Mercedes Clase A.
Mejora la calidad.
Dos generaciones con un formato monovolumen que no dieron el resultado comercial esperado fueron los antecedentes de una tercera fase, ya como un turismo compacto 'tradicional', que ha permitido rejuvenecer la clientela de Mercedes. Ahora llega su cuarta entrega para superar las carencias del antecesor, con un derroche de tecnología y equipamiento desconocidos hasta ahora en un modelo de este tamaño. Su diseño no cambia radicalmente pero sí lo suficiente para tener un aspecto muy diferente a lo que tenemos en mente. Crece en todas las cotas: es 1,2 centímetros más largo, 1,6 más ancho y seis milímetros más alto, con tres centímetros más de distancia entre ejes, lo necesario para ganar espacio para los pasajeros de la parte trasera y mejorar su acceso. El habitáculo también es superior en todas las cotas, desde la anchura para los hombros hasta la altura, así como el maletero que ahora llega a los 370 litros, 29 litros más que en el anterior.
Diseño tecnológico
El interior del Clase A resulta espectacular, con el gran panel de instrumentos compuesto por dos pantallas de 10,5 pulgadas, una para la instrumentación, configurable por el conductor, y otra para el sistema multimedia, ambas unidas bajo la misma cubierta. En las versiones más básicas, las pantallas son de siete pulgadas o de siete y 10,5, pero separadas por
una carcasa negra que las delimita con un efecto menos espectacular. El control del sistema multimedia ahora se hace en la propia pantalla, ya que por primera vez es táctil pero, también, a través del control situado en la consola central y que asimismo consta de una superficie táctil en lugar del conocido mando giratorio. Todo se puede controlar con la voz, sin necesidad de pulsar ningún interruptor. Basta con decir "Hola Mercedes" para dar órdenes vocales sin que apartemos la vista de la carretera.
Plataforma inédita
El recién estrenado Clase A también recibe una nueva plataforma y, por primera vez tendrá dos tipos de suspensión trasera, como ya hacen otras marcas en este segmento –caso de VW–. La destinada a los propulsores menos potentes monta un sistema semiindependiente con un eje torsional y la más sofisticada es independiente, de cuatro brazos. La elaborada se reserva para las variantes prestacionales y las futuras versiones de tracción total, pero también si se pide la opción de llantas de 19 pulgadas o el sistema de amortiguación regulable, sea cual sea el motor elegido.
En España hay disponibles dos tipos de suspensión, la de serie, que se llama 'confort con altura rebajada' y que en Alemania es opcional ya que deja la carrocería 1,5 centímetros más cerca del suelo que la realmente básica, que no se comercializa aquí. La más sofisticada es la de amortiguadores de dureza variable, asociada a los diferentes modos de conducción.
Mejorar la rigidez torsional del anterior Clase A ha sido uno de los objetivos de los ingenieros de Mercedes, no sólo para garantizar la mayor seguridad en caso de accidente, sino también por comodidad. Una carrocería más rígida permite eliminar ruidos parásitos y vibraciones, lo que repercute en el confort de marcha. Los responsables de la marca aseguran que es mucho más silencioso que su antecesor y lo es, pero en el nuevo Clase A se sigue apreciando el sonido del motor, especialmente el Diesel, y los ruidos de rodadura, además de los aerodinámicos, sobre todo, los procedentes de los retrovisores.
Más cómodo, más equipado y más ágil, todo es 'más' en el nuevo Clase A
Este Mercedes ya está a la venta en sus dos primeras versiones, 200 y 180d. El primero es el gasolina de 1.3 litros y cuatro cilindros desarrollado junto con Renault y que cuenta con un sistema de desconexión de los cilindros dos y tres para reducir consumo cuando no se solicita toda su potencia. El segundo es el conocido Diesel 1.5 litros de Renault, convenientemente 'retocado' por Mercedes. En verano llegará el 250 de 224 caballos, con tracción delantera y también con cambio automático de siete relaciones como equipamiento de serie.
Cambio radical
Hemos probado el 200 y el 180d con el cambio automático de doble embrague y siete relaciones, un elemento que, de momento, es obligatorio hasta que, en verano, lleguen las cajas manuales. El gasolina es mucho más agradable, silencioso y con una respuesta contundente y más acorde con un compacto de alto nivel y con un excelente bastidor como el del nuevo Clase A. El Diesel se que- da algo 'corto' de nervio y capacidad de respuesta y hay que acostumbrarse a ello, principalmente a la hora de hacer adelantamientos un poco justos. La caja de doble embrague funciona a la perfección, es rápida y suave, sin tirones, ni siquiera en maniobras. Para cambiar de forma manual hay que hacerlo con las levas, ya que la palanca del cambio es pequeña y va situada en la columna de la dirección, como en el resto de los Mercedes.
Ahora el Clase A es un coche realmente cómodo y no por ello ha perdido agilidad o el toque deportivo que se espera de un compacto de esta categoría. La dirección tiene un tacto perfecto, con 2,5 vueltas de volante entre topes y una excelente precisión. El equipamiento de ayudas a la conducción incluye elementos de las Clases E y S y puede ser realmente espectacular.