión y controles de tracción y estabilidad. Las diferencias más importantes entre ellos se aprecian en la respuesta del acelerador porque las suspensiones son
El Velar ha definido unas nuevas pautas en diseño y estilo entre los SUV de lujo
➥ cómodas, incluso en los modos de conducción Sport y Sport+ del BMW y Dynamic del Range.
Nuestro X5 llevaba la opción de llantas de 20 pulgadas con neumáticos 275/40 delante y 315/35 detrás, un calzado casi excesivo, mientras que el Velar montaba unas enormes llantas de 22 con cubiertas 265/45 en los dos ejes. Las ‘gomas’ del X5 repercuten en la comodidad al pisar pequeñas irregularidades, produciendo una reacción muy seca, mientras que el Velar filtra mejor todo lo que pasa bajo sus ruedas. Los dos sorprenden por su
extraordinaria agilidad a pesar de su tamaño y peso, pero la menor altura del Range y su dirección más rápida, con 2,6 vueltas y menos diámetro de giro frente a las tres vueltas del BMW, parece que le dan un toque más deportivo a la hora de moverse en carreteras en las que hay que ir enlazando curvas.
El Velar no lleva reductora ni en opción pero el excelente par, el cambio automático, la suspensión neumática con una altura libre de hasta 25,5 centímetros y los tres programas de conducción para campo suplen esa carencia. El X5 nunca ha tenido reductora y tampoco cuenta con programas para conducción fuera del asfalto, sólo control de descenso con unas limitadas aptitudes en campo.
Atención al precio
Nuestro Velar era un First Edition, es decir, la serie limitada de lanzamiento con el equipamiento más alto sin opciones posibles, sólo la pintura metaliza normal y la gris mate de nuestra unidad, valorada en 8.198 euros, aunque hay un Velar con este motor desde 73.600 euros. Hemos tratado de igualar el equipamiento del X5 con el del Velar y el resultado han sido unos 110.000 euros, pero aún así el BMW no puede llevar la suspensión neumática en las cuatro ruedas, los programas de conducción para campo, el Wade Sensing –medidor de profundidad de vadeo–, el ATPC –control de crucero para campo–, los faros láser, la pintura bicolor o las pantallas de 12,3 pulgadas.
El Velar ofrece unas prestaciones sorprendentes en campo y también en asfalto